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O también podríamos titular a este pequeño opúsculo "Coelho relodaded": digamos, salir a buscar por todo el mundo lo que tenés en el patio de tu casa.
Marijuan, el impresentable Marijuan y su camperita ridicula para el clima de Santa Cruz
encabezando una brigada de excavadores a ver si encontraban guita enterrada al estilo de
Jake y los Piratas del Nunca Jamás es una obscenidad del tamaño de la patagonia. Porque el señor Báez tiene todas sus decadracmas a la vista, digamos, propiedades, estancias, autos, casas, etc. Bien o mal habidas es el punto. Y para eso está la ¿inteligencia? del fiscal que debería buscar pruebas con la reconocida tecnología que el siglo XXI ha depositado entre sus manos. Porque convengamos que una retroexcavadora es más bien un instrumento del siglo pasado.
Claro, para una cámara de televisión, una excavadora garpa mucho más. Pero carece de efectividad, jurídicamente hablando. Ahora, si querés show, ahí lo tenés. Lo que probablemente no haya son evidencias. Y más que nada lo que se espera de un fiscal que investiga es que encuentre evidencias.
Pero Marijuan tiene una larga y penosa historia en esto de no encontrar pruebas. Por ejemplo en la causa por lavado de dinero fundada en la denuncia de Hernán Arbizu. Ahí tampoco Marijuan ha encontrado un pomo. Más que nada porque la guardó en un cajón -en argot judicial "
la cajoneó"- y no ha movido el culo en ninguna dirección (mucho menos una excavadora) para encontrar alguna prueba, es más para iniciar algún trámite judicial tendiente a ver qué onda con ese asunto. Y esto ha sido así desde hace ocho años.
Ocho años completitos. Marijuan no ha estirado su mano ni siquiera para leer el título del expediente. Le dijeron "-
Che, ahí adentro está Clarinete, JP Morgana, The Nation" y él inmediatamente se arrojó al suelo mirando a calle Piedras y recitó la letanía de rigor.
Y todo está ahí, al alcance de su neurona. Es cosa de meter el dedito en la PC, leer la denuncia y comenzar a chequear.
Pero no. La onda es el deporte aventura con retroexcavadoras.
Y endemientras los elefantes trepanan el suelo del living de los "argentinos bien pensantes" que se indignan sobre la indignación (cosa que nada tiene que ver con una dignidad que no conocen ni en historietas).
Horacito Rodríguez Larreta también perfora las paredes del comedor al amparo de la pantalla de TN. El tipo anda por ahí repitiendo la letanía:"-
El problema de fondo son las adicciones" y te mira como si hubiera descubierto alguna verdad profunda. Y mientras duplica su cara de nada evita explicar porqué nadie controlaba nada en ese galpón PRO disfrazado de cheboli, porqué no lo habían inspeccionado, porqué lo habilitaron a las cinco de la tarde del día de la festichola, etc. Amén de las relaciones carnales de Carmencita Polledo y su esposo con el complejo Costa Salguero, que es también una relación carnal con el PRO. El problema son las adicciones dice a quien lo quiera escuchar y es tan obscena esa defensa, esa diagonal improbable, que
hasta Nelson Castro lo vapuleó en una entrevista.
Elefantes que destruyen la casa mientras la maquinita de Marijuan emprende una cruzada evangelizadora contra el duro suelo santacruceño.
E imploro con la poca confianza que tengo en las divinidades que no sea solo yo el que los vé. Porque si así fuera estaría escribiendo al pedo desde hace mucho tiempo.