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A esta altura del partido decir que Edenor y Edesur son dos empresas de mierda que no están dispuestas a invertir un mango en infraestructura y que ninguna amenaza les hace cosquillas es una obviedad. De lo anterior tenemos una larga lista de antecedentes, uno peor que otro. Edenor y Edesur no tienen ganas de ser empresas de distribución de energía que, como tales, como detentadoras de un servicio de interés público y con una posición monopólica, tienen una responsabilidad social crítica.
Lo que estos dos emporios de la facturación quieren es ganar más guita con la misma infraestructura. Para lo cual desean fervientemente una suba de tarifas notable. De esa forma, dicen ellos, la demanda se "racionalizará" y los balances de cada una mejorarán en "resultados". En criollo significa que, como la electricidad sería más cara los ciudadanos la usarían menos entonces ellos no tendrían que invertir para contemplar la demanda adicional y a su vez ganarían más, incluso más que ahora, porque obtendrían más dinero por el mismo volumen de producto, incluso quedándoles algún resto de infraestructura ocioso para hacer la plancha.
En esta tesitura se han mantenido y de esa tesitura nadie los ha sacado. El Gobierno Nacional ha demostrado tener
demasiada paciencia con estos señores.
Una tibieza que, disculpen la mala literatura, no hace más que
calentar a los usuarios, rehenes de estos monopolios, sufriendo en invierno y verano los cortes de electricidad, baja tensión y todo lo que la falta de energía acarrea para un ciudadano de estos tiempos.
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Digo, de pronto, me parece, ya vendría siendo momento, hora y circunstancia de cortarles el chorro, la famosa cirugía mayor sin anestesia. Estos tiempos no son aquellos en donde Bernie nos había convencido de la eficiencia de las empresas privadas sobre las públicas. Sabemos porque lo sufrimos que eso no es cierto y además, existe un consenso amplio y cuasi unánime acerca de la poca idoneidad de Edenor y Edesur para brindar el servicio que no brindan.
¿Qué cuernos están esperando para pegarles una patada en ambas nalgas? Calculo que con todos los desaguisados que se mandaron durante los últimos años hay motivos más que suficientes para rescindir ambos contratos.
¿Qué es lo que frena la mano que debería cortar de cuajo la relación con estos timberos disfrazados de empresarios?
¿Qué estamos esperando?
¿Quizás alguna tragedia? ¿Unos cientos de muertos?
Yo creo, humildemente y como progresista siome que soy, que ya fue demasiado. Que ya era demasiado antes y que ahora es solo llovido sobre mojado.
Que ya es hora.
Está demostrado que los escarmientos no sirven. Por tanto, opino yo, queda un solo camino.
No sé si me explico.