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domingo, 30 de octubre de 2016

EL FIN DEL RELATO

Sin prisa pero sin pausa, se acerca el final del relato macrista. Porque cuando el estómago está vacío la realidad golpea en el duodeno.
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De todas formas, hay todavía una cantidad de suicidas con tendencias suicidas que a pesar de la debacle siguen apoyando a Mauricio Macri. ¿Por qué? Veamos.
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El famoso odio creado, alimentado y mantenido por los medios de comunicación serios y responsables, que ya estaba larvado en cada uno como un enano a punto de saltar el cerco y que ahora sale a la luz completo y sin cortes, en las mesas de Mirtha Legrand, en el cuadrilátero obsceno de Santiago del Moro, etc. La gran operación política de las corporaciones fue trasladar la política al plató televisivo y convertirla en un espectáculo binario. Pero el relato se desmorona cuando ni siquiera tenés electricidad para enchufar el televisor.
(Los recortes corresponden a la edición del día de hoy de Tiempo Argentino)

miércoles, 13 de abril de 2016

ETERNO RETORNO

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Los KKs nos están hipotecando el porvenir tomando deuda a futuro en dólares para comprar choripanes y juntar los quinientos pesos que les pagamos con la plata de los jubilados y las ganancias a todos esos vagos de mierda (agarrá la pala, si, esa creo que es, yo la conozco por fotos, nunca me la presentaron) que van a gritarle cosas de la negrada a esa shegua conchuda que tendría que estar presa porque organizó una fiesta (una orgía debe ser) y ahora hay que ajustarse el cinturón (hay que pasar el invierno) porque luego viene la revolución de la alegría y podremos volver a contratar el salón para la fiesta del Jeremías, ir a Las Toninas todos los eneros, hacer andar la parrilla y ponerle encima un churrasco de paloma, hacerme la permanente en la peluquería de la Lili ahora que no tenemos que mantener a esos vagos KKs que nos están hipotecando el porvenir tomando deuda...

lunes, 23 de febrero de 2015

¿SE VA A PONER A LABURAR? NO ME ASUSTE INGENIERO

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Vamos a ver los hechos Don Awada, a ud. que le gustan tanto:
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Creo que tenemos que abandonar el relato Ingeniero.
Además, no está bien parado en alguna encuesta que yo conozco:
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Ops. Lástima ¿no?

miércoles, 13 de noviembre de 2013

ACELERACIÓN=LOCURA x TIEMPO

Días atrás, por motivos estrictamente personales, tuve que viajar a Mendoza City. Hacía bastante que no me dejaba caer por el pago. No fue una visita turística, por lo que apenas pude pispear la ciudad y las viejas rutinas que he perdido en medio de las mudanzas.
Lanzado a la vorágine de mis actividades, tuve que abordar un colectivo urbano que me trasladó desde Godoy Cruz a Mendoza Capital y viceversa, un viaje de no más de quince minutos.
Ninguna novedad en el asunto, excepto que ahora en Mendoza también se usa un sistema de tarjeta similar a la SUBE, que por supuesto no tenía, por lo cual recurrí a las monedas que siempre faltan en el bolsillo de la dama o la cartera del caballero.
Por supuesto, el tráfico en las calles de Mendoza, más que nada a la siesta, es bastante escaso por lo que disfrutaba mirando a izquierda y derecha como quien se aprende la ciudad de nuevo, cosa que estaba haciendo, sin la presencia de los bocinazos de rigor en las tumultuosas calles de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Pero algo alteraba la calma chicha del viaje, una cierta inquietud, una molestia imperceptible, una alteración que entorpecía el ánimo. ¿Qué cosa podía ser? Pensando que era una siesta de primavera, en Mendoza, en un colectivo al que le sobraban asientos.
Medité algunos minutos y lo descubrí, observando a las personas que bajaban del vehículo.
Me explico.
La secuencia ocurría de esta forma: el pasajero llegaba a la puerta trasera (jamás la de adelante) y tocaba el timbre. A continuación y en la parada correspondiente el colectivo se detenía por completo. El pasajero aguardaba que el vehículo estuviera inmóvil y bajaba.
¿Qué tiene de raro? ¿No se dieron cuenta?
El pasajero esperaba que el colectivo se detuviera por completo, que se quedara quietito quietito, sin amagar ni una sola vez con descolgarse apenas las puertas se abrieran (puertas que efectivamente no se abrían hasta que el bondi estaba detenido).
¡Los tipos esperaban que el micro parara por completo antes de bajarse!
Para un acelerado bonaerense que se lanza al vacío apenas ve que la puerta del bondi se abre dos centímetros, esto era una novedad. La sensata práctica de esperar a que el mamotreto de lata y caucho frene al todo para abandonarlo se estrelló contra la percepción del tiempo (enloquecido) con el que me muevo y se mueven todos los días millones de tipos que corren vaya uno a saber porqué.
Desde la anormalidad cotidiana a la que me enfrento, la adusta normalidad de los pasajeros de un bondi urbano de Mendoza me pareció una excentricidad cuasi insoportable. Me costó otros cinco minutos adaptarme a ese ritmo que me resultaba extraño. Tuve que contenerme para no lanzar alguna invectiva a las personas que, en mi coleto, demoraban el viaje.
Mientras decrecía la impaciencia que me agarrotaba los músculos, fui redescubriendo la alienación que no era la de los lúcidos pasajeros que esperan como corresponde a que el colectivo detenga su marcha para bajar con seguridad y aplomo, sino mía.
Era yo el alterado, el que estaba fuera de mis cabales, como estamos casi todos en esta selva que nos tapa como el agua, en la que sobrevivimos sin saber hasta dónde nos estamos degradando.
No es que crea en los cuentos del buen salvaje o que en el exotismo de una costumbre esté la respuesta a todos
nuestros problemas. De ninguna manera.
Pero si estoy seguro que corremos y no sabemos muy bien para llegar a dónde ni para qué.
¿Moraleja? No. No hay ninguna. De eso también me estoy curando.

viernes, 8 de junio de 2012

EL RELATO

Pensando en sonsonetes adoptados como catecismo por la mentada "opinión pública" aparece la palabra "relato". Dicen los que cuentan (que también "relatan") que el relato es distinto de la realidad. O sea, lo que se dice no es contingente punto a punto con las condiciones concretas de existencia. Y lo dicen con un aire de triunfo tal que uno piensa: "-Éstos tipos han dicho algo muy profundo".
Tengo noticias para los tipos y para los que asienten moviendo las cabezas: lo dicho es otra verdad de perogrullo. Pero como con todo lugar común (incluso éste) es necesario desmontar el sofisma.
Resulta ser que nuestra vida es un relato. ¿Cómo? ¿No vivimos entonces? En absoluto. Significa que somos seres simbólicos, esto es, reconstruimos nuestra existencia a través del lenguaje. No es sólo que vivamos, además nos representamos nuestra vida a través de símbolos. ¿Qué es eso alumno Empaminondas? Un "relato" señorita. O sea, todo lo que aparece como nuestra vida, biografía sincrónica (o sea lo que ocurre en paralelo a nuestra existencia singular) y diacrónica (lo que nos ocurre sucesivamente, a nosotros y a la sociedad en la que vivimos) es un relato. De esa forma los otros, los "demás" pueden comprender por ejemplo, cuando uno cuenta que al mediodía comió milanesas con papas fritas (afirmación ésta que parece trivial pero contiene una tal cantidad de encrucijadas que agarrate Catalina).
Volvamos al relato. El relato entonces es nuestra forma de comprender el mundo. O al menos de intentar comprenderlo. No puede no haber "relato". Y por ende, si hay relato, la contingencia punto a punto con las condiciones concretas de existencia (nótese que no uso la palabra "realidad" porque ahí se armaría la gorda) contiene la impronta del sujeto o sujetos que relatan. ¿Acaso les cagué eso de la objetividad? Bueno, era hora de que se desengañaran. Nadie puede "relatar" sino desde su propia mirada, que incluye su construcción como sujeto. Nobody.
¿Entonces? ¿Cómo accedemos al conocimiento con una carga tal de subjetividad? (carga que por otra parte no puede evitarse). En en campo de la ciencia el conocimiento asume una forma especial, es conocimiento científico que tiene como característica central poder dar cuenta de sí mismo. Y ésa condición lo diferencia de la "doxa", de la opinión. La opinión por definición no está sometida a la vigilancia rigurosa ejercida sobre el conocimiento científico (desde cualquiera de las perspectivas epistemológicas a la que uno adhiera).
¿Entonces? ¿Cómo sabemos cuánto se aproxima el relato de la opinión a las condiciones concretas de existencia? Porque podremos inferir que habrá tantos relatos como relatantes.
En el campo del periodismo, terreno de lucha en estos días y en otros también, es en donde estas preguntas son críticas.
La primera condición que otorga consistencia al relato periodístico es la investigación que le precede. Si esta investigación es sólida se habrá cumplido uno de los parámetros requeridos para que el relato periodístico tenga un sólido cimiento. Acá habría que poner el chequeo de las fuentes, la búsqueda de fuentes primarias, la triangulación de los datos, la certeza de las cifras que se exponen, el relevamiento de los escenarios investigados, etc.
Pero, aún con todas esas precauciones, el relato será un relato. O sea, seguirá presente el inevitable componente subjetivo del que relata, del periodista en este caso. Que toma los datos, los interpreta y los comunica.
¿Cómo hacer entonces para regular ese relato?
La forma, al menos la más honesta inelectualmente hablando, es que el relator de cuenta del tenor de su mirada. Que blanquee cuál es el lugar desde donde relata, desde qué biografía relata y cuáles son los presupuestos ideológicos desde los que relata (uy, dije "ideológicos" o sea "ideologia", otra mala palabra por estos días). Y ya que estamos, quién hace posible su relato, o sea, dar cuenta del contexto de producción del relato. ¿Para qué? Para que el que escucha ese relato sepa qué otra cosa aparte de la investigación influye en el análisis que se efectúa.
¿Acaso eso le quita méritos al periodista y a la investigación? En aboluto. Ejercer tal vigilancia (que en ciencia sería vigilancia epistemológica y remite más o menos a lo mismo) refuerza el carácter riguroso y serio de un informe periodístico.
Y para terminar, y ya que hoy es el día en que se recuerdan los fusilamientos de José León Suárez en 1956, hechos "relatados" con magistral pluma por Rodolfo Walsh en "Operación Masacre", tomemos dos ejemplos del escritor y periodista para que se pueda apreciar de qué estoy hablando:
1.-Al comienzo de Operación Masacre Walsh se describe a sí mismo en el momento en que se interesa por la investigación de los fusilamientos. Dice quién es y cuál es su postura. ¿Alguien piensa que "Operación Masacre" pierde rigor periodístico por esto?
2.-En el prólogo de la Carta Abierta que escribió y publicó un día antes de ser asesinado y luego desaparecido, el 24 de marzo de 1977, Walsh también indica claramente cuáles son los motivos que lo llevan a escribir tal carta. ¿Pierde certeza el análisis realizado por esta toma de posición?
De ésto es más o menos de lo que hablo.
Justo hoy, 9 de junio, un día como tantos otros pero tan distinto.
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Nota:
Ya que estamos, Louis Althusser indica que la ideología interpela diréctamente al sujeto. Por tanto es la manera en que el sujeto se representa que vive. O sea, develar qué elementos juegan en esa representación sería indispensable. Y se me aparece otros franchutes, Barthes y Bourdieu, alertando sobre el análisis de los medios técnidos de producción del discurso audiovisual. Que sería también otra forma de vigilancia básica para comprender quién cuernos habla y desde donde. Y mi cabeza loca se viene andando para estas pampas y me acuerdo de un ensayo de Christian Ferrer "Mal de Ojo" en donde el señor postula que los medios audiovisuales formatean la mirada. Y mejor paro acá o no paro más.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

SI LO DICE JORGE...

Don Fontevecchia anduvo disertando en una entrega de premios a no se qué cornos en Perfil. Y como de costumbre trató de hacer pasar un par de conceptos como legítimos en tanto los dice él, que la sabe lunga.
Pero para qué estamos nosotros más que para escupirle el asado.
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Jorge, en efecto, la lucha política es una confrontación de relatos. Luego esos relatos se objetivan en acciones políticas con una dirección determinada. Por tanto, no es malo en absoluto que la lucha política asuma esa naturaleza. En otros lares (y acá también, pero bueno...) tal cosa recibe el nombre de "proyecto".
Sobre el segundo argumento, Jorge, somos pocos y nos conocemos mucho.