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martes, 11 de junio de 2013

LO SAGRADO ES UNA CATEGORÍA MATERIAL

Leyendo estas declaraciones, fatuas por otra parte, de Carlos Fayt me acordé de una parte del Manifiesto Nadaista escrito, creo, por Gonzalo Arango: "No quedará una fe intacta ni un ídolo en su sitio, todo será minuciosamente revisado".
Fayt dijo que los hechos son sagrados. Para un investigador no hay nada más falso que esa afirmación: los hechos deben ser analizados, desmenuzados, sopesados, comparados, comprendidos, contextualizados, no adorados como figuras religiosas. Los hechos que ante todo son contingentes y relativos constituyen, vaya novedad, el objeto de estudio de las ciencias. Ciencias que no se conforman con la apariencia de los hechos ni creen por un segundo que sean sagrados, esto es, con sentido absoluto en referencia a un parámetro fijado desde siempre.
Como dije en el título, lo sagrado, para un investigador social, es una categoría material  que debe ser analizada, que no es evidente por si misma, que aún es doxa en tanto no puede dar cuenta de sí misma.
Fayt lo sabe, pero juega la carta de un empirismo ramplón que conecta con el "sentido común" para el cual las cosas son lo que parecen (es buen momento para decir que el sentido común está sobrevalorado)
Nada más ni nada menos.

martes, 28 de febrero de 2012

FANÁTICOS

Toda mi vida escapé de los fanatismos. Básicamente porque con un fanático no hay discusión posible. Mi temperamento en este sentido no siempre me ayudó. A veces, y pese a saber cómo terminan éstas cosas, me embarqué en una disputa con un fanático y terminé de la forma en que terminan estas cosas: yo enojado (al pedo) y el fanático, ensoberbecido mostrando su descollante y avasallador estilo por todas partes.
Nunca aprendo.
Al final (el famoso Buho de Minerva) uno termina concluyendo lo que ya concluyó en otras ocasiones. Y se mira al espejo criticándose ser tan pero tan salame.
Sirve (a mi me sirve) desenrrollar las reflexiones que aparecen cuando pienso en el fanatismo:
1.-El fanático está tan cerca del reaccionario que apenas se nota la diferencia entre uno y otro.
2.-Los fanatismos ponen en acción al fundamentalismo
3.-El fundamentalismo no aprueba la existencia de otras opciones más allá de las propias
4.-Todos los argumentos que se le puedan presentar al fanático serán tergiversados dado que es...un fanático y ya tiene respuestas previas que funcionan como dogmas, axiomas mediante los que el mundo aparece según él mismo lo formula.
5.-La disputa con un fanático no es en realidad una discusión o un debate porque no existe comunicación en el sentido estricto de esa palabra.
6.-El fanatico y el fanatismo excluyen, incluso en el supuesto caso de que uno se doblegue y se pliegue a sus opiniones, porque ambos esperan obediencia y aceptación ciega, una adhesión sin límites carente de cuestionamientos.
7.-El mundo del fanático está dividido en dos. Es maniqueo hasta la desesperación, con todo lo que tiene de complicado el maniqueismo.
Estas cosas me las digo a mi mismo muchas veces, cuando tengo la tentación de abandonar la complicada comprensión de los procesos sociales, que son espiralados, azarosos, imprevisibles y para los cuáles no existe una sola respuesta, es más, a veces no tienen ninguna.
Cuando empiezo a levantar el dedo y bajar línea pienso en los fanatismos y en los fanáticos. En ese momento intento bajar la cabeza y  tratar de ser más humilde. Al menos porque son más las cosas que no entiendo que las que puedo dilucidar.
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Nota:
Este post tendrá los comentarios cerrados. Sepan disculpar esta inusitada postura. Mañana retornaremos a la normalidad.

jueves, 30 de junio de 2011

OIKONOMIA

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En este pequeño pero emotivo acto venimos a señalar otra obviedad que a fuerza de escamoteo no es tan obvia en nuestros días tan contemporáneos, valga la redondancia, a saber: la Economía es una Ciencia Social.
¡Si!. Una Ciencia Social y no una Ciencia Exacta.
A fuerza de modelos matemáticos y leyes de dudosa contundencia, muchos economistas (no todos, por suerte) han terminado por creer (dicho en términos de fe) que pertenecen al campo de las ciencias exactas. Que sus predicciones tienen la misma fuerza que una ley de la física, la química, etc. Y no es así ni mucho menos.
Las Ciencias Económicas están sujetas a todos los avatares que atañen a las Ciencias Sociales.
Por lo tanto y ante todo, no pueden formular leyes generales de alcance universal, verificables experimentalmente cuyas conclusiones sean aplicables en cualquier lugar, tiempo y espacio.
No señor.
Porque la Economía ¡es una ciencia social! Y las ciencias sociales se las tienen que ver morochas con un objeto de estudio altamente impredecible, en un contexto tramado de relaciones complejas y cambiantes, en el que uno aspira, como cientista social, a la comprensión. Jamás se le ocurriría formular a un científico social que se precie de tal, por ejemplo, una Ley General de la Violencia, dado que las conclusiones a las que arribe estudiando rigurosamente un hecho de violencia no pueden ser extrapoladas para analizar todos los hechos de violencia. A lo sumo quedará un método, un camino que servirá para iniciar nuevos procesos comprensivos. 
Mal puede la Economía (una ciencia social) formular así como así, sin mayores precauciones epistemológicas ¡modelos de comportamiento económico! y encima creer que se verifican en la realidad. Los delirios de Milton Friedman son éso, delirios. Sus "leyes naturales" de la economía fueron aplicadas a punta de fusiles y de FMI en muchos países con las consecuencias que todos conocemos. No funcionan. Y el motivo es obvio: la Economía es una ciencia social y posee los alcances y limitaciones de las mismas.
Quede anotado lo anterior y sea dicho cuando aparezcan los Cavallos de este mundo aderezados con sus reglaqs de cálculo con la pretensión de predecir el comportamiento del universo y planetas ad hoc.