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jueves, 25 de junio de 2015

¿PARA CUÁNDO LOS CONFITES?

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A esta altura del partido decir que Edenor y Edesur son dos empresas de mierda que no están dispuestas a invertir un mango en infraestructura y que ninguna amenaza les hace cosquillas es una obviedad. De lo anterior tenemos una larga lista de antecedentes, uno peor que otro. Edenor y Edesur no tienen ganas de ser empresas de distribución de energía que, como tales, como detentadoras de un servicio de interés público y con una posición monopólica, tienen una responsabilidad social crítica.
Lo que estos dos emporios de la facturación quieren es ganar más guita con la misma infraestructura. Para lo cual desean fervientemente una suba de tarifas notable. De esa forma, dicen ellos, la demanda se "racionalizará" y los balances de cada una mejorarán en "resultados". En criollo significa que, como la electricidad sería más cara los ciudadanos la usarían menos entonces ellos no tendrían que invertir para contemplar la demanda adicional y a su vez ganarían más, incluso más que ahora, porque obtendrían más dinero por el mismo volumen de producto, incluso quedándoles algún resto de infraestructura ocioso para hacer la plancha.
No lo decimos nosotros, lo dicen ellos, una y otra vez. No estamos inventando nada.
En esta tesitura se han mantenido y de esa tesitura nadie los ha sacado. El Gobierno Nacional ha demostrado tener demasiada paciencia con estos señores. Una tibieza que, disculpen la mala literatura, no hace más que calentar a los usuarios, rehenes de estos monopolios, sufriendo en invierno y verano los cortes de electricidad, baja tensión y todo lo que la falta de energía acarrea para un ciudadano de estos tiempos.
En vez de tomar medidas ejemplares, taxativas, cortantes, definitivas, le vienen dando corcorrones cosméticos y encima, financiándoles las obras que no se les ha cantado el tujes de hacer. Cada vez que alguien osa aplicarles una multa, ahí están los tribunales del pueblo de dios para desestimarla en aras de la protección de la santa propiedad privada...de las empresas. De la propiedad privada de los orejones del tarro que se ocupe Cosme Fulanito.
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La fórmula perfecta para llenarse de guita: facturar y amarrocar las ganancias (incluso evadirlas a Suiza) y que te financien los costos. Círculo perfecto. Ni siquiera pagan lo que venden. Ni están pensando pagarlo. Esperan restregándose las manos al próximo gobierno que, calculan, será incluso más tibio con ellas y apenas las mirará de costado mientras hacen y deshacen a costa de todos los que padecen su mal servicio, en el mejor de los casos.
Digo, de pronto, me parece, ya vendría siendo momento, hora y circunstancia de cortarles el chorro, la famosa cirugía mayor sin anestesia. Estos tiempos no son aquellos en donde Bernie nos había convencido de la eficiencia de las empresas privadas sobre las públicas. Sabemos porque lo sufrimos que eso no es cierto y además, existe un consenso amplio y cuasi unánime acerca de la poca idoneidad de Edenor y Edesur para brindar el servicio que no brindan. 
¿Qué cuernos están esperando para pegarles una patada en ambas nalgas? Calculo que con todos los desaguisados que se mandaron durante los últimos años hay motivos más que suficientes para rescindir ambos contratos.
¿Qué es lo que frena la mano que debería cortar de cuajo la relación con estos timberos disfrazados de empresarios?
¿Qué estamos esperando?
¿Quizás alguna tragedia? ¿Unos cientos de muertos?
Yo creo, humildemente y como progresista siome que soy, que ya fue demasiado. Que ya era demasiado antes y que ahora es solo llovido sobre mojado.
Que ya es hora.
Está demostrado que los escarmientos no sirven. Por tanto, opino yo, queda un solo camino.
No sé si me explico.

viernes, 20 de septiembre de 2013

BANDERITAS Y GLOBOS

Hoy llegué al trabajo y me encontré con que habían convertido la oficina en un curso de secundaria en plena efervescencia hormonal. Inundado de globos, flores de papel y guirnaldas de pésimo gusto, recordé que se avecina la primavera y con ella, todos los lugares comunes que los sujetos ponen en acto ni bien bajan la bandera de largada.
Las estaciones y la percepción que se tenga de ellas, como no podría ser de otra manera, está mediada por la cultura. Entonces, no importa si te gusta el frío o que en plena canícula no haya forma de pasarla bien con 45 grados a la sombra: como es verano la alegría es obligatoria y jodete. Y con la primavera ni te cuento.
Como si las funciones corporales hubieran estado suspendidas durante otoño e invierno, los locutores de FM dirán cada cinco segundos que esta es "la estación del amor", eufemismo para señalar que la gente se apareará más, como si hubieran guardado un monástico celibato durante seis meses, esperando desfogarse apenas el primer vendedor de pensamientos pise la esquina.
Con toda la petulancia de las frases hechas una manada de ciudadanos repetirá como un mantra que ahora la felicidad es posible, que las tardes tibias y las noches agradables, que ya llegó la primavera entonces las flores, los pajaritos, la ropa de temporada y etc. El optimismo será una obligación porque "estamos en primavera ¿vistes?".
La música que ponen en las radios seguirá la tendencia y tendremos en televisión una seguidilla de despropósitos  coronada por la explosión jaculatoria de Crónica y el final de la cuenta regresiva.
Es que hasta el 20, o sea hoy, todos estamos tristes, porque es invierno. Y en invierno la gente vive apesadumbrada, tiene una existencia gris perla, opaca y carente de estímulos. El invierno se sufre, el frío se padece y el ánimo está de luto.
Los pronosticadores, con sus objetivas apreciaciones, contribuyen a reforzar esa sensación: si está frío es mal tiempo, si llueve también, si hace calor el tiempo mejora y si el sol te quema las neuronas es buen clima que empeoraría si refrescara un tanto.
Aunque el invierno, en este caso el bonaerense y porteño, no haya sido riguroso, es una obligación moral denostarlo, no sea cosa. Y no te atrevas a decir que la primavera te parece una porquería más que nada por los que deciden que la primavera te tiene que gustar o te reviento.
Mañana, como por arte de magia mediática, una gran porción de la humanidad decidirá festejar quién sabe qué, porque el tiempo en que se celebraba la llegada de la estación en donde era posible cultivar los alimentos que serían consumidos durante el otoño y el invierno, en la cual los animales que serían consumidos cuando apretara el clima podrían engordar, en la que se podía reparar las casas y corrales dado que antes el invierno había impedido tal labor, ha pasado. Porque esa alegría tenía su asidero en la certeza de haber sobrevivido luchando con el entorno.
Hace rato que la civilización nos ha relevado de estos apuros. Sin embargo persiste como un eco, más bien un remedo de aquellos jolgorios esta alegría de mercado.
Una última y lapidaria apreciación: mañana los vendedores de flores invadirán la ciudad. Y tendrá lugar una ironía que nos pinta de cuerpo presente como en un velorio: el símbolo de la primavera, una flor que es la objetivación del ciclo de la naturaleza, será cortada para festejar su propio nacimiento. Mira vos.
Feliz primavera para los que así lo decidan.
Yo paso a cuarteles de verano a esperar el otoño y más que nada, el invierno.

domingo, 11 de diciembre de 2011

PURAMENTE SUBJETIVO

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Nos vamos a poner de acuerdo. Cuando un locutor dice con toda la boca llena de dientes que el clima es muy bueno, que el día es radiante, que etc, etc., mientras afuera hay un calor de cien mil demonios ardientes, ese locutor está ejecutando una petición de principio. Una petición de principio amparada por una larga propaganda que ha definido, arbitrariamente, que el verano es buen tiempo, que el calor es sensual, alegre, colorido y benévolo y el invierno, el frío, triste, crudo, aburrido.
Noticias para todos esos pensadores que se amparan en lugares comunes. 
El verano es buen tiempo para el que le gusta el verano.
Para uno como yo que adora el invierno, que odia transpirar, que detesta el olor del cuerpo humano cuando se amontonan cientos de ellos en los medios de transporte público, que aborrece los programas en vivo desde Mar del Plata, Carlos Paz y Punta del Este, que lanzaría una bomba de silencio sobre Jorge Rial y todos los que morfan de la depravación ajena, que patearía en el medio del tujes al tipo de Crónica que hace la placa de "Estalló el Verano" o " Faltan X días para el verano", para uno como yo, el verano es mal tiempo. 
¿Me vas a oponer el argumento de las vacaciones? Entre nosotros: quince días en el mejor de los casos y luego a seguir transpirando bajo el sol yendo a laburar todos los días mientras aprieta la canícula. Soportando las quejas de las boludas/dos que sienten frío por el aire acondicionado y en vez de abrigarse lo hacen apagar.
No gracias.
A mi dejame temblando y con el viento del sur en la frente.

lunes, 14 de marzo de 2011

Y EN INVIERNO ¿QUÉ TE VAS A PONER?

Un poco exagerada la foto para la época.
Mañana escucharemos que "el mal tiempo durará..."
Acordate lo que te digo.
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miércoles, 23 de junio de 2010

ANIMISMO DOLOSO

Se acentúa la tendencia de acusar a la naturaleza por las muertes ocurridas durante casi cualquier cosa, mucho más si es una ola de algo. La ventaja es que la naturaleza no se puede defender en tribunales. La desventaja es que a la naturaleza le importa un pito el titular de tal o cual periódico. Y sigue siendo naturaleza, le guste o no a National Geographic.
En este caso Usía, la naturaleza, y su estado actual, el invierno, son inocentes de la muerte de esta señora, dado que la naturaleza no puede hacerse cargo del mantenimiento de las estufas de una casa que son claramente una invención humana. Por tal motivo, el citado agente, el ser humano, debe verificar el buen funcionamiento de los artefactos.
Sería como echarle la culpa a la ley de gravedad por los accidentes de tránsito o el hundimiento de un barco.
Un poco de cordura.