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"Que esa clase esté temperamentalmente inclinada al asesinato, es una
connotación importante que deberá tenerse en cuenta cada vez que se
encare la lucha contra ella. No para duplicar sus hazañas, sino para no
dejarse conmover por las sagradas ideas, los sagrados principios y, en
general, las bellas almas de los verdugos." ("Retrato de la oligarquía dominante", epílogo a Operación Masacre, como no podía ser de otra manera, Rodolfo Walsh).
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Resulta que un día me cansé de las bellas almas. Me pudrí ¿vistes? Se me llenaron los intersticios testiculares y no tengo ganas de que se vayan de nuevo a sus tés con scones sin que alguien les diga cuánto es dos más dos (que tiene una respuesta unívoca al menos en el universo de los números naturales, cosa que cambia si nos metemos con los números finitos).
Bellas almas, como dice Walsh con la certeza que lo caracteriza.
Bellas almas que desbordan de odio y sed de venganza.
Bellas almas que se postulan como ejemplos morales que todo el resto del mundo debería seguir, que canonizan campeones morales que el resto de los simples mortales deberíamos admirar.
Bellas almas que recubren su ferocidad sin límites detrás de un cuidadoso montaje de buenos modales y elegancia impostada.
Bellas almas que piden castigos ejemplares en nombre de dios, de un dios que se parece a ellos mismos.
Bellas almas que retozan en la impunidad que otorga el pertenecer (de hecho o por deseo) a una clase social que ha vivido a expensas del resto de la sociedad.
Bellas almas que poseen una sensibilidad fingida, unas lágrimas que apenas sirven para que la retina no se seque.
Bellas almas que no dudan en pedir muerte y exterminio en nombre de la república.
Bellas almas que marchan por las calles para mostrarnos la superioridad ética en la que pretenden vivir.
Bellas almas que piensan "negro de mierda" y lo traducen en una mirada llena de asco y pinzas y guantes de goma para tocar la realidad.
Bellas almas que invocan a Mirtha Legrand y el insulto "¿se viene el zurdaje?" con un rictus de cosa perdida.
Bellas almas que se refugian en sus cómodas casas de Barrio Parque, Belgrano R, Recoleta, o esos anacrónicos barrios cerrados de la zona norte con nombres pretendidamente tradicionales para conspirar contra todos esos vagos de mierda que viven de su esfuerzo (del esfuerzo de vivir de los demás que tan admirablemente han desplegado las Bellas almas a lo largo de la historia)
Bellas almas que deploran la abolición de la esclavitud, que se conmueven por un tipo de 97 años que ya no puede embocar la meada en el inodoro pero les chupa un huevo la muerte de dos pibes en el incendio de un taller clandestino (talleres de los que se han alimentado las Bellas almas, que son vagas por vocacíón y le llaman "trabajar" a negrear personas, especular con títulos, guardar la cosecha que levantan los peones, etc.)
Bellas almas que braman contra la corrupción pero ponen el grito en el cielo cada vez que tienen que dar cuenta de sus movimientos, Bellas almas a las que la factura electrónica les parece una condena a muerte porque los obliga a confesar sus iniquidades económicas.
Bellas almas que añoran a los militares y ya que no están esos mierdas, acudamos a los tribunales o a cada guarida en donde aniden los monstruos que hacen felices a la gente decente.
Bellas almas que proponen la muerte como método, el castigo como práctica, la segregación como el orden social más efectivo.
Bellas almas que bien podrían usar capuchas y túnicas blancas y estamparse en el pecho las letras que tanto odian agrupadas en un emblema: KKK.
Bellas almas que vieron morir, mandaron a matar, mandarían a ejecutar, mirarían morir a muchos de nosotros si estuviera a su alcance y aplauden a todo aquel que pida justicia sumaria para nosotros que no tenemos la virtud de compartir sus opiniones.
Bellas almas que gritan que no hay libertad de expresión, ni de empresa, ni de nada, pidiendo que al otro le cierren la boca, no tenga derechos laborales, ni pueda ensuciar sus veredas caminando por ellas.
Bellas almas de mierda, metáfora en donde la mierda sale mal parada.
Bellas almas que no respeto un ápice.
Bellas almas a las que no les creo ni el aire que respiran, que no me conmueven con su aureola de perfume importado y trajes cortados a medida.
Bellas almas que expresan el verdadero resentimiento social, la molestia interminable de una sociedad que dejó de ser sólo de ellos, de leyes que dejaron de ser solo para ellos, de derechos que dejaron de ser solo para ellos.
Bellas almas que en la soledad de su miseria no parecen tan malas, pero son el huevo de la serpiente que late y espera.
Bellas almas con las que no me quiero juntar a comer un asado o tomar un mate.
Bellas almas que se han llevado la vida de más de uno de nosotros.
Bellas almas de las que, como dice Walsh, hay que cuidarse como de mearse en la cama.
Porque algún ingénuo, boludo diría yo, puede dejarse conmover por tanto savoir faire y pensar que la civilización está entre ellos.
Que no se engañe, las Bellas almas pedirán al verdugo que nos mate.
Por interpósita persona, porque, como ya hemos dicho, las Bellas almas son vagas por definición y mucho mejor que lo haga otro así luego digo que yo no fui, que no estaba, que me había ido a veranear a Saint Moritz y luego puedo volver y decir que soy una Bella alma.
Y como Bella alma que soy volveré a pedir venganza, porque la justicia nunca me interesó un corno.
Claro que hay una grieta. ¿O alguien de aquí quiere tomar el té con una Bella alma?