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En estos infelices días un aluvión de ignorantes disfuncionales opinan sobre "ciencia" y sus aledaños, o sea, "investigación", "desarrollo científico", etc.
Opinan y según los griegos, lo que dicen es parte de la
doxa. ¿Qué es la
doxa? con esa palabra
nos referimos a aquel tipo de conocimiento que no nos ofrece certeza
absoluta, y que no podría ser, pues, más que una creencia razonable, un
conocimiento "aparente" de la realidad.
Sin embargo la ciencia pertenece al campo de la
episteme. ¿Qué es
episteme? Es un
término griego, cuya raíz viene a significar "saber" o "conocimiento",
que se suele traducir por "ciencia", y con el que los filósofos griegos
se referían al verdadero conocimiento, por contraposición al
conocimiento aparente, a la creencia razonable. (o sea, la doxa)
La ciencia y los científicos operan en el campo de la episteme, y producen conocimiento científico, un tipo especial de conocimiento que tiene la particularidad de que puede dar cuenta de sí mismo, mediante comprobación o comprensión empírica. O sea, la ciencia no es chusmerío de vecina, ni leyendas difundidas por internet, ni un videito de youtube, ni un montón de cosas. Es ciencia, que se hace en forma sistemática y rigurosa.
El científico, que se dedica a la producción de conocimiento científico, está formado y entrenado para investigar y explorar el mundo y busca generar nuevos conocimientos con ese carácter, o sea, científico. Y no cualquier profesional es un científico, un investigador. Porque además de los conocimientos expertos en un campo del saber el científico pone en juego el pensamiento crítico que cuestiona lo establecido, lo que está ahí y aparece como dado, natural, sin respuesta. Y en ese ejercicio de disolución estriba el secreto de la ciencia: no se puede avanzar solo afirmando que lo que existe, existe. Es imprescindible desmenuzarlo, darlo vuelta del revés, ponerlo patas arriba, para avanzar, para descubrir, para encontrar. A eso suele llamárselo "creatividad".
No cualquier cosa es ciencia ni cualquiera es científico.
Por otro lado, tampoco la ciencia es tecnología: la tecnología es la aplicación práctica de cierta porción del conocimiento científico, pero la tecnología no abarca por completo a la ciencia. La ciencia explora el mundo y no tiene por objetivo crear un celular que le quepa al usuario en el lóbulo de la oreja. Esa es una consecuencia del avance científico pero no es el objetivo de la ciencia. El objetivo de la ciencia es el conocimiento científico que es la masa crítica de donde proviene el abordaje novedoso de los enigmas y problemas del mundo (dicho así para simplificar las cosas, perdón Feyerabend).
Pretender aplicar criterios de eficiencia en términos financieros al campo científico no solo es un error sino una enorme burrada. La ciencia no está conminada a producir resultados, busca respuestas pero no está obligada a responder. Intenta sistemáticamente responder que es distinto. Y en ese movimiento el conocimiento avanza, la ciencia avanza y la sociedad en donde el proceso ocurre avanza. Tampoco la ciencia se mide por cuántos "papers" o artículos en revistas internacionales publican los científicos. Mucho menos en términos de resultados por inversión dado que el campo científico es un campo complejo en donde muchos vectores se encuentran a la misma vez y necesitan encontrarse en un ámbito particular que es el de la ciencia.
Cuando el campo de la ciencia cuenta con la necesaria complejidad aparece una masa crítica que pone en mmovimiento procesos de conocimiento que desencadenan otros procesos y de ahí al infinito y más allá. Cuando esa dinámica está en marcha lo que tenemos es la soberanía intelectual que proporciona la propia mirada experta de los problemas de nuestra sociedad en particular.
Jorge Hané no es sinónimo de ciencia, ni sus productos provienen de esta particular forma de exploración del universo.
Quienes cuestionan a los científicos desde la doxa, creen que sí.