martes, 22 de septiembre de 2009

Hablando de libertad de expresión

"Cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por donde sea. Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada."

Eduardo Galeano
El libro de los abrazos


El Penal de Coronda, Santa Fe, ofició de casa para más de mil militantes políticos entre 1974 y el fin de la última dictadura militar. Allí vivieron, rieron y lloraron. Allí, muchos de ellos se conocieron. Compartieron el dolor. Se acompañaron. Se encontraron.

Se encontraron. Pese a la voluntad de generales, coroneles, burócratas y guardiacárceles, se encontraron.
No era fácil la vida en el Penal, quien podría dudarlo. En las épocas más duras, ni libros. En todo momento, ni mondongo, sino "bosteca", como los presos llamaban al incomible guiso. A veces, ni visitas. Otras tantas, ni contacto con los compañeros.
La mirada atenta de los guardias nunca descansaba. Buscaban, prohibían, requisaban.

Nunca se avivaron de que esa película de agua, ese ínfimo charquito que se asomaba por la hendija de la puerta de la celda podía servir de espejo. Nunca vieron sus botas reflejadas ahí. Del otro lado, un vigilado vigilaba.

Les quitaron todo. No tenían nada a mano, nada susceptible de ser utilizado para subvertir el orden del Penal. Nada que les permitiera comunicarse. Nada que los dejara ser. Pero ellos eran, con una paja de una escoba, un pequeño vidriecito y la tapita del dentífrico construían sus periscopios, con los que controlaban los movimientos de los guardias. Y se avisaban mutuamente con un estornudo, la caída de una escoba, una tos o un golpecito en la pared. Subvertían.

Así sobrevivieron, los que sobrevivieron. Así fueron de libres, en las propias fauces de las bestias.

La información fue extraída del libro Del Otro Lado de La Mirilla, Olvidos y memorias de Ex Presos Políticos de Coronda, 1974- 1979

6 comentarios:

José Pepe Parrot dijo...

Cuando hay algo que decir, se dice.
Me acordé de algo que leí en "La Doctrina del Shock" de Naomi Klein: una de las cosas que procuran los torturadores entrenados en la Escuela de las Américas en Panamá, es privar de referencias a los presos. Se los priva de referencias colocándoles capuchas para que no vean, pero también cartón en las manos para que no toquen, tapones en los oídos para que no escuchen y a los efectos de desorientarlos, las comidas le llegan en forma arbitraria, sin horario, para romper su regularidad y su contacto con el mundo. Privados del conocimiento de su entorno, el torturado se quiebra rápidamente. Que metáfora ¿no?

Mariam dijo...

Podrá sonar frase hecha, dicha y repetida un millón de veces.
Pero creo en ella.
Todo no les quitaron. La esperanza es una de las pocas cosas que es intransferible.
E insacable.

Un beso Ringo.

Ringo dijo...

Otro para usted Mariam!

maría cristina dijo...

No sé donde leí, que en la càrcel de presos políticos no era permitido el color. Todo era gris. Hasta que un día por el viento, no sé, entró una preciosa hebra de lana roja, que era pasada subrepticiamente entre los presos.

Coincido con Mariam, la esperanza es lo último que se pierde. A veces es el único sostén para sobrevivir. La única forma de resistencia.

Pero quiero dejar con todo respeto hacia ud. e irrespeto a los torturadores y guardiacárceles y sistema de mierda en el que vivimos una flor de puteada, ya que estamos en primavera y dormidano puso esas bellas flores carnívoras en el costado.

Algún día se dará vuelta la tortilla, y yo desde donde esté, me reiré a carcajadas límpias muuuucho tiempo.

Todo llega.

José Pepe Parrot dijo...

María:
Putee nomás.

Es notable cómo un pequeño esbozo de calor refuerza la esperanza. Esa esperanza que es el motor de la resistencia.
Nunca pudieron con eso, con la esperanza.

Lindas las flores carnívoras ¿no?

maría cristina dijo...

Dormidano, acaba de acuñar una de las mejores frases que, de ahora en más, repetiré cuando lo ameriten las circunstancias:

"La esperanza es el motor de la resistencia"

Se la cambié un poquito pero digame... no está buenísima??

Ud. es un filósofo, guarda que no lo procesen ni embarguen como al Sr. Potel.