Pero por supuesto. Era lógico. Si Gonzalito es un humanista con doble apellido y remilgadito como buen representante de la clas ezángana que en este país recibe las bendiciones de muchas abejas. ¡Lo sacaron de contexto! ¡Él nunca dijo lo que dijo!
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Pero pará, a ver, yo medio que te desconfío.
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Ay Gonzalito. Justo acá viene a jugar la carta del análisis del discurso. Si uno lee con cuidado sus declaraciones encuentra eso que ahora le sirve para intentar restar brutalidad a sus declaraciones. Pero ¡ohhh Roland Barthes! he aquí que nos estrellamos contra la evidencia.
Ud. dice: "Venimos de 12 años en donde las cosas se hicieron mal. Se alentó el
sobreconsumo, se atrasaron las tarifas y el tipo de cambio... Donde le
hiciste creer a un empleado medio que su sueldo servía para comprar
celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior."
La primera parte del sintagma hace referencia a lo que ud. señala como atenuante, o sea, estaba planteando un cuadro de situación general. Y los ejes aludidos parecen confirmar la excusa. Pero acá llegamos al meado, perdón, meollo del asunto. La segunda parte del sintagma, digamos, la metáfora mediante la cuál pretende graficar los conceptos abstractos desgranados en la primera parte hace blanco directo sobre el "empleado medio" que resume a su entender la perversión de la década anterior. Y aquí lo pescamos Don. Esta metáfora está desgajada teóricamente de las primeras peticiones de principio (no me venga con que hablaba de economía porque no es así). No es la consecución lógica de una argumentación (eso lo puede encontrar en Das Kapital en donde Marx bardea todo el tiempo pero cada argumento se sigue del anterior) sino un exabrupto que pone en evidencia un prejuicio (prejuicio de clase, ya que de Marx hablamos hace un rato).
Hay un corte discursivo evidente entre lo que ud. cree es "análisis económico" y la descalificación lisa y llana de una porción de la sociedad a la que ataca. ¿Esto me lo estoy imaginando? No no. Observemos la evidencia: "-Donde le hiciste creer" refiere a un efector externo que fue el agente de un engaño. Un efector tácito sobreentendido. Pero al que no le achacás otra culpa que "hacerle creer", incluso con un fin "electoral y populista". Luego dice "a un empleado medio" y al decirlo se nota que se pone guantes de goma a los efectos de no contagiarse. El efector del engaño es por lo menos astuto, el empleado medio no (por su propia naturaleza espuria). Incluso cuando ataca a los responsables del gobierno anterior los pone en un escalón por lo menos encima del "empleado medio" que es un sujeto pasivo, engañable, acrítico, inerte, etc. La expresión "empleado medio" es la objetivación del desprecio de clase. Por eso mismo, las dos partes de las declaraciones de Fraga funcionan separadas, auunque ahora las quiera juntar.
Pero hay algo más todavía que Fraga y este pasquín intentan ocultar. Las últimas palabras de estas declaraciones que son: "Eso era una ilusión. Eso no era normal". Aquí la palabra ilusión contrapuesta con normalidad termina de cerrar el círculo y mostrar que González Fraga no cree en sus aclaraciones. Según sus palabras la "normalidad" indica que un "empleado medio" no sea otra cosa que un "empleado medio" sin "ilusiones" de tener una vida distinta a la de un "empleado medio". Hacerle "creer" otra cosa es "una ilusión".
González Fraga piensa y defiende que el "empleado medio" debe conformarse, resignarse. Es un "empleado medio".
La "normalidad" de González Fraga es la osificación de los privilegios de clase en un orden inmutable.
Ninguna alusión posterior a cierta movilidad social sobre bases "reales" es creíble. Porque lo dicho, dicho está. Y ya se sabe, el pescado...