Hablando de los aumentos salariales que se estàn negociando a sol y a sombra,
el benemérito Daniel Funes de Rioja se despachó con una de sus frases matadoras:
...
"El más directo fue ayer
Daniel Funes de Rioja, en su calidad de representante de
Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), al afirmar que la posibilidad de tener que pagar el 30% es directamente
"inviable"
...
Justo de esa palabra quería hablar con los "empresarios", cuyas opiniones resume Don Rioja con la mayor crudeza.
Hablemos de lo que llamaré "El índice Casancrem": hace cuatro años, meses más, meses menos, el consabido pote de Casancrem costaba 4,95 $ (parece un chiste ¿no?). Ahora ese mismo producto cuesta, según
este lugar, 14,49 $.
Es ésto lo que a mi me parece inviable. Porque de 4,95 $ a 14,49 $ tenemos un aumento del 192,73 %. He aquí el tema.
En el medio no ocurrió ninguna catástrofe climática en el país, una guerra civil o nuclear, no hubo sequías inmensas y prolongadas que dieran al traste con la producción agrícola. Los factores de producción están intactos, esto es, no hubo descalabros que cambiaran radicalmente el modo en que se obtienen las materias primas y tampoco los procesos industriales, debido a los factores mencionados, se mantienen intactos.
Sobre el "aumento" de la materia prima nada tienen que decir porque al tambero le pagan chaucha y palito,
tal como se pude comprobar.
Entonces ¿cuál es el motivo de este enorme aumento, este sí, inviable?
Ahí nomás saltará la respuesta mediática "la política social del gobierno, el gasto público, la disciplina fiscal y bla, bla, bla. que generan inflación y bla bla bla".
Me gustaría pensar que al menos nos vamos a tomar dos minutos antes de apretar "play" en el botón que indican los medios neoliberales. Digo, porque esas respuestas atávicas son lugares comunes que no explican ni un poco 192,73 % de aumento en un producto como el Casancrem.
En principio hay que señalar una verdad de perogrullo: los precios no los coloca el gobierno. Los precios son estipulados por los formadores de precios. Esos formadores de precio que le garpan al tambero 1,70 $ por litro de leche. Por lo que, en el Casancrem antes citado, la incidencia del precio de un litro de leche es del 11,73 % (hay otros procesos industriales involucrados en el Casancrem por lo que la incidencia debería analizarse con más cuidado, pero en cualquier caso la incidencia treparía a no más del 13 %). ¿ Y el resto? Ahí tendríamos que poner el componente impositivo que consiste en gravar el precio del producto con un 21 % (IVA que generalizó Cavallo, por si no lo recuerdan), el impuesto más regresivo que conozco por otra parte. Por lo que el precio sin IVA sería más o menos 12,05, por ahí. Usemos ese precio sin IVA como base y tendremos entonces que el precio del litro de leche tiene una incidencia de del 14,11 %. O sea, poniéndolo al revés, que del precio del litro de leche al precio sin IVA del casancrem hay un aumento del 608,82 %. ¿Qué tul?
Ahora nos informamos que l
a incidencia de la mano de obra en la cadena de productos lácteos es del 12 %, con una salvedad: la cantidad de operarios no ha aumentado desde hace diez años, cuando se procesaban 8.500 millones de litros. Con la misma cantidad de empleados se procesan hoy 12.000 millones de litros. O sea, que la mayor productividad absorbe los aumentos en los costos de la mano de obra. Entonces, pongámosle que ese porcentaje sea del 10 % considerando el aumento de productividad.
Ese 10 % más el 14,11 % del precio del litro de leche (a groso modo claro está) nos da como resultado un 24,11 % del precio sin IVA. ¿Y todo lo que queda?
Veremos entonces que ni los tamberos ni los laburantes de la cadena de producción de lácteos tienen una incidencia desisiva sobre el precio de los productos finales.
Aquí deberíamos extendernos acerca de la cooptación de la cadena de producción, de monopolios, oligopolios y cartelización pero no me da la cabeza ¿vio?
Sin duda mis cálculos son bastante malos y además hay factores que no tomé en cuenta.
Pero estos razonamientos básicos alcanzan para mostrar que el problema no es el salario y que tampoco es el productor.
Con lo que damos por tierra con los argumentos de Funes de Rioja sobre la pretendida "competitividad". No es por el lado de la reducción de sueldos o disminución del porcentaje de aumento por donde se mejora la competitividad. Tampoco esquilmando al productor para que venda su producción por nada.
Quizás limitando la voracidad de los "empresarios" algo cambiaría.
Lo que es "inviable" es que los empresarios se queden con tan brutal porción de la torta.
Y quitando el IVA, eso también, al menos a los productos de primera necesidad. Si querés un BMW pagá IVA, ponele. Si comprás un litro de leche no.
Añado: si alguna vez alguien se decidiera a indagar y sincerar los costos reales de los productos que comercializan los formadores de precios, menuda sorpresa nos llevaríamos.