Cada vez que el FMI siembra sus recetas, el país en donde se aplican cosecha tempestades. Y luego el FMI se va lo más orondo, con la frente alta y exclamando que ha salvado al capitalismo de la muerte que merece hace tanto tiempo.
La famosa autocrítica que algunos inocentes le reclaman al FMI jamás llegará dado que el Fondo conoce en detalle lo que causan sus propuestas. Está perfectamente al tanto de los horrores que provoca. Y no se le mueve un pelo.
El FMI sigue suelto por ahí creando tempestades de las que luego escapa sin ninguna consecuencia. Y algunos tarados piden a los gritos volver a sus garras.
Si alguna duda queda de lo dicho repasen este lindo recorte. Y vean la fecha. Y recuerden cierto día de diciembre de 2001.
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