Basta de Memoria:
"Kirchner, en su "guerra" contra Clarín , viene promoviendo una ley de identidad que, con el pretexto de imponer el análisis compulsivo del ADN a todas las personas, lo que pretende en realidad es acosar a una sola familia"
Volvieron los gerrilleros:
"Que se pueda ubicar a Sala y D´Elía al frente de presuntos grupos armados no sólo impunes sino también amparados por su mandante es una inquietante señal de que la democracia argentina no ha podido poner en su lugar a la fuerza y la violencia, como lo han logrado en cambio las democracias bien ordenadas que nos rodean."
La culpa fue de los dos demonios:
"En cualquier democracia bien ordenada existen y operan las Fuerzas Armadas y la policía. Ambas estructuras conforman lo que llamaríamos la fuerza oficial del Estado, que es legítima a condición de que se sujete estrictamente a la Constitución y las leyes. Esto puede no ocurrir, en un caso, cuando la fuerza se rebela contra el orden democrático, como ocurrió entre nosotros en los años setenta. Fue entonces cuando la fuerza del Estado argentino se desnaturalizó en violencia . Pero a la violencia también se puede llegar cuando, desde fuera del Estado, otras organizaciones armadas pretenden desafiarlo. Esta fue la segunda distorsión que, detrás del ERP y los Montoneros, también nos conmovió en los años setenta."
Aquellos soldaditos de plomo:
"Si una de las funciones de las Fuerzas Armadas es la defensa del país en sus fronteras, la inexistencia entre nosotros de una organización militar que merezca este nombre nos pone en una desventaja tan evidente ante naciones vecinas como Brasil y Chile."
Claro, en este contexto, la UCEP es una necesidad:
"Si, por otra parte, la función esencial de las fuerzas policiales es garantizar la seguridad de los ciudadanos, ¿puede asombrar acaso, en la Argentina apolicial en la que vivimos, la insolencia creciente de la delincuencia y de cualquier otro grupo que emplee como método la "acción directa"?"
¿Otra vez con el verso de la Moncloa y los "países serios"?:
"Y estos presidenciables, ya se llamen Reutemann o Cobos, Macri o De Narváez, Solá, Carrió o Rodríguez Saá, o cualquier otro, ¿no tendrían que pensar entonces que entre todos deberían firmar, con los demás presidenciables que vayan surgiendo y hasta con los kirchneristas desilusionados, un verdadero pacto universal de las fuerzas políticas a la manera del Acuerdo de San Nicolás o de los Pactos de la Moncloa, para promover una larga estabilidad como aquella de la que hoy ya gozan Brasil, Chile y Uruguay?"
2.-Sobre el Pepe Mujica
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