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Citar frases de autores en un texto, artículo y/o ensayo es un recurso de uso corriente. Un recurso legítimo por otra parte, que ayuda en una investigación, en la confección de una nota o para empujar la reflexión sobre esa cosa escurridiza que hemos dado en llamar "la realidad".
Pero todo tiene un límite. Si señor.
En el caso de las citas aludidas al comienzo de este opúsculo, el límite consiste en no torcerle el brazo al autor de lo citado.
Explayémose.
Cuando alguien escribe un texto cualquiera, lo escribe desde un contexto determinado, desde unas posiciones determinadas, con una mirada sobre el mundo determinada. Ponele, cuando uno lee un texto de Gramsci sabe (y si no lo sabe sería bueno que lo supiera) que Gramsci era marxista, que participó activamente en el PCI (la leyenda dice que lo fundó), que estuvo preso por sus ideas y que escribió gran parte de sus textos en la cárcel. O sea, cuando uno lee a Gramsci tiene en cuenta la biografía de Gramsci. Por lo tanto lo que escribió tiene sentido en ese marco o en situaciones más o menos similares (se entiende que en el campo de lo social no hay una situación igual a otra o un hecho igual a otro). Cualquier frase entonces, extraída de ese contexto debe respetar la intención primigenia del autor. ¿Qué quiero decir con ésto? Que no puedo usar una frase de Gramsci para defender al capitalismo dado que la lucha de Gramsci fue, puntualmente, contra el capitalismo.
En ese sentido, no le puedo torcer el brazo al autor que cito.
En todo caso, deberé describir el contexto original de la frase y aclarar cuál es el sentido que yo le atribuyo a la frase y cuál es el sentido original de la misma, mucho más si quiero polemizar con ella. Pero girarla en contra de su intención original, sin blanquear lo hecho, no es aceptable y es un acto de profunda deshonestidad intelectual.
En
el artículo escrito por Susana Viau podemos verificar que existen varias citas de autores notables sacadas de contexto y manipuladas para torcer su sentido original. Entre los afectados se encuentran Susan Sontag y León Trotsky (también aparece George Sorel que en este caso sufre dos mutilaciones, la de Viau y la de Robert Paris). Susan Sontag es puesta en escena para mostrar el carácter del fascismo y su profunda raigambre sadomasoquista, lo que usa Viau para justificar sus propias opiniones no fundamentadas. En este caso se homologa una situación a otra alegremente y lo que dice Sontag sobre un régimen que ella había indagado con una seriedad abrumadora lo usa Viau para analizar la realidad argentina actual. Más allá de las opiniones sobre el tema en uno u otro sentido, la operación discursiva es por lo menos deshonesta.
Pero el caso de Trotsky es el más grave: la frase que utiliza Viau indica "no todo burgués exasperado puede convertirse en Hitler pero hay una partícula de Hitler en cada burgués exasperado". Viau da a entender que esta partícula nazi fascista habita en los que se oponen a sus propias ideas, y que un cartel que se mofa de TN es parte de un esquema de esa naturaleza, o sea, fascista. Pero resulta ser que Trotsky no hablaba precisamente de las masas (en las que por otra parte cifraba grandes esperanzas) sino de los burgueses al estilo Susana Viau, en los que notaba, precisamente, una exasperación que podía eclosionar en una estructura nazi fascista, un estado autoritario. Un burgués que podía oponerse, por esa exasperación, a las masas, apostando a una solución autoritaria. No vamos nosotros a torcerle el brazo a Trotsky: recordemos que León hablaba en el marco de una situación histórica determinada y las masas y los burgueses de los que habla Trotsky no son éstas masas ni éstos burgueses (cierta izquierda nostálgica debería tomar conciencia de ese hecho). Pero lo que no hizo Trotsky fue defender a la burguesía. O sea, lo que Viau intenta hacerle decir a Trotsky (en todo caso, la exasperación es evidente en Susana).
A eso me refería con torcerle el brazo al autor.
Sería mucho mejor que el que escribe una nota exponga lo que piensa y lo sostenga, sin recurrir al dispositivo de legitimar sus dichos con frases sacadas de contexto. Sospecho que no lo hace porque no tiene argumentos para defender su postura o no tiene nada que decir. En el segundo caso, mostrar la repulsa hacia una u otra cosa no está mal. Claro, luego habrá que esperar la respuesta a lo expuesto. Ahí, en la respuesta es donde cualquier fascismo queda anulado, por obra y gracia de la diversidad de opiniones.