El genocidio armenio a manos de Turquía arrasó con un millón y medio de vidas.
1.500.000.
Destruyeron al 70% de la población armenia, arrasaron con su patrimonio cultural, obligaron al exilio a miles. Los despojaron de todas sus pertenencias (materiales y culturales). Aunque habitualmente se hable de 1915 como el año del genocidio, se trató en realidad de un proceso que se extendió desde la última década del siglo XIX hasta los años '20 y cuyas consecuencias en lo económico, lo político y lo cultural se extienden hasta la actualidad.
Los gobiernos de Armenia y Turquía acaban de firmar dos protocolos con el objetivo de fomentar las relaciones bilaterales, incluyendo la reapertura de la frontera, cerrada desde 1993 cuando comenzó la guerra entre Armenia y Azerbaiyán a raíz de la independencia declarada por la población de Nagorno Karabagh, región que cuenta con un 80% de habitantes de origen armenio y, pese a que "la comunidad internacional" la considera parte de Azerbaiyán, posee un gobierno independiente y utiliza el dram, la moneda armenia.
Hasta acá todo bárbaro. Tudu bom, tudu legal. Nadie puede ni quiere oponerse a que los Estados retomen las relaciones diplomáticas.
Pero los protocolos, como era de esperarse, no serán firmados de igual a igual, sin imposiciones mutuas. Turquía propone. Armenia acepta.
Así, se conocieron los términos de la "hoja de ruta", el camino previo a la firma del acuerdo. Y en las declaraciones de los actores, se pueden rastrear las agachadas que el arreglo supone. Dice el canciller turco Ahmet Davutoglu: "el gobierno de Turquía no tomará ninguna medida que perjudique los intereses de Azerbaidján". Es decir: reconocer la independencia o aceptar la anexión a Armenia de Nagorno Karabagh, ni por las más putas.
Podría suponer uno entonces (siendo un optimista en el mejor de los casos, y en uno más realista, un pelotudo), que a más de 90 años del genocidio, el Estado turco (y ni hablar de la "comunidad internacional") podría empezar por reconocer las atrocidades que cometió y aceptar realizar las reparaciones por los daños (restitución de territorios, por ejemplo). Pero no. Lo único que el protocolo garantiza es "implementar un diálogo sobre aspectos históricos, con el objetivo de restablecer la confianza mutua entre las dos naciones, incluido un examen imparcial y científico de los archivos históricos para definir los problemas existentes y formular recomendaciones"
Eufemismos al margen ("aspectos históricos" -¡¡¡¿¿??!!!-), me imagino una reunión de esas y creo estar en condiciones de asegurar que ese protocolo lo redactaron Capussotto y Saborido. Armenios y turcos sentados a la mesa, piden 14 damajuanas y un choripán y discuten si hubo o no un genocidio, si los territorios usurpados eran o no armenios y si Garré fue mejor que Maradona.
Los armenios en la diáspora, los exiliados, sus hijos y los nietos de tus muertos llevan las huellas del genocidio en la sangre. No olvidan ni perdonan. Rechazan los protocolos y buscan justicia.
Más de 90 años después, todavía siguen caminando.
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