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Desde hace casi diez días en la parte superior derecha del blog coloqué una caricatura de muy mal gusto de Charlie Hebdo que se mofa de la caída de un avión ruso de pasajeros en Egipto en donde murieron 224 personas (si, personas, aunque sean rusas). Vean y lean con atención. Creo que me quedé corto con el calificativo.
Durante todo ese tiempo la caricatura estuvo ahí y ninguna de las almas sensibles que ayer pasaron por el blog a condolerse por las víctimas francesas del atentado del viernes 13 de noviembre, denostando mi crueldad analítica repugnante, dijeron una sola palabra acerca de la brutalidad y obscenidad de la caricatura de Charlie Hebdo. Repito: se cagan de risa de un avión derribado por ISIS con 224 pasajeros a bordo. Tuvieron casi diez días para pronunciarse, declarar su indignación, etc. No lo hicieron.
Pero el viernes hubo una serie de atentados deplorables en París que dejaron más de 120 muertos y el sábado me atreví a diseccionar las partes de un atentado terrorista y coseché una retahila de insultos y calificativos muy poco halagüeños. Indignación masiva.
La misma indignación ausente con la caricatura de Charlie Hebdo.
¿Es que las víctimas rusas no merecen indignación? ¿Es que la burla de Charlie Hebdo no requiere alguna condena? Claro, unos habitan la ciudad luz y los otros son rusos, así, rusos anónimos. Lo políticamente correcto es sentir indignación por los parisinos. Lo humano es sentir bronca y dolor por todas las víctimas, no solo por un grupo que fue asesinado y es ahora usado como excusa.
Pero las almas sensibles tuvieron frente a sus ojos la agresión de Charlie Hebdo durante casi diez días y no se les movió un pelo. ¿Hacen falta más evidencias acerca de lo que llamaré de ahora en adelante "indignación selectiva"?
Y conste que no estoy teorizando, estoy describiendo un hecho real: ahí estuvo el dibujo de Charlie Hebdo para movilizar lo que debía movilizar y ni siquiera cosechó un "que jueputas"
Pero hoy todos somos Francia.
Por Tutatis.