Ahora lo tenemos a toda boca con el consabido mal clima de negocios (que en la traducción original significa: no se puede hacer negocios en donde no te dejan hacer lo que quieras, incluso con los trabajadores). Este cantito es conocido.
Lo más original de su disertación monomaníaca es el diagnóstico que hace acerca de la mala calidad de la telefonía e Internet. En vez de rastrear las causas en el monopolio surgido de una ominosa década de políticas neoliberales el tipo recurre al expediente de atribuirle el muerto a los controles de precios y de importaciones. Fabuloso.
Claro, cómo no lo pensé antes: las empresas de telefonía fija, celular y de internet proveen un servicio de mierda, caro y lento cuando funciona, porque no las dejan cobrar lo que quieren ni importar lo que tienen ganas cuando se les antoje el orto. Gracias Hausmann por sacarme del lago de la ignorancia con tu prédica pseudo-económica. Pero resulta, resumen de una manga de pelotudos, que esas empresas durante mucho más de diez años tuvieron carta blanca para aumentar los precios cada vez que se les quemaba una milanesa e importaban a lo pavote (y evadían a lo pavote y cosas así) ¿y sabes qué saramacoque? El servicio era igual de malo y muchísimo más caro. Porque el problema es que son monopólicas y no tienen intenciones de competir ni de invertir (lo que es absolutamente necesario para mejorar el servicio). La única aspiración que tienen en embolsar decadracmas y mandarlas afuera, sosteniendo apenas la infraestructura necesaria para enviar telegramas con un aparatito digital (que se usa dándole con el dedo índice).
Y además los costos de estas empresas a las que les interesa el país están sobredimiensionados, inflados, exagerados. Pero no es porque las controlen Ricardo. No no. Si no las controlaran a cambio de un celular tendrías que entregar un riñón. Y en eso estamos.
Asi que Hausmann, perdete el diagnóstico y los consejos en el 4G.
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