Acá no la queremos mucho a Malcorra. Por varias cosas, entre ellas por su intención de conseguir un votito para la ONU regalando Malvinas y la Antártida Argentina al Reino Unido, y por ser sospechosa de encubrimiento de casos de pedofilia por parte de tropas de la ONU en África, hazaña que casi le costó una patada en el tujes, situación de la cuál fue rescatada por Mauricio Macri ofreciéndole un cargo en su administración.
Repito, no es una de nuestras personas preferidas, pero le tenemos un poco de lástima, porque, lidiar con un pelotudo como Macri, que cree que el mundo se rige por el reglamento del fútbol y que, hablar con alguien en un pasillo es lo mismo que celebrar un acuerdo, te la debo.
Yo no sé cómo esta pobre mujer todavía no se subió al Empire State, para luego lanzarse al vacío al grito de "¡Es un peloooootuuuudo!"
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Es un pelotudo
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Pero al final, reconoce:
Es un pelotudo
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En criollo: Malcorra lo cagó a pedo, públicamente, le dió para que tenga y guarde. Es que el pavote, Isidoro Macri o Mauricio Cañones piensa que una piolada de niño rico equivale a un encuentro formal, que los presidentes de otros países son tan tilingos como él, que con un par de chistes incomprensibles puede "aflojar" un clima que justamente, no se afloja porque están en medio de los tiburones. No alcanza con el pelotudeo new age, ni el discurso de predicador brasileño ante la ONU que parece escrito por Luis Palau. La ONU, pese a su ineficacia militante, es un foro en donde se miden las espadas más afiladas del planeta. Y ahí fue el pelotudo, con su tramontina oxidado, intentando mostrar que existe para el mundo. La fría mirada de Putin le indicó cuál es su lugar.