Nos vamos a tener que dejar el bigotito o raparnos la cabeza, para estar a tono con
éste editorial del diario Río Negro. A poner las barbas en remojo, voy avisando.
...
...
Que situación extraña. Cualquiera que sin información previa se enfrente a este editorial pensaría que todos andan por la calle persiguiendo periodistas. Pero no. Ahí están los periodistas, como debe ser, escribiendo, diciendo, grabando, lo que se les da la gana. Cosa que por otra parte está muy bien. Cosa por la que uno luchó, lucha y luchará.
Y además, lo que dicen unos es respondido por otros. Porque, como se puede pensar distinto y expresarlo, la réplica llega. Y ahí está la madre del cordero, porque resulta que a los medios serios a los que les interesa el país no les gustan las respuestas, los cuestionamientos y el disenso.
Estaban acostumbrados a hablar sin que nadie les pisara el poncho. Cuando alguien les contesta se sienten agraviados, porque no aceptan críticas ni en uno u otro sentido. Y a las respuestas que reciben las denominan "ataques a la libertad de prensa". No no. Son nada más ni nada menos que otras campanas.
De la misma forma, convertir un conflicto gremial (aviso que acá apoyamos a los que reclaman, ahora que algunos están tratando de dejar tranquila a la clase media) en un ataque a la libertad de prensa recibirá una respuesta. Porque es una impostura insoportable. Le guste o no le guste a los medios serios a los que les interesa el país.