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¿Sabés cuál es la pesada herencia? Nosotros, los orejones del tarro, los nadies que decidieron ponerse de pie y ahora no aceptan volver a arrodillarse.
Llevamos tatuada la herencia maldita de una voz que se reconoció como propia y no está dispuesta a comprar espejitos de colores, incluso arriesgando la convivencia con otros orejones del tarro que por esos juegos de espejos y escenografías creyeron que su destino era la portada de la revista Caras.
Somos lo peor que le puede pasar a un gobierno que aspira a la omnipotencia de la palabra, a la uniformidad del pensamiento, a la aridéz del conformismo.
Somos la piedra en el zapato de los que aspiran a la desmemoria como instrumento de dominación y hegemonía.
Somos los irrespetuosos que siguen llamando traidores a los traidores y vendidos a los vendidos.
Somos los que seguimos hurgando más allá de la piel sin creer en alianzas estratégicas ni gobernabilidades de cartón pintado.
Somos los que hemos decidido no hacer la vertical, ni obedecer dudosas directivas con olor a rendición.
Somos los que se encontraron y no están dispuestos a separarse.
Somos el sustrato marrón de la patria.
Somos su sangre, su olor, su sabor y sonido.
Somos, nada más ni nada menos, nosotros.
Nosotros, los otros.
Somo la patria, porque la patria es el otro, son los otros.
Hemos estado resistiendo un año, combatiendo, peleando contra cada medida que tomó Cambiemos para hacernos desaparecer de pensamiento, palabra y obra.
Un año en donde fuimos abandonados por los propios en el Congreso y canibalizados por los extraños en los palcos mediáticos, en las oficinas de gobierno, en los oscuros callejones de la conspiración.
Un año en el que una asociación ilícita nos ha estado robando el presente y de esa forma, el futuro.
Un año en donde hemos sido objeto de escanio, burla y asco.
Pero acá estamos.
No hemos estado un año juntos con Cambiemos, mucho menos con Mauricio Macri.
Nunca nos sentaríamos con nuestro verdugo a comer un asado, a tomar un mate, a compartir una copa de vino. Eso se lo dejamos a los campeones de la pragmática.
Nosotros somos obstinados, necios, jodidos, molestos.
Vos estás de aquel lado y nosotros del lado de acá.
Y lo sabemos. Lo peor es que lo sabemos.
No nos convencen las sonrisas, las frases huecas, las arengas new age.
Somos irreductibles.
Porque somos diferentes. Porque entre las diferencias encontramos lo que nos une y amalgama.
Porque ni los discursos de optimismo boludo ni los de realismo cuántico nos mueven el amperímetro.
No hemos estado un año juntos con Michetti, Peña, Tonelli, Pinedo, González Fraga, Alonso, Bullrich, Malcorra, Juliana Awada, Vidal, Massa, Bossio, Camaño, Pichetto, Abal Medina, CGT y demás "dadores de gobernabilidad" y siguen las firmas..
Nunca estuvimos juntos.
Nunca lo vamos a estar.
Andá llevando.