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miércoles, 7 de octubre de 2015

MALDITA E INMORTAL

Sobrevive a gobiernos militares, democráticos, ministros de seguridad, gobernadores y funcionarios de turno. Es una hidra perversa, cuyos brazos se extienden en todas las direcciones y parece que no existe o no apareció quien pueda ponerle límites y convertirla en una fuerza controlada por el poder político.
Como el poder judicial, la policía bonaerense (así, en minúscula) no admite la democracia, no acepta controles de ningún tipo y defiende su autonomía con violencia. Ni te cuento cuando la corporación judicial se junta con la corporación policial: ahí tenés un monstruo que da julepe más que nada porque controla el territorio. Y cuando al frente de esta fuerza tenés a uno que es carne y uña con los muchachos, bueno, catch yourself Catherine.
Eso pasa con la maldita. Que sigue mandando, conservando y aumentando sus cotos de caza. En este caso la emprendieron contra un juez que no es muy amigo de Scioli: Luis Arias. Arias había puesto en duda el número de muertos en las inundaciones ocurridas en La Plata en 2013. Además -y no es un dato menor- hace poco se enfrentó a la entente judicial-policial que se llevó por delante a las familias asentadas en un predio de la localidad Abasto en La Plata, represión en la que los valientes uniformados quemaban las mascotas de los pibes dentro de las casillas.
A ese juez los Patas Negras lo tuvieron demorado con una excusa banal durante más de una hora en lo que podríamos llamar tranquilamente un "apriete". Digamos, le hicieron saber quién tiene el chupetín por el palito. Y sería muy bueno que alguien siguiera la pista de ese palito para ver quién es el que lo agarra de lo más alto y da las órdenes para abajo. Porque toda esa impunidad no puede tener lugar sin protección política.
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jueves, 1 de octubre de 2015

LOS CONQUISTADORES DE LO INUTIL

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Este blog se dedica casi con exclusividad a perseguir el desatino. Una tarea agotadora si me preguntan dado que hay tanto pero tanto desatino dando vueltas por el mundo que a uno no le alcanzan los dedos ni la vista y mucho menos la imaginación para dar cuenta de ello.
Hoy nos vamos a tomar un respiro de tanta coyuntura.
Ayer a la tarde fui a ver la película "Everest". "¿Y qué?" me preguntarán uds. 
Pasa que, como dice Lionel Terray "soy, si esta palabra tiene algún sentido, un montañero". No podía ver "Everest" sin que se movieran ahí adentro varias cosas. Para alguien que no tuvo la desgracia de formar parte del club de locos que escala montañas, la película fue una buena historia: conmovedora, emocionante, etc. Luego a su casa, como corresponde, o a comer un McAlfajor y pensar en las vacaciones en la costa.
Pero para quien como yo tiene el estigma de la montaña clavado en la piel, la cosa es bien distinta.
Las imágenes van despertando recuerdos, te vuelven a doler los músculos más allá del dolor, se congela de nuevo la respiración, de nuevo tenés que meter la pata en agua tibia para que no se muera el dedo gordo semicongelado, etc.
De nuevo la sensación del límite infranqueable, la solidaridad atenta de la cordada, el cuidado del otro. La indiferente hostilidad de un medio en el que la criatura humana irrumpe pidiendo permiso, tratando de sobrevivir. Un medio en donde la muerte es más que una conjetura.
Antes de que lo pregunten: claro que el montañista conoce los riesgos. Y los acepta. De lo contrario se dedicaría al futsal arriesgando a lo sumo un esguince de tobillo. El objetivo de este texto breve y entrecortado no es revisar las razones de un montañero para renunciar a la civilización e internarse en territorios inhóspitos y peligrosos. El cuestionamiento lógico (que proviene del instinto de conservación) sobre la necesidad de arriesgar la vida por nada (atenti al título del post) no será contestado aquí y creo además, no tiene respuesta.
El que sube montañas sabe que tiene más posibilidades de morir que el resto de la humanidad. Y de hecho muere cada tanto. Y tiene sus muertos queridos. Los que murieron fatigando las mismas sendas que ahora pisa él mismo. Muertes que le duelen. Como a cualquiera. Incluso cuando sabe que la muerte es parte del reglamento no escrito de la montaña.
No es que un montañista solicite piedad o un trato especial por las muertes que le ocurren (porque cada montañista es cada uno de los montañistas). Ni por su propia y probable muerte. Existe la tentación de decir "-Bueno che, jodete, vos te lo buscaste". Claro, nosotros elegimos estar en la montaña, y es probable que un montañista resucitado trepe de nuevo un serac sin haber aprendido la lección. Nunca aprenderemos la lección. También  por razones que sería muy largo explicar. 
Pero igual, las muertes duelen. Y los que murieron en la montaña son pedazos de cada montañista que arden bajo la piel aunque los años hayan pasado y la montaña esté lejos en el tiempo y en el espacio.
Por eso este texto tiene la intención de recordar públicamente a los montañistas que murieron en las abruptas laderas de todas las montañas en todo el mundo. Y también recordar a los montañistas que conocí más o menos y que murieron corriendo en lugares en donde los ángeles no andan ni caminando.
Conquistadores de lo inútil. Dementes con los que volvería a caminar los senderos de altura si es que la vida después de la muerte es más que una conjetura.
Para ellos, para mi, estas palabras.
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Fuente de la imagen

lunes, 29 de junio de 2015

AYUDAMEMORIA PARA ANALFABETOS Y ANALFABESTIAS POLÍTICOS

Mi querido analfabeto y analfabestia político:

Las noticias que llegan de Grecia ¿no te hacen acordar a algo? ¿Te resultan familiares? ¿No despiertan algún eco en esa cabecita calva del lado de adentro? ¿No? ¿Ni una sola imagen vuelve a tus retinas? ¿No sentís cierto dolor en el órgano sensible que, en tu anatomía, claramente es el bolsillo? ¿En serio? ¿Nada?
A ver si esto mueve ese sorete atravesado que no te permite hacer sinápsis.
¿Ahora sí? ¿Un poco? ¿Alguito?
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Bueno, poné en movimiento esas dendritas, acá tenés un poco de ayuda. Y otro poco por si falta. Debería asustarnos repasar la memoria de aquellos días. Debería, digo, porque parece que...
Bueno mi querido Analfabeto o Analfabestia Político, tampoco es la primera vez que vuelve a ocurrir. Ya le pasó a Chipre, lo que nos pasó a nosotros y lo que le está pasando a Grecia. ¿Semejantes casualidades no te hacen por lo menos sospechar algo? ¿Quizás un plan para dejarnos a todos con el tujes mirando al sudeste y no asiático?
¿No?
Estás peor de lo que pensaba amigo mío.
Porque los tipos que nos mandaron de culo a la crisis de 2001 ahora golpean tu puerta para tomar mate y decirte que ellos van a salvar a la patria. Cosa que bien podría ocurrir si desistieran de cualquier candidatura. Pero no. Vuelven camuflados por sus privilegios. Privilegios que te excluyen analfabeto o analfabestia. No sos parte del círculo en donde esa reserva moral se mueve. Sos, y es bueno que te lo tatúes con un pirograbador, fungible. Completamente fungible. No interesás más que como quintacolumnista de un surtido de intereses que te cagan, por lo que tus elecciones políticas no hacen más que cargarte a vos mismo, que sería lo mismo que ir a defecar, atajar el sorete con una mano, ponerlo en un plato y decir que es una novedad gourmet. Así de asqueroso.
Cuando pensás en votar por un tipo como el alcornoque amarillo además, nos estás cagando a todos. Yo sé que lo que querés es venganza, porque pensás que el progreso es hablar con una papa en la boca y deplorar a la mersada y todos esos negros de mierda no solo me estorban sino que me recuerdan quién soy en realidad, de dónde vengo y toda la escenografía de bossa nova y almuerzos en restó. Venganza porque ellos no y yo sí, que me pelé el culo y acá estoy y cómo que esos vagos de mierda viven de "mis" impuestos.
Ya lo sé.
Pero por lo menos pensá que la comodidad de tu "chalé" depende de que a toda la mersada le vaya más o menos bien. Acordate, pedacito de boludo, el cartel que campeaba en una villa miseria de los noventa: "Bienvenida Clase Media"
Un esfuercito. Uno nada más. Dale, haceme la gamba.

Un amigo

lunes, 2 de marzo de 2015

INFAME

No lo digo yo.
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Por tanto, se comprueba la hipótesis.
Carrió es una infame.
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Bonus Track
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Gracias Daniel

lunes, 3 de noviembre de 2014

¿ENTONCES?

Dice Don Levinas que no quiere justificar ninguna muerte en el "conflicto" Palestino-israelí. Disimula muy bien, según se desprende de la nota.
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Pero claro. Que ingénuos somos.
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Una bicoca.
Aparte son todos árabes morochitos.
Psssssst.

lunes, 16 de diciembre de 2013

MORIBUNDO

El fútbol argentino está enfermo. Se me dirá que no es solo el fútbol argentino y responderé que mal de muchos consuelo de imbéciles. Y de paso vamos despejando algunas objeciones clásicas proferidas por esos tipos que fungen como periodistas deportivos que evitan con todo cuidado analizar el “universo fútbol” como acostumbran a decir, dedicándose a intercambiar fruslerías, anécdotas o estadísticas irrelevantes.
Mientras la enfermedad se extiende y ya no solo lesiona al fútbol mismo sino al entorno y proyecta sus nefastas consecuencias mucho más allá de la cancha.
En menos de siete días hubo tres asesinatos relacionados con el fútbol: un hincha de Boca y dos hinchas de Newell´s muertos a balazos.
Pero no sólo eso: además los hinchas de Boca destrozaron parte del centro de la Ciudad de Buenos Aires enfrentándose a la policía federal (la Metropolitana, relacionada con el ex presidente de ese club brilló, sugestivamente, por su ausencia). El domingo anterior la hinchada de Boca desplegó un show de pirotecnia en el partido de marras. Para disponer de tal cantidad de artefactos explosivos obviamente contaron con la complicidad de algunos empleados o funcionarios del club, dado que es prácticamente imposible atravesar los controles de entrada con un encendedor, calculá una bengala.
Esto siguió en la cancha de Vélez Sarsfield en donde se secuestró pirotecnia y alcohol en cantidades industriales, dentro del estadio. Las declaraciones del vicepresidente de Vélez Julio Baldomar serían graciosas sino rozaran el cinismo: “No sabemos cómo apareció la pirotecnia dentro del estadio. Nosotros no tenemos nada que ver.”
Este último subterfugio es un lugar común de los dirigentes deportivos que se lavan las manos con un entusiasmo digno de mejores causas.
Véase que solo recorro hechos ocurridos durante una semana relacionados con el fútbol argentino. Hay mucho más: amenazas cruzadas, promesas de muerte si alguien se atreviere a festejar un campeonato, peleas entre hinchadas en donde se blanden armas blancas y de fuego, etc. Una retahíla de delitos que se suceden semana tras semana, cobrándose muertos, lesionados, bienes destruidos, etc. La organización de un ¿espectáculo? de fútbol requiere un despliegue de policías asombroso para que simplemente los simpatizantes no se maten entre ellos y tengan a bien no matar a otros que anden por las inmediaciones, no destruyan trenes, comercios, roben, violen o quemen casas, autos, vagones, etc.
¿Advierte el lector el grado de locura y estupidez al que hemos arribado?
Con semejante estado de cosas todavía hay hinchas que critican la medida de no jugar con público visitante: la idiotez que despliega el fútbol argentino y que sus defensores contemplan con demasiada paciencia (o complicidad, quién sabe) ha generado la hazaña de convertir en una guerra a muerte lo que simplemente debería ser un partido. Por eso, no se puede ni pensar en que dos hinchadas compartan el mismo estadio sin que luego haya muertos y heridos. Sin cruzarse en una cancha hay tres asesinatos en menos de cinco días, imaginate.
¿Cómo cuernos se soluciona este asunto? No lo sé. Pero quizás una gran medida sería destrenzar los lazos que unen a las barras bravas, la dirigencia de los clubes y los políticos. Romper esas relaciones que encubren, disculpan, perdonan y dejan todo como está es una de las primeras tareas.
A esta altura no sé si tal cosa es posible.
Luego sería necesario atacar el corazón de las barras bravas que es de orden económico y está relacionado con una colección de delitos innumerable que genera una recaudación fabulosa. Por esa guita se matan y matan. Necesariamente cuentan con la consabida protección policial que a su vez cuenta con protección política. Es imprescindible demoler esa madeja de complicidades.
A esta altura no sé si tal cosa es posible.
Hay algo también imprescindible que le compete a los periodistas deportivos, pero además a los hinchas y simpatizantes de cada club: dejar de inventar excusas banales para justificar lo que ocurre en el fútbol argentino. La “pasión” no es un motivo válido para apañar discursivamente el actual estado –calamitoso- de cosas.
A caballo de ese “sentimiento” los hinchas suspenden su capacidad crítica (los periodistas deportivos, salvo honrosas excepciones, la han perdido), se niegan en redondo a revisar con ojos severos el horroroso entorno en donde el fútbol tiene lugar, disculpando de antemano casi todo mediante el falaz argumento de “los colores son una pasión”. Obnubilados por lo que creen es una misión de orden superior, se vuelven cómplices del delito y de sus ejecutores. Y esa anuencia (que no tienen en otros ámbitos de su vida) mantiene impunes y felices a los delincuentes y toda la red de sostén político-policial que se puede advertir con solo abandonar por un momento la comodidad de las explicaciones mágicas.
La agachada de: “la sociedad está enferma y el fútbol también” es otra pavada de tamaño industrial. Esgrimiendo ese artilugio se tira la pelota afuera (nunca mejor dicho) sugiriendo que el problema se arregla componiendo a la sociedad. O sea, el fútbol y su entorno, como siempre en estos casos, quedan disculpados. ¿Cómo los van a culpar de algo si la culpa anida en una supraentidad mayor de la que también el fútbol es víctima?
Se hace lo que se puede, dicen los dirigentes de todas layas evitando hacer algo, mientras políticos e hinchas miran para otro lado, no sea cosa, a ver si descubrimos que el rey está en pelotas y además, que más que rey es un asesino en potencia y acto.
El fútbol argentino está enfermo.
Quién sabe si no ha muerto.
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martes, 23 de julio de 2013

ES DEMASIADO ANGELICI

Ya fue mucho tirar la pelota afuera pibe.
Hacete cargo.
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No sé con qué se soluciona la violencia en el fulbo.
Aunque sospecho que cortando la complicidad de los directivos de los clubes con las barras bravas daríamos un buen paso adelante. ¿No Angelici?

sábado, 13 de julio de 2013

PORQUE ESTÁ AHÍ

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En vista de esta noticia y ante la probable catarata de opiniones y críticas ante lo que ni siquiera los andinistas comprenden, publico un artículo que escribí hace tiempo y que fue un intento de explicar lo que no tiene explicación. Intento fallido por lo tanto, pero que vale como aproximación.
Y también será un digno epitafio para los que murieron sabiendo que podían morir.
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“Porque está ahí”
Historias de Montañistas
Por Marcelo Fernández Olivares
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En 1923 George Leigh Mallory estaba brindando una serie de conferencias en EE.UU., promoviendo su tercera expedición al Monte Everest (Mallory había intentado escalarlo en 1921 y 1922 sin éxito). En una de las charlas un periodista le preguntó por qué un grupo de hombres arriesgaba su vida para llegar a la cumbre de una montaña desconocida y casi inaccesible en un país remoto. Ante la insistencia del reportero Mallory, con evidente fastidio, respondió: “-Porque está ahí("-Why do you want to climb Mt. Everest? - Because it is there")
La pregunta del periodista se sigue repitiendo en la actualidad. No es fácil comprender las motivaciones de un montañista, su particular visión de la vida, su amor a la montaña. Las reglas mismas de los montañeros son, las más de las veces, incomprensibles para quien nunca subió una montaña unido a una cordada de escaladores. Lionel Terray, alpinista, escalador y guía de montaña francés decía que “la montaña quizá no sea más que un ingrato desierto de hielo y roca, sin otro valor que el que nosotros queramos otorgarle. Pero, sobre esta materia siempre virgen, por la fuerza creadora del espíritu cada uno puede a su gusto moldear la imagen del ideal que persigue.
George Leigh Mallory murió en 1924 junto con Andrew Irvine (su compañero de cordada) intentando llegar a la cumbre del Chomolungma (nombre tibetano del monte Everest, significa “Diosa Madre del Mundo”). Lionel Terray falleció en 1965 en Vercors, Francia, escalando una vía de dificultad media (el año enterior había coronado el complicado Monte Huntington en Alaska).
De los dos podríamos decir, como señalaba Terray “soy, si esta palabra tiene algún sentido, un montañero.
De esto hablaremos, de montañeros.
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Juan Jorge Link
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Juan Jorge Link era un montañista alemán radicado en Argentina. La primera de sus cinco ascensiones al cerro Aconcagua (la cumbre más alta de América, con 6962 metros)  tuvo lugar en 1936. No fue una escalada más: Link fue el primer hombre que subió al Centinela de Piedra en solitario. Por esa hazaña se le otorgó el reconocimiento de “El Condor de los Andes”. Además, decidieron premiarlo en las Olimpíadas que tuvieron lugar en Berlín en 1936. Hacia allí viajo Link, llevando con él dos objetos que había rescatado de la cumbre: un par de anteojos de escalada y una carta escrita para una dama italiana. Con la ayuda de una motoneta Link viajó por Europa y entregó los elementos a sus dueños. Luego regresó a Alemania, recibió su medalla y volvió a Argentina.
En 1936 Link también había concretado otro descubrimiento no tan amable: el cadáver del austríaco Juan Stepanek, el primero que murió intentando escalar el Aconcagua en 1926. En 1940 Link y su esposa, la francesa Adriana Bance de Link, llegaron nuevamente a la cumbre del Aconcagua. Adriana Bance se conviertió en la primera mujer que escaló el Aconcagua. En el descenso Link sufrió el congelamiento de parte de los dedos de sus pies. Debido al peligro de gangrena su esposa los amputó usando una tijera.
Link guardó sus propios dedos en formol. Cuenta la anécdota que cuando llegaban visitas a su casa, Link ofrecía mostrar “los hongos del Aconcagua”. Inmediatamente le pedía a su esposa que trajera el frasco con “los hongos”. Cuando los azorados visitantes constataban que en realidad, lo que había en el recipiente eran dedos, Link lanzaba una carcajada de satisfacción.
Link decía que las puertas de su casa estaban siempre abiertas para quien quisiera hablar de montañas y mucho más si se trataba del Coloso de América. Su pasión por la montaña era interminable, pese a las secuelas que había sufrido en carne propia.
En 1944 Juan Jorge Link y su esposa volvieron al Aconcagua como parte de una expedición científica. Al bajar de la cumbre, en la zona de La Canaleta, Adriana Bance se fracturó de una pierna. Link se quedó a su lado acompañándola en vez de descender y salvarse. La furiosa tormenta que se había desatado acabó con la vida de ambos. Entre el 17 y el 20 de febrero de 1944 mueren atrapados en esa zona.
El caso de los Link fue profusamente cubierto por los medios de la época. Varias expediciones intentaron rescatarlos, pero las malas condiciones climáticas impidieron la tarea. Un año después los cuerpos de los esposos Link fueron hallados por una expedición militar y bajados tiempo después. Ambos están enterrados en el Cementerio de Andinistas en Puente del Inca, Mendoza.
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Heber Orona
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Heber Orona es un montañista mendocino, criado en la localidad de Polvaredas, en Mendoza. Polvaredas está a 2400 metros sobre el nivel del mar y a 150 km de la ciudad de Mendoza, en la Cordillera de los Andes. En ese lugar Heber Orona descubrió las primeras montañas. Cuando cursaba el secundario, junto con un amigo comenzaron a  escalar. En esa época se formó como Instructor Nacional de Montañismo y Guía de Alta Montaña.
Hace 20 años, el 24 de enero de 1991, Heber Orona hacía cumbre por primera vez en el Aconcagua. Fue la primera de sus 23 ascensiones al Centinela de Piedra (llegó a la cima por cuatro rutas diferentes).
El 27 de mayo  de 1999 coronó el Monte Everest. Es el tercer argentino en llegar a la cumbre y el primero en hacerlo sin oxígeno adicional. Además la expedición de la que participaba no utilizó porteadores para cargar el equipo, por lo que el mérito es mucho mayor.
También es el primer argentino que escaló las Siete Cumbres: el Everest en Asia, el Vinson en La Antártida, el McKinley en Norteamérica, el Elbruz en Europa, las Pirámides de Carstensz en Oceanía, el Aconcagua en Argentina y  el Kilimanjaro en África. La lista de las montañas que completan su currículum impresiona.
Cuando fue por primera vez al Himalaya vendió su auto para pagar el viaje (el vehículo que había comprado ahorrando el dinero ganado en varias temporadas de trabajo en el Aconcagua): “Hice el sacrificio. Otros deben hacer lo mismo si quieren estar en las mismas condiciones.”
Lejos de la profesionalización de los escaladores de otros países, Orona señala las dificultades a las que se enfrenta cuando emprende cada nueva expedición:“Te encontrás gente que te dice: ‘¿Cómo un argentino se dedica a esto, cómo es que tiene la plata?’. Allá, un tipo que se dedica a esto recibe 260 mil dólares; se gasta 100 mil en el proyecto y con el resto vive. Acá es mucho más complicado” (Página 12)
La frase de cabecera de Heber Orona es "tener un objetivo claro, aunque todo esté oscuro; cruzar los dedos pero no los brazos, tener miedo pero no caerse, caerse pero no fracasar".
Detalles más, detalles menos, cada montañista en el mundo comparte esa consigna.

Reinhold Messner

Reinhold Messner es un montañista italiano. Nació en Tirol del Sur, en 1944. Su casa estaba cerca de los Dolomitas, una de las cordilleras más hermosas del mundo. Allí se crió y paso la mayor parte de su infancia. A los cinco años, Messner escaló su primer cerro de 3000 metros.
Junto a su hermano Günter, venció las rutas más difíciles de los Alpes. Por esas precoces hazañas, en pocos años sus nombres ya eran reconocidos en varios lugares del mundo. Los grandes cerros de ocho mil metros esperaban a la vuelta de la esquina.
En 1970 escaló junto con su hermano el Nanga Parbat, cerro de  8125 metros ubicado en la cadena de los Himalayas. En esa expedición su hermano muere arrastrado por una avalancha cuando estaban descendiendo. Por mucho tiempo Reinhold fue acusado por muchos montañistas y por la justicia: sospechaban que había abandonado a su hermano para lograr la cumbre. El descubrimiento del cadáver de Günter en el año 2005 confirmó la versión de Messner: Günter murió mientras descendía debido a una avalancha.
El fallecimiento de su hermano lo marcó para siempre. Desde ese momento dedicó toda su energía a las montañas del Himalaya.
Entre 1970 y 1986 Reinhold Messner llegó a la cima de los catorce montes de más de 8000 metros que existen en el mundo. Entre ellos concretó dos ascensos memorables: el Nanga Parbat en 1978 (repitiendo la cumbre de 1970) y el Everest en 1980, ambos en solitario y sin oxígeno.
En 1978 ascendió, junto con Toni Habeler, al Everest, sin suplemento de oxígeno. Los especialistas y sobre todo los sherpas (pobladores del Himalaya) que estaban en ese momento en el monte no creyeron en la hazaña de Messner. Para refutar esas sospechas, en 1980 Messner subió, esta vez solo, y otra vez sin oxígeno.
Messner es un escalador que practicó el “estilo alpino”. El “estilo alpino” es una modalidad de escalada en la que el montañista transporta todo su equipo, comida, refugio, etc., en el ataque a cada cumbre. Messner demostró, en contra de la opinión de muchos expertos, que se podían conquistar montañas muy complicadas, como los ochomiles, mediante esa técnica: "En las expediciones, lo que me interesa es acercarme más a mí mismo; mirar hacia mi interior. Cuando subo muy alto, puedo mirar muy dentro de mí. Pero si introdujera medios técnicos entre la montaña y yo, no podría percibir ciertas sensaciones: con la mascarilla de oxígeno no puedo comprobar, no puedo percibir qué significa escalar alturas de 8000 metros y más, combatir la tendencia del cuerpo a no obedecer y soportar la soledad sin ninguna ayuda"
Messner es considerado como uno de los montañistas más completos de la historia. Un escalador solitario, un lobo que desprecia a la manada. Esa búsqueda le acarreó más de una crítica y el feroz ataque de muchos montañistas.
“Desgraciadamente todavía nos acercamos a las montañas con mucho más deseo de conquista que interés por entender su real dimensión. Yo creo que la montaña nos ofrece una enorme posibilidad de orientación hacia fuera y también hacia dentro de nosotros mismos.
Si destruimos las montañas antes de que la humanidad comprenda ese verdadero valor, entonces el hombre perderá para siempre la posibilidad de disfrutarlas y buscar esa dimensión más profunda.”
En 1999 Messner estuvo en el Europarlamento y forma parte del Partido Verde. Aunque estas dos últimas consideraciones son parte de otra historia.
Por lo pronto Reinhold Messner, el lobo solitario, pone en palabras lo que los montañistas sienten cada vez que enfrentan una montaña: “Hoy el hombre va en busca de la naturaleza salvaje para conquistar los últimos rincones de su alma desconocida, oscura y olvidada.”
¿Para qué subir montañas? Messner nos acerca algunas pistas: “Hay que aprender a caminar un paso detrás de otro. Cada uno tiene que acercarse a su propio límite, que siempre es subjetivo, distinto, personal. A veces está más cerca otras veces está muy lejos. Quien quiera conocer su propio límite, tiene que acercarse poco a poco, porque si los pasos son demasiado largos, tropieza, puede caer y hasta morir.”
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Necesario epílogo
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Frente a los acontecimientos recientes (como la muerte de Federico Campanini en el Aconcagua el 9 de enero de 2009) se torna muy complicado explicar el porqué del montañismo. ¿Para qué arriesgar la vida, buscando qué, para llegar a qué meta, a qué precio? La respuesta es que hay muchas respuestas. Tantas como montañistas existen en el mundo. Cada uno busca en las alturas cosas diferentes.
Hemos repasado la historia de tres montañistas excepcionales tratando de extraer de esas biografías al menos una pista sobre el asunto. Cada uno de ellos es una parte de esa búsqueda de certezas. Certezas a las que el montañista renuncia desde el momento mismo en que se une a la fraternidad de los conquistadores de lo inútil (Lionel Terray).
Yo mismo he transitado montañas, con mayor o menor éxito, buscando en ellas la confirmación de mi estricta condición humana: sin el soporte social que hemos construido para sobrevivir, expuesto a las condiciones extremas de la montaña, el ser humano se reencuentra consigo mismo. En medio del silencio perpetuo, sin el estrépito de la civilización tronando a su alrededor el sujeto se reconoce parte de un planeta, de una especie, de un destino común, compartido y a su vez, individual.
Eso es lo que yo pude descubrir. Más bien redescubrir.
Por eso, porque hay muchas respuestas, porque la montaña está ahí como decía Mallory, la frase de Terray adquiere ahora una nueva dimensión: “Soy, si esta palabra tiene algún sentido, un montañero.

jueves, 4 de abril de 2013

"ERROR DE COMUNICACIÓN"

Asi que "error de comunicación". Se ve que el modelo caradura está de moda. Lo mismo que señalamos con una torpe ironía en el día de ayer: es mucho mejor no dar excusas, tanto en el caso de Bruera hoy como en el de Macri ayer. Más que nada porque las excusas son peores (si es que eso es posible) que las acciones u omisiones. Los dos, Bruera y Macri, si bien no podían evitar el aluvión estaban al tanto de las alertas y tendrían que haber emprendido el regreso apenas tomaron conocimiento de la situación que podía desatarse. No estaban. Los dos andaban de joda (si si, todos tienen derecho a descansar, pero contale eso a los que se quedaron sin nada, ni siquiera con un techo para dormir, a los que perdieron a sus seres queridos mientras quienes deben ocuparse de los asuntos públicos tomaban sol en Brasil), ninguno estaba en su puesto cuando ocurría el aluvión. Incluso Bruera, que tuvo el aviso de lo ocurrido en Capital Federal, podría haber vuelto antes teniendo en cuenta la tendencia de las lluvias y el alerta que regía para la zona. Pero no. Eso no pasó.
¿Acaso hay que explicarles a los dos cuáles son las responsabilidades que asumieron? ¿No están al tanto de que su posición los obliga a estar alertas, preparados, aunque estén de vacaciones y tengan que volver de ellas dada la coyuntura?
Lo menos que uno les puede pedir en vista de la tragedia que los envuelve es que se queden piolas, que no hablen, que laburen con la cabeza gacha sin decir esta boca es mía. Que muestren aunque sea un poco de respeto por los muertos. Por los muertos que sus ausencias, las de antes y las de ahora, promueven.

viernes, 26 de agosto de 2011

¡ESO, HAY QUE CAGARLOS A PALOS A ESOS WEONES!

Que lindo. He aquí las palabras de un verdadero demócrata.
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Aunque en algo tiene razón: la Concertación tiene una gran responsabilidad por el estado de la educación en Chile. Y ahora tendrá que comer los sapos que ayudó a criar. Sin duda.

martes, 16 de noviembre de 2010

EL HORNO NO ESTÁ PARA BOLAS DE FRAILE

Si che, los ánimos en Haití están un poco caldeados. Vaya uno a saber porqué. ¿De qué se quejarán? Si tienen unos paisajes hermosos, sol, playa, turistas, un mundo idílico. Un paraíso. Yo no sé, encima quieren comer estos haitianos. Maledetos.
Así no se puede. Todo no se puede ¿entendés?
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Otra vez la política
Metida en todas partes, que porquería
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