Si no les das el gusto, si los cuestionas y discutís su injerencia en la política interna del país, si ponés en duda su pretendida condición de amos del mundo, entonces mirás para atrás,
usás una retórica de los años 70 y cosas así.
Lo que no dice Obama Bin Laden es que las estupideces que dice Macri y las políticas de Macri también pertenecen al pasado. A un pasado mucho más reciente que el 60 o el 70. Las políticas y la supuesta mirada hacia adelante de Macri pertenecen a la década de los 90, en donde los complacientes funcionarios mantenían sus pantalones abajo con EE.UU. todo el tiempo. En esa época el presidente de nombre capicúa y Fúlmine como el que habita del sillón de Rivadavia por estos días se limitaba a decir "-
Si bwana" cuantas veces hiciera falta, rompiéndole el lomo a los que tenía que gobernar para satisfacer la mirada hacia adelante de los EE.UU. que consiste en que todos aporten para que ellos la pasen bomba.
De ese modo modo hubo "apertura, transparencia, competitividad, progreso" y los argentinos prosperaron "de un modo que no ha ocurrido por mucho tiempo". Tanto prosperamos que fuimos a dar de cabeza a diciembre de 2001. Tanto progresamos que casi nos quedamos sin país. Aplicando la "mirada hacia adelante" ya que estamos en "una nueva era"
Mirada hacia adelante y nueva era las pelotas.
Este escamoteo pretendidamente modernizador es nada más que la apelación al retorno al peor de los pasados. Ese pasado que muchos globoludos han olvidado. Un pasado en donde no decidíamos nosotros sino el FMI, el BM y la Reserva Federal de EE.UU., todos coordinados por el Departamento de Estado y la embajada local. Ese pasado en donde los ministros de economía y los presidentes tenían que ir a mendigar endeudamiento y apoyo. Ese pasado que nos dejó a un paso de la muerte como sociedad.
Lo que dice Obama y lo que propone Macri no es mirar hacia adelante, es volver al pasado.
Y tampoco es nuevo
el elogio de un presidente de EE.UU. a la actitud servil de sus funcionarios coloniales.
Ni qué decir que este tipo viene al país en momentos en que muchos de nosotros recordamos con dolor el golpe de estado de 1976, que EE.UU. apoyó, financió y alentó. Pedirá disculpas, aprovechando la oportunidad, calculo.
La otrora potencia dominante está tratando de reconstruir lo que ya se le escapó. La ceguera estúpida de los ineptos amarillos nos vuelve a convertir en el patio de atrás de este imperio moribundo (uy, retórica de los 70, perdón Obama). Con lo que logran dos cosas, una detrás de otra: condenarnos otra vez a la dependencia asfixiante de los organismos financieros internacionales y segundo, nos ponen de nuevo en la línea de fuego. Porque alinearse automáticamente con EE.UU. por estos días tiene su precio. Un precio pavoroso que muchos países pagan con sangre.
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Cada soy más cristinista
Ahh, nueva era es new age
Andá llevando