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miércoles, 4 de mayo de 2016

MARCHA FÚNEBRE PARA UNA ORQUESTA

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En una entrevista el maestro Artur Rubinstein (sin "h") declaró que nunca había errado una nota en sus grabaciones. Y mirá que grabó como loco. Parecía un alarde. Por eso algunos se tomaron  el placer de escuchar toda su obra grabada -tanto en estudio como en vivo- y comprobaron que Rubinstein decía estrictamente la verdad: en todas sus grabaciones no había pifiado una sola nota. Hazaña portentosa porque al mejor cazador de vez en cuando se le escapa una liebre. Pero a Rubinstein no.
¿Qué tiene que ver esta anécdota con este pequeño texto? Bastante, te vua´decir. El virtuosismo casi sobrenatural de Rubinstein fue una de las puertas por las que accedí a la música clásica. Cuando escuché un nocturno de Chopin interpretado por Rubinstein me di cuenta de qué iba eso de tocar el piano como si el piano no estuviese ahí y la música le saliera al pianista de los dedos. Claro, yo no sabía que era Rubinstein, tocando a Chopin y que la pieza era un nocturno. A mi solo me gustó con  orejas sorprendidas que un piano pudiera sonar así y que era un solo señor con dos manos, dos pieses y diez dedos el que hacía todo éso.
Luego de ahí a Shostakovich hay un paso nomás, hablando de pianistas. Y cuando empezás a tirar del hilito aparece Prokofiev y la banda de sonido de la película de Eisenstein "Alexander Nevsky", Los Cinco (Mili Balákirev, César Cuí, Modest Músorgski, Nikolái Rimski-Kórsakov y Aleksandr Borodín) y pasás a los saltos a los insignes alemanes y los austríacos y franceses hasta llegar a la música dodecafónica de Schönberg. Un largo camino en donde ocurren dos cosas: la curiosidad aumenta y a medida que el oído escucha, crece. Crece porque se incrementa el volumen de lo escuchado, porque existe la posibilidad de que el oído escuche esa variedad del mundo y, un dato no menor, crece porque el sentido estético (que todos tenemos, y cuando digo todos digo todos) se complejiza al educarse en la escucha. Si a esa educación por el sonido le añadís un poco de apreciación musical, esto es, poder discernir las cuestiones formales de la música (el ritmo, la melodía, la armonía y los matices) identificando la pertinencia o no de ciertos arreglos y resoluciones, de la afinación, de la potencia y proyección de la voz, de los arreglos corales atinados o no, etc. tendrás un sujeto con un aguzado aparato de percepción estética. Y esa complejidad no solo alcanza a la musica sino que refleja una sofisticación del pensamiento (si, dije sofisticado) que permite abarcar el mundo más allá de la mirada, más allá del sentido común. Solo una mirada trascendente puede conjeturar un mundo distinto al cotidiano. La trascendencia del arte es la objetivación de esa superación. 
Sí y solo sí existe esa mirada trascendente es posible pensar en la transformación del mundo, de lo dado en algo distinto a su aparente consistencia de cemento.
Esa es la tarea del arte, de la música, la pintura, el cine, etc.
Por eso el desmantelamiento del programa Orquestas y Coros para el Bicentenario es dóblemente doloroso: primero porque destroza la posibilidad de educar la sensibilidad estética (que es además potenciar la mirada trascendente) de los que participan en las orquestas y coros y segundo porque cercena el despliegue de las capacidades creativas que el arte promueve que es lo mismo que amputar la mirada trascendente del arte que es la mirada más allá del cotidiano plano y lineal para proyectarse por encima de lo aparente, pensando una existencia que disuelve las fronteras de lo posible. Desatar la mirada del sentido común, que es la manera en que el sujeto puede mirarse a sí mismo como una potencialidad en acto. Cuando eso no pasa somos menos libres porque la libertad trasciende el sentido común.
Una última apostilla: el asunto del acceso al arte contiene dos fases que van juntitas y pegadas. Sin duda una de las condiciones de acceso es que exista el material al que uno quiere acceder, o sea, que haya opciones reales y concretas (conciertos, exposiciones, etc.). Pero si a su vez no están las herramientas de apreciación artística, la educación de la vista y el oído en realidad el acceso democrático al arte es un engañapichanga porque le falta una pata. Sin esa complejización paulatina que brinda la educación formal e informal del sentido estético el arte seguirá siendo coto de caza de las elites. Elites que en realidad usan el arte como un símbolo de distinción. El arte, cualquiera sea su forma, se convierte en manos de estos sectores dominantes, en arte decorativo.
El arte como trascendencia es otra cosa. Por eso lo matan.
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viernes, 4 de diciembre de 2015

SI LO SABE, CANTE


Buzón Amarillo
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Me miraste‚ con ojos de Legrand
cuando fui a visitarte en motoneta.
Me pusiste‚ gesto de "-no va"
con tu peor cara de bragueta.
Sabes bien que soy hombre de barrio
y que solo tengo un monoambiente.
Cuando vote el próximo domingo
elijo a Macri para convencerte. 

Tengo un buzón amarillo,
que es lo que se lleva ahora.
Tengo un buzón amarillo,
porque es la ultima moda.

Hay que comprar un buzón
ya lo decia mi madre
es la forma más barata
de no hacerse responsable.
Pa, papa, papa.

Moza fina, medio pelo
prefieres a un chico del Newman
que tenga un automovil extranjero,
gente como uno y gente como UNA
¿Cómo podré impresionarte
con tan poco en el bolsillo?
Para poder ser tu amante
Votaré a un amarillo

Tengo un buzón amarillo,
que es lo que se lleva ahora.
Tengo un buzón amarillo,
porque es la ultima moda.

Hay que comprar un buzón
ya lo decia mi madre
es la forma más barata
de no hacerse responsable.
Pa, papa, papa.

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Versión libre de "Tractor Amarillo"
Aunque ya se habrán dado cuenta

viernes, 19 de septiembre de 2014

EVERYBODY WANTS TO RULE THE WORLD

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El mundo, por obra y gracia de la mano invisible, se convierte todos los días en un lugar peor. Tiende a lo deforme, al horror de la fealdad en serie, a la plaga del lugar común camuflado como inteligencia. La belleza apenas logra asomar la cabeza de vez en cuando, asolada por los nichos de mercado y la rentabilidad a ultranza.
No somos mejores, apenas hemos sofisticado el instinto de caza y sus instrumentos.
En medio de este ominoso presente vale la pena una caricia, al menos una, pequeña, para que el cuerpo que es también alma todo junto y al mismo tiempo, se vaya de la semana con las orejas agradecidas.
Veamos y escuchemos "Everybody Wants to Rule the World" de Tears for Fears en la exquisita versión de The Bad Plus.
Buen fin de semana.
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jueves, 30 de enero de 2014

HUMAN AFTER ALL

Hablando de música. Ah claro, no les avisé. Vamos a conversar un rato de música porque estoy un poco cansado de que lo urgente nos quite tiempo para lo importante, frase cliché si las hay pero que expresa el grado de hartazgo que me ha embebido de tanto escuchar a saramacoques que yo creía enterrados, intelectualmente hablando, y que recuperan su voz y espacio, no tanto porque los medios serios les den alas sino porque hay toda una porción de la sociedad que tiene un sorete atravesado de oreja a oreja que no le permite poner en on las neuronas correspondientes a la memoria.
Así que, llamalo escapismo o evasión, pero voy a volcar al teclado algunas reflexiones que me inundan en estos días acerca de la música, arte al que le tengo algo más que respeto y en el que he profundizado medianamente en mi condición de escuchante dedicado y prolijo y algunas vez pegándole unos palazos a la batería.
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Los concursos de “Talentos”
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Al contrario de lo que opinan los jurados de esos concursos (jurados cuyas condiciones para evaluar algo relacionado con la música están en duda desde el principio, ponele, Lucía Galán de Pimpinela) yo no creo que un buen cantante sea el que puede interpretar una canción de cualquier género. Tampoco creo que eso indique que sus condiciones técnicas son mejores: a lo sumo es una manifestación de maleabilidad lo que no es bueno en todos los casos.
El problema aquí es la autenticidad del que canta. Y alguien que canta e interpreta cualquier cosa no puede ser auténtico en ninguna, o, si lo es en alguna, esa autenticidad se diluye en medio de la impostura.
Me dirán que Mercedes Sosa también era una intérprete y que además transitaba muchos géneros musicales. Contestaré que eso es bien otra cosa. Mercedes provenía del folklore e interpretaba las canciones con ese sello particular. Y era auténtica porque sumaba a su repertorio sin perder la impronta que la hacía única. Ella ya era Mercedes Sosa cuando incorporó canciones del rock argentino, por ejemplo.
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Abuso del “soul”
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Siguiendo con los concursos antes citados, en la mayoría de los casos los entrenadores o “coach” como se dice ahora para aumentar el glamour, le enseñan a sus alumnos técnicas provenientes del soul.
Ya es hora de protestar contra ese abuso. No todos pueden ser Gregory Porter, Rox, Janelle Monaé, India Arie o un gran etcétera que me llevaría varias páginas desglosar. No hace falta replicar en cada vocalización las escalas del soul ni en todas las canciones sirve como método de interpretación. Dada la riqueza vocal que requiere, abordarlo sin tener las condiciones objetivas necesarias produce lisa y llanamente el ridículo y, cuando se tiene con qué, aplicarlo a todo el repertorio hace que muchas canciones que precisan un enfoque distinto, se vuelvan barrocas, pesadas, recargadas.
Párrafo aparte merecen las técnicas teatrales que intentan enseñarles a los protocantantes para que incorporen dramatismo a sus presentaciones. Muchos actores ilustres muertos volverían a fallecer si pudieran ver ese otro abuso.
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Los salieris de los salieris
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Los Nocheros le han aportado al folklore musicalmente hablando, nada o casi nada. Se les reconoce potencia y afinación, una banda soporte excelente y una producción impecable. Y pare de contar.
El repertorio de Los Nocheros es mediocre tirando a francamente malo. Los arreglos, la orquestación y demases detalles técnicos son convencionales y ya se han escuchado muchas veces.
Desistamos de la discusión acerca de lo popular y lo masivo que tendría que venir a continuación de estas primeras apreciaciones pero vamos a dejar en suspenso hasta que se me encienda una nueva neurona.
En resumen, basta con que existan Los Nocheros, no hace falta que aparezcan y se multipliquen grupos que los replican al infinito, duplicando además sus desaciertos (que vistos a la distancia parecen lo contrario).
Cada vez que se encienden las luces de algún festival folklórico ahí vienen como manada los grupos que pretenden coparles la parada incluso siendo más efusivos y exagerados.
Basta muchachos.
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Bonus Track
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Y ya que estamos: resulta que el grupo francés Daft Punk se llevó una pila de Grammy y muchos se están preguntando porqué. Ensayemos un par de explicaciones: el tema que distingue al disco Random Access Memories “Get Lucky” cuenta, además de sus autores, con el aporte de Nile Rodgers, Pharrell Williams, Omar Hakim y Nathan East. La elaboración les llevó 18 meses y una innumerable cantidad de grabaciones (el tiempo invertido no es indicador de nada, aunque sí de laburo).
El disco en si es un trabajo redondito y, esto parece una excentricidad, posee unidad conceptual. Fue creado con una idea de fondo y grabado en torno a ella.
Por eso uno puede escuchar todo el disco y no hay canciones de relleno (como en aquel recordado Ok Computer de Radiohead, salvando las diferencias de género).
Le dieron el Grammy como disco de pop, pero no es solo pop, aunque si lo es pero es también otro montón de cosas: Random Access Memories contiene guiños para casi todo el que escucha música y escucha en serio. Contiene referencias al funk, al rock, a las diversas vertientes de música electrónica que andan por ahí (con un particular homenaje a Giorgio Moroder), a la música clásica, a la música disco, etc. Pero excede además el mundo pop dada la duración de varias de sus canciones y los arreglos progresivos que se pueden advertir en algunas (como en "Touch" por citar una).
Que dos DJs franceses que tienen casi cuarenta años cada uno hayan creado Random Access Memories no implica que la música esté en decadencia. Al contrario. Indica que nunca hay que olvidarse de la música a la hora de pensar y grabar un disco.
Tenemos demasiado personaje por ahí poniendo el carro delante de los caballos. Primero va la música muchachos. Después viene todo lo demás.
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Conclusiones
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Claro que todo lo anterior son opiniones. Desautorizadas por otra parte. ¿Qué esperaban? ¿Críticas de Marcelo Arce?

jueves, 27 de junio de 2013

QUEMÁ ESE CASSETTE

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Cursé mi secundaria en un colegio que estaba a 60 km. de mi casa. De mañanita. Por eso, para llegar a horario, tomaba el bondi (de la fenecida TAC y luego la Nueva Generación) a las 6:00 de la matina. Ni qué decir, el colectivo era tierra de amanecidos y soñolientos que, con un ojo abierto y el otro cerrado, trepaban al vehículo camino a cualquier parte.
Luego, cuando la tarea acababa, abordaba otro bondi de la misma empresa pero en la dirección contraria, camino a casa.
Los choferes de esos colectivos tenían un cassette, una cinta que era "el cassette". Inconfundible. Conformado por ese pegajoso género denominado "romántico latino". Insufrible, pesado, agotador, "el cassette" circulaba de mano en mano y de copia en copia. Supongo que los bondiseros compartían el gusto por esa equívoca música que se tilda a si misma de sensible y apenas llega a ser cursi, previsible y tosca.
Dentro de "el cassette" revistaban aberraciones tales como Franco Simone (esa canción que ya era mala y terminó de sepultar Vicentico), Valeria Lynch que gritaba con su habitual desmesura "que ganas de no verte nunca más" y nosotros que no queríamos escucharla nunca más, Sergio Dalma buscando apretarse una gurisa poniendo como excusa la naturaleza del baile, Django, Tormenta, Fernando de Madariaga y varios más que podría repetir de memoria y sin soplar: fueron cinco años de tortura continua.
Si señores, cinco años: "el cassette" contaminó la banda de sonido de mi vida durante todo ese tiempo. En esos años el walkman era un lujo y los mp3 una fantasía de ciencia ficción, por lo que no se podía esquivar los persistentes y melifluos balidos que provenían de la cinta.
Yo pensé que, una vez culminados mis estudios secundarios no tendría que volver a oir nunca jamás esa maldita colección de iniquidades sonoras. Pero parece que la vida tenía otros planes.
Una de las veces que hui a las montañas del sur con mi mochila y muy poco más, justo al arrancar el flamante colectivo de larga distancia que me trasladaría a Esquel desde Mendoza, el señor colectivero puso música ¿y qué era? ¡"El cassette"! Allí estaba, más de cinco años después de mi graduación, vivito y coleando, intentando arruinar mi viaje. Por suerte no duró más de 100 km y fue reemplazado por una película igual de mala pero al menos sin la presencia de Valeria Lynch.
Había empujado el recuerdo de "el cassette" al fondo del cajón hasta esta mañana: subí al tren y detrás mío trepó a la formación un vendedor de CDs. Apretó "play" y de los parlantes a todo volumen emergió la voz de Sergio Dalma solicitando "bailar pegados". ¡Por Tutatis! Lo que Ud. sospechan, todos los temas de "el cassette" casi en el mismo orden original habían mutado en CD.
Aunque, hay que decirlo, se habíann agregado nuevas aberraciones a aquellos vetustos atentados a la oreja: ahora, entremezclados con los temas de "el cassette" aparecía Chayanne, Maná y otros claros ejemplos de inseguridad cultural.
He llegado a la conclusión además, que "el cassette" me perseguirá hasta el último día de mi vida. Aunque para combatirlo, ahora sí, tengo un mp3. Pero él tiene cómplices. Maldita sea.
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martes, 9 de abril de 2013

FANFARE FOR THE COMMON MAN

Hoy, como todos los días hábiles y los inútiles también, me subí al tren munido con todas las tormentas que nos han deparado estas jornadas. Zamarreado el ánimo, con la brújula descontrolada por tanto zoquete que reparte puñetazos cuando tiene que distribuir solidaridad, podrido de los salames que juegan al patotero de la cuadra cuando tendrían que estar agachando el lomo y cerrando la boca porque la tragedia es grande y no es de ahora, harto de los desplantes y abandonos de los que tienen que estar presentes y no están, ni estuvieron ni estarán, con todo eso que no es poco en el morral me ubiqué en un costado del vagón.
Conecté los auriculares al aparatito prodigioso y seleccioné, entre el cambalache que es la música que me guardo para el viaje, el tremendo, prodigioso y sublime disco "Emerson, Lake & Palmer, Live at the Royal Albert Hall" grabado en vivo, como su nombre lo indica, en octubre de 1992.
Al escuchar los primeros acordes del tema que abre el disco, "Karn Evil 9: 1st Impression, Pt. 2", el mundo allí afuera recobró algo de su perdido brillo. Y la impresión de estar asistiendo, de nuevo asistiendo a pesar del nada despreciable tramo de tiempo que media entre 1992 y este 2013, a un momento estéticamente bello, delicadamente complejo, cargado de sutilezas pero con una potencia arrolladora, me reconcilió con el atribulado sujeto humano que nos habita como denominador común de alegrías y tristezas.
Mientras abría las orejas de par en par, pensaba en eso que estaba escuchando.
Creo que he dicho más de una vez (soy una pesadilla, ya lo sé) que hay dos aspectos en el análisis músical que, a mi corto juicio, son escenciales. Uno de ellos es el formal que incluye, entre otras cosas, los componentes técnico-compositivos de la obra, el contexto de producción de la misma, etc. Lo formal en tanto atañe a elementos mensurables y objetivos puede ser evaluado y, en ese sentido, podemos hablar de mayor y menor complejidad de una obra, de errores o aciertos técnicos, etc. El aspecto formal de un hecho musical nos permite decir por ejemplo que es mucho más compleja y técnicamente superior la canción "Black Moon" tema del disco citado anteriormente que "Ella tiene swing" de Tan Biónica.
El otro elemento es el subjetivo. Ése sobre el que se miente que no hay nada escrito (sobre el gusto hay mucho escrito más que nada porque la conformación del gusto, en este caso el estético, es un asunto que no está del todo claro pese a los esfuerzos denodados de Bourdieu). Esto es, a algunos les "gusta" ELP y a otros Tan biónica. Este gusto no invalida ni legitima el juicio formal sobre una obra musical. O sea, te puede gustar Tan Biónica o Miranda! pero eso no significa que esa inclinación convierta a los dos grupos citados en buenos o malos desde el punto de vista formal. Cierta debilidad del pensamiento confunde el juicio formal con el subjetivo y destroza el primero en función del segundo. No ha lugar. La objeción formal pertenece al campo de la episteme y el gusto al de la doxa.
Traducido al castellano: te puede gustar Ricardo Arjona pero esa preferencia no convierte a Arjona en un compositor y cantante solvente desde el punto de vista formal. Las deficiencias en lo formal pueden muy bien permanecer para siempre y el artista seguir siendo elegido por los que lo escuchan.
Este mismo argumento sirve para otras artes como la literatura, por poner un ejemplo que tenemos a mano.
Pero hay una trampa. El gusto estético es una sensibilidad que se educa. Si senió. Un adecuado entrenamiento hace que la apreciación estética se vuelva más rica y adquiera las herramientas necesarias para acceder al disfrute de hechos artísticos más complejos. 
¿Eso significa que no te va a gustar más Arjona, Tan Biónica o Miranda!? No te asustes, de ninguna manera. Pero el aprendizaje hará que incluso obras de arte que parecían menores, adquieran un sentido que antes no podías advertir. Intentar describir cómo se produce ese enlace entre el gusto y su entrenamiento es algo que supera el espacio de este post. Lo importante del asunto es dejar constancia de ese crecimiento conjunto.
Volvamos entonces a mi redención vía Emerson, Lake & Palmer luego de esta larga perorata.
Como el disco avanzaba ya tenía en el tímpano "Creole Dance", preludio compuesto por el argentino Alberto Ginastera como parte de sus "12 Preludios Americanos", ejecutado magistralmente por Keith Emerson. Escuchaba a lo lejos a la multitud que abarrotaba el Royal Albert Hall aplaudiendo y celebrando esa ceremonia musical. Esos sujetos que aplaudían en 1992 y yo teníamos algo en común: Emerson, Lake & Palmer. Nuestro gusto, nuestra preferencia por el grupo y sus canciones. Lo que también indicaba que ellos allá y yo acá apreciábamos, además del concepto progresivo del asunto, la complejidad de la propuesta. Porque ELP no se entrega de buenas a primeras. Para la oreja más o menos virgen la cosa puede sonar apabullante. Then: aquellas orejas y la mía misma habían recorrido un largo trecho antes de estar presentes, por las vías descriptas, en el enorme recital de ELP en el Royal Albert Hall.
En ese instante entonces agredecí a quien corresponda la posibilidad que el continuo entrenamiento me había puesto en los oídos. Y ya que estamos conjeturé, y con esto termino el testamento, que la posibilidad de elegir, la diversidad, está fundada en dos pilares: por un lado la libertad de poder elegir, o sea, no estar constreñido e imposibilitado por una fuerza mayor que impide optar, y por otro en la existencia de alternativas de elección. Puedo tener toda la libertad de elección que quiera y sin embargo no tener opciones reales para ejercer esa opción. En el arte, apreciar la diversidad de opciones consiste no solo en la existencia de alternativas sino en la educación del gusto, que en la práctica es el que opta, para que en serio haya posibilidad de elegir. Una forma de invisibilizar opciones es mutilar el gusto estético, no desarrollarlo, acotar la validez de opciones interponiendo el argumento de la demasiada complejidad de un hecho artístico cuando lo que hay en realidad es empobrecimiento del gusto estético.
La mutilación del sentido estético no solo comporta el cercenamiento del horizonte artístico sino también mina la sensibilidad limitándola a hechos artísticos que el sentido comùn, o sea la circulación del discurso dominante, considera legítimos. De lo que se sigue un dispositivo que se replica en otras áreas de la existencia que se naturaliza peligrosamente.
Y ya no pude pensar más, porque en ese momento comenzó "Finale", el último tema del disco y ¿en esas condiciones querés que te haga una conclusión coherente?
Escuchalo y me vas a entender.
Saludos a todos los que me conocen.

miércoles, 17 de octubre de 2012

ERRORES Y OMISIONES

Discúlpemne estas dos situaciones farandulescas, pero no me puedo resistir:
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1.-Hace algunos días en el suplemento Rouge de Perfil apareció un artículo hablando del dibujo animado Plim Plim. En él se informa que comenzará a ser emitido en EE.UU. Lo que no se dice en la nota, y que me parece una omisión un tanto sospechosa tanto por parte del entrevistador así como de los entrevistados, es que la citada animación se basa en las enseñanzas de Sri Sri Ravi Shankar. Es más, en el encuentro de meditandos del otro día pasaban episodios de Plim Plim en pantalla gigante. Y otro dato curioso: en Wikipedia en español no se informa que Plim Plim está basado en las enseñanzas de Sri Sri Ravi Shankar, pero en Wikipedia en inglés sí se informa el dato. Yo no quiero pensar mal pero...
2.-La revista Guitar World llevó adelante ¡una encuesta para determinar quién es el mejor guitarrista del mundo! En todo caso, la encuesta debería haber consultado qué guitarrista le gustaba más a los votantes, porque la condición de mejor o peor obedece a motivos formales que están fuera del alcance de la opinión. Digamos, me puede gustar o no Paco de Lucía, pero no hay duda que el nombrado posee cualidades técnicas y estéticas suficientes como para figurar en un ranking de guitarristas. Pero bueno, qué cuernos puedo hacer yo contra tanta parafernalia. Nada che.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

LA CAJITA ANTIPÁNICO

A lo largo de una semana, días más, segundos menos, escuché por lo menos cuatro veces el razonamiento que sigue: "Pero eso no es A. A es tal cosa y éso no es A". Coloque el televidente en lugar de "A" la palabra que le pluguiere. En mi caso debo completarlo con "tango", "chamamé", "rock" y "pizza".
Teniendo yo mismo una batería de definiciones que me permiten no sobresaltarme con la variedad de lo real, que tales argumentos me hayan molestado es bastante significativo. La alarma se encendió con la primera palabra: "tango".
Uno de los dialogantes sostenía que el tango podía ser tango aunque utilizara instrumentos electricos y se ocupara temáticamente de problemas contemporáneos y el otro, por supuesto, postulaba que eso era cualquier cosa menos tango porque el tango era tango como el de antes y listo.
Mi primera y silenciosa reacción (no me voy a andar metiendo en conversaciones ajenas, claro está) fue solidarizarme con el primero de los hablantes. Porque la música no es un sistema cerrado sino un proceso en movimiento. Pero luego lo pensé mejor. O seguí pensando, qué se yo. Puede ser cierto que lo que hace Tanghetto o Narcotango no sea tango. ¿Cuál es el problema? Puede tener el nombre que quieran. Alfredo el Tape Rubín y Las Guitarras de Puente Alsina pueden no estar haciendo tango. ¿Cuál es el problema? Si la música que hacen se inspira en el tango y avanza hacia otros territorios mediante el recurso de la fusión instrumental y temática ¿cuál es el problema de que no sea tango? Girando el argumento (que algo que se inspire en el tango y no sea tango puede parecer una descalificación pero no lo es) yo diría que si una mixtura supera el concepto de un estilo musical lo que tenemos es algo nuevo, con una riqueza mayor ya que concentra varias influencias. Y está muy bien que no se llame como el estilo original dado que lo ha superado. La discusión acerca de si algo es o no tango, rock o folklore calculo que es baladí. Puede serlo en parte o no serlo para nada. Pero sin duda es una superación de lo anterior, al menos por el intento de abordar lenguajes conocidos mediante enfoques originales (me acordé del grupo Dora Brown que combina reaggae y tango y decime si no es una mescolanza original o el Pablo Ziegler Jazz Tango Trío que apuesta a otra combinación audaz). Lo que salga de esa exploración puede gustar o no, pero de alguna forma se trata de lanzarse al vacío para buscar nuevas formas de expresión.
Los nombres, las categorías, las cajitas, nos sirven para quedarnos panchos y tranquilos. Esto es ésto y aquello es aquello. Y listo. Asunto subsanado. Pero cuando el arte pega un brinco y nos descoloca ahí empiezan los problemas y las academias, que ya son demasiadas, ponen el grito en el cielo y reclaman su derecho de pernada sobre lo que protegen hasta asfixiar.
Creo que podríamos extender el razonamiento anterior a otros ámbitos que no son el arte. Como la pizza, o las empanadas o el deporte o tantas cosas. Con ciertas precauciones claro está, dado que, como ya hemos dicho en algún lugar, lo real es tan diverso que nos deja tujes pa´rriba tratando de meter lo que discurre en un montón de compartimentos que nos salven de la entropía.
La creación, sospecho, requiere la disposición del creador a ejecutar brincos a la nada misma, a un territorio desconocido que no ofrece garantías. Se puede no saltar. Refugiarse en el mullido sillón del canon, sin ningún problema ni sobresalto. Ejercitar hasta el paroxismo la idoneidad en ese espacio previsible que, como todo arte, requiere un adiestramiento cada vez más complejo hasta alcanzar al menos algo parecido a la perfección. Pero en algún momento, en esa persecución (¿se acuerdan de "El Perseguidor" de Cortázar? hablaba de este tema) el artista estará frente al abismo. 
Algunos deciden saltar y otros no.
Y Marat en su bañadera (gracias de nuevo Don Julio) 

miércoles, 8 de septiembre de 2010

CULTURA MUSICAL

Vamos a desviarnos un momento de los asuntos protoimportantes que tratamos en este Blog para ocuparnos de la música. Más bien de la edad de la música.
Luego de la escucha de cientos de artistas, miles de temas, decenas de álbumes, he llegado a dos conclusiones en cuanto a la música (tarde un poco, eso sí. Entiéndanme, mi velocidad mental está en bancarrota):
1.-La calidad de un disco, grupo, cantante o tema en particular no mejora porque sea viejo. Si el disco, grupo, cantante o tema era malo, lo seguirá siendo. Y ésto aún cuando la moda vintage trate de obtener del mamotreto alguna utilidad. El paso del tiempo no convierte a una mala obra en una buena obra.
Puede pasar eso sí, que en el momento de creación el status quo musical no haya podido apreciar la calidad del artista (tal es el caso de Piazzolla), pero Palito Ortega sigue siendo un desastre, ayer, hoy y, auguro, mañana. Pero no es bueno sólo por ser viejo.
2.-La calidad de un disco, grupo, cantante o tema en particular no mejora porque sea nuevo. Si el grupo, cantante o tema es malo, lo es a pesar de ser nuevo. La apelación a "el nuevo corte de" o "lo nuevo de" no implica que lo novedoso sea bueno, musicalmente hablando. Indica que es nuevo. Luego de escucharlo sabremos si es bueno o malo.
Puede pasar eso sí, que el músico se esté adelantando de verdad a su época y por tanto, cueste un poco apreciar lo que está haciendo (le pasó a Los Beatles con El Album Blanco o a Ornette Coleman con el free jazz).
Pero no es bueno sólo por ser nuevo.

Ya está. Luego de estas consideraciones, volveremos más tarde a los post insulsos de siempre, que son nuevos pero éso no los disculpa, de la misma forma que los post viejos son malos a pesar de su edad.

sábado, 26 de diciembre de 2009

¡ESTAN HABLANDO DE FASOOOOOOOOOOOO!!!


La búsqueda del conocimiento científico es interminable. Y los investigadores están dispuestos a no dejar títere con cabeza.
En esta ocasión un arrojado grupo de hombres de ciencia ha descubierto las relaciones estrechas y viscerales que existen entre la música que habla de faso y el consumo de esa nociva sustancia.
Mire que beshesa. "Se calculó escucharían...". O sea, calculo porque en realidad no tengo idea. Pero como la juventud está perdida y consume toda esa música de porquería "calculo que escuchan referencias a la marihuana unas 40 veces por día". ¿Por qué los científicos no se pusieron a escuchar toda esa música llena de disvalores? Porque hubieran terminado fumando faso. Por supuesto. Porque el que escucha música que habla de marihuana fuma marihuana. Es así señora.
Aunque siguen las precisiones: "son casi el doble de propensos a haberla probado". Claro, eso es obvio. Si un adolescentoide escucha una canción que habla de marihuana y entiende la letra es porque la probó. Otra que Kuhn.
Mirá sinó, el investigador "sugiere". ¿Ves? El ya sabe. Porque es un científico. O fumó faso.
¿Qué fue primero el huevo o la gallina?
En cuanto a la discusión que nos compete el detalle es fundamental. Porque la hipótesis que sostienen estos "científicos" es que a raíz de la música que habla de marihuana los pibes fuman marihuana. O sea, si fuman marihuana y luego escuchan música que contiene referencias a la marihuana toda la investigación se va a la mierda. Si ocurre lo segundo la música no induce al consumo de marihuana.
Pero no de desesperen. La conclusión del estudio expresada en términos de "puede ser" deja la puerta abierta a cualquier opción.
¡Esto es ciencia Doña Eduviges!