Nostros ya sabíamos. Años hemos pasado corriendo los velos con los que intentaron cubrir sus crímenes los dictadores de latinoamérica. Por suerte no han podido ocultar su genocidio. Ahora se siguen sumando evidencias, Evidencias que dan cuenta de hechos irrefutables. Hechos que no son producto de especulaciones. Para eso sirven las evidencias, para terminar de una buena vez con los argumentos taimados y las chicanas.
Aquí y allá.
Yo pisé las calles de lo que fue Santiago ensangrentada. Me quedé mirando el Palacio de la Moneda, mientras las lágrimas se me escapaban empañándome los anteojos. Vi además el producto de esos años de asesinos sueltos. Esa sociedad que todavía tiene las heridas a flor de piel. Quizás estas evidencias ayuden para comenzar a construir algo de justicia.
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5 comentarios:
Casi me caigo de orto. ¡Era verdad, nomás! Eso del imperialismo debe ser cierto también, a mí que no me digan.
La verdad es hija del tiempo.
Eso sí, sería bueno conocerla en vida.
Geral:
Yo esperaría más pruebas.
Usté sabe cómo son esos cochinos latinoides.
Sujeto:
Si señor. Una vez moridos ya no tiene mucho sentido, o al menos, no el sentido que se requiere acá en carne y huesos.
Me intriga la entrega de los documentos,tranquilamente los yanquis los quemaban y no se hacían cargo de ninguna agachada.
Te entrego las pruebas de mi mala conducta a cambio de.....
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