martes, 6 de abril de 2010

LO QUE MATA ES LA ENVIDIA

El Hippie Nudista Conservador sigue propalando sus opiniones en el diario The Nation en la columna que en este espacio hemos rebautizado Pensamientos Errados (aunque él insista en llamarla Pensamientos Incorrectos).
La defensa obsesiva que Rolandito Hanglin hace del status quo no deja de sorprender. Hanglin considera que el "pensamiento incorrecto" consiste en legitimar posiciones hegemónicas, vacíos culturales y lugares comunes varios que trata de disfrazar como descubrimientos de la razón.
En este caso, y por un mismo precio que supongo será alto, Hanglin emprende la defensa de Marcelo Tinelli (como si hiciera falta semejante obsecuencia) invocando a la "envidia" como fuente de las críticas que se le hacen. Y no se queda ahí el inefable hippie reconvertido: montado en ese primer razonamiento condena a una periodista que analiza los countries y los barrios privados. 
Para Hanglin ese análisis tiene que ver con la envidia. Los analizan porque los envidian.
La envidia consistiría en el deseo de vivir como los criticados. Entonces, dado que no podemos vivir como los criticados, hablamos de envidia.
Un razonamiento ramplón, un lugar común del prejuicio, propio de vecinas murmuradoras, la famosa vieja chismosa. Una vieja chismosa que habla porque envidia al vecino que se compró un auto nuevo.
Una periodista que intenta dilucidar el fenómeno de los barrios privados y countries es, según Hanglin, esa vieja chismosa que inventa razones dado que la carcome la envidia.
Rolandito además intenta confundir indicando que el que ostenta no se oculta y el que se oculta no ostenta. Argumento que no tiene sustento alguno pensando en los countries o barrios privados, dado que los muros que rodean a esos lugares ya son una manifestación de opulencia y vivir ahí también es un signo inequívoco de ostentación, conciente o inconciente. Aislarse dentro de un perímetro que excluye a gran parte del exterior también es un modo de la ostentación. La ostentación de lo exclusivo, de lo que es para pocos.
Pero un periodista serio no hace estos análisis.
Por lo tanto, Rolandito puede seguir escribiendo sin problemas dado que jamás será acreedor de semejante categoría.


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