A Leucocito y a los que son como él les duelen los organismos de Derechos Humanos justo por lo contrario de lo que declama casi con el tachín tachín de fondo: porque no inclinan la rodilla y se ponen a darle besos entusiasmados a Obama y a la corte de genuflexos encabezada por Mauricio Macri. Porque los casi 500.000 tipos que fueron a la Plaza de Mayo el 24 de marzo tampoco están dispuestos a lamerle las botas a Obama y a su mayordomo en la Argentina.
Les duele esa plaza, así como todavía les duele la plaza del 9 de diciembre de 2015. Les duelen esas plazas porque son la evidencia de una oposición popular que está por encima de sus dirigentes, que se expresa con una conciencia democrática que no esperaban. Una multitud que no ha caído en la trampa de las provocaciones permanentes y que les augura un futuro no muy agradable.
Porque esas plazas están en las antípodas de la administración Macri y son, vaya noticia, una amenaza a la casi inexistente legitimidad de Mauricio Awada. El gobierno de Macri fue elegido democráticamente y por eso es completamente legal. Pero su legitimidad está en dudas desde el comienzo y cada día se erosiona más y más.
Y eso a Leuco y a los que son como Leuco les jode y mucho. Porque también la legitimidad de Leuco está en jaque. De Leuco y de muchos más. Si Macri se debilita Leuco se convierte en un fantasma aún más patético del que es ahora. Por eso Leuco, ni lerdo ni perezoso, extiende las tésis de Macri a los organismos de Derechos Humanos: como los organismos no están de acuerdo con Macri (o sea, con él) lo que hay que hacer es reemplazarlos por otros nuevos. Mäs acordes a la "época actual", o sea, que aplaudan a Obama y a Macri mientras tiran flores al río y se cagan en la memoria.
Organismos de Derechos Humanos que convocan a una plaza de 500.000 personas no le sirven a Mauricio. Hermoso Leuco, hermoso.
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La Plaza Invisible
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¡La de choripanes que habrán repartido!
Ahhh no. Esperá.
Ya no hay más choripanes.
¿Por qué fueron entonces?
¡Que boludos! ¿No?