jueves, 24 de septiembre de 2015

SUPONGANDO UNA SUPOSICIÓN SUPUESTA

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Supongamos que el PRO y Mauricio Macri fueran los campeones de la transparencia, que su mano estuviera limpia de latas y retornos. Que nunca jamás hubieran siquiera soñado hacer tramoyas con guita pública, etc. Ponele.
Aún así, suponiendo que los tipos fueran lo más recto después del rayo láser, jamás los votaría. ¿Por qué? Por las políticas públicas que proponen. Por su ideología, por el concepto de estado para pocos que trasunta toda su administración. Por el abandono de lo público para beneficiar a los privados en la cobertura de servicios esenciales como salud y educación. Por la tercerización permanente que implica aumento de costos e imposibilidad de control y un largo etc.
No me hacen falta más argumentos. Porque incluso con una actuación impoluta sus políticas me mandarían al tacho sin etapas.
Para los pavotes que andan por ahí escuchando cantos de sirena: no los votaría por su ideología. Si señó. Ideología. Dice Althusser (que antigualla che) que la idología representa la relación imaginaria entre los individuos y sus condiciones reales de existencia (o sea los hombres se representan a sí mismos bajo una forma imaginaria sus condiciones de existencia reales) y además tiene una existencia material (una ideología existe siempre en el seno de un aparato, y en su práctica o sus prácticas). ¿Cachai? Es por eso entonces, por esa ideología que los tipos tienen metida entre pecho y espalda que no los votaría, y además, porque cuando estos muñecos se apropian de los aparatos ideológicos de estado (y sigo atrasando estructuralísticamente hablando) bajan línea haciendo que el resto de los sujetos asuman como propia la ideología dominante (aunque esa apropiación ya tuvo lugar en un momento anterior).
Y volviéndome gramsciano por un instante, diré que la batalla cultural consiste en recuperar el sentido común de clase subalterna en contraposición al sentido común de la clase dominante que interfiere con la mirada del sujeto dominado. O lo que es lo mismo, y según Paulo Freire, recuperar la palabra del explotado para que pueda decir el mundo y sustituir al relato que el dominador ha establecido como sentido común absoluto.
Algo así. 
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Nota: no me vengan a refutar con una extensión indebida del concepto "relato" que ha sido aquí restituido teóricamente al lugar que le corresponde. El neoliberalismo no habla de relatos, la epistemología positivista, ni siquiera considera que el relato tenga existencia real en tanto no es un ente medible, es apenas un psicologismo, etc. Asi que la sección coartada queda cerrada por hoy.

3 comentarios:

RT dijo...

Dormidano:

Bueno, al fin y al cabo a Althusser la critica que se le hace es no haber incluido la propia subjetividad.
Así que la cuestión es la evolución del pensamiento y de la praxis; es decir, la suma del conocimiento.
O sea que, hay un partir desde y un seguir hacia adelante desde esa última capa del conocimiento, así
que ni antigualla, ni gaga, nada de eso, sólo un escalón del conocimiento que no está mal revisar de tanto en tanto.

Por estos días con el asunto de las elecciones en Tucumán vemos el resurgir de una clase que desprecia la subjetividad del individuo. En realidad están desconcertados, porque saben que desde los aparatos ideológicos hicieron todo lo que consideran necesario para apoderarse del control del estado y no lo consiguieron, los individuos les demostraron que no soportan la determinación con la que se los define.
Entonces apelaron al poder monárquico, el poder republicano, para obtener de facto y por sentencia lo
que no pueden conseguir por decisión de la mayoría.

Aprecio en singular las nuevas experiencias de aquellos que hoy están en donde están por el voto popular, así que les dejo partes de una lectura de la realidad, si quieren leerlo completo está el link.
Se puede leer aunque no se entienda todo, al contrario, lo que no se entiende debería resultar en enfocarse para entenderlo.


Estado, democracia y socialismo
Vicepresidente Álvaro García Linera
19-02-2015
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=195607

...queda claro que ni las clases populares son tontas ni la realidad es únicamente una ilusión, y tampoco la tradición es omnipresente. En medio de engaños, imposturas y herencias de dominación asumidas, la gente del pueblo también opta, escoge, aprende, conoce, decide y, por ello, elige a unos gobernantes y a otros no; reafirma su confianza o revoca sus esperanzas. Y así, en esta mezcla de dominación heredada y de acción decidida, los sectores populares constituyen los poderes públicos.

La sociedad, el Estado y sus instituciones son como la geografía apacible de una campiña. Parecen estáticas, fijas, inamovibles. Pero eso solo es la superficie; por debajo de esa geografía hay intensos y candentes flujos de lava que circulan de un lugar a otro, que se sobreponen unos frente a otros y que van modificando desde abajo la propia topografía.

...no puede existir monopolio legítimo (cualidad primaria del Estado), sin socialización o universalización de los procedimientos, saberes, conquistas, derechos, e identidades. La alquimia social funciona de tal modo que la apropiación de los recursos (coerción, tributos, saberes, etc.), solo puede funcionar mediante la comunitarización general de ellos. En cierta medida, el Estado es una forma de comunidad, ya sea territorial, lingüística, educativa, histórica, mental, espiritual y económica; no obstante, esa comunidad solamente puede constituirse en tanto se instituye para ser simultáneamente usurpada y monopolizada por unos pocos.

El Estado solo puede producirse en la historia contemporánea si produce (como fruto de las luchas y de las relaciones sociales) bienes comunes, recursos pertenecientes a toda la sociedad, como la legalidad, la educación, la protección, la historia cívica, los aportes económicos para el cuidado de los demás, etc.; pero este común únicamente puede realizarse si al mismo tiempo de producirse, también se inicia el proceso de su monopolización, su concentración y su administración por unos pocos que, al realizar esa monopolización, consagran la existencia misma de los bienes comunes. Ahora bien, no puede existir una dominación impune.
Ya que los bienes comunes son creados, permanentemente ampliados y demandados, pero solo existen si son a la vez monopolizados; todo ello no puede suceder como una simple y llana expropiación privada; de hacerlo, entonces el Estado dejaría de ser Estado y devendría en un patrimonio de clase o de casta, perdiendo legitimidad y siendo revocado.

Q dijo...

Dormi, la utilizacion del Estado para beneficio propio y no de las mayorias es la base de la ideologia del PRO y de la derecha en general.
Lo podran hacer en forma solapada como el PRO ahora o en forma explicita como los hizo Menen, pero es parte de la genetica de la derecha.
Por eso tratan de aparecer como el honestismo en persona, por que saben que no lo son.
Por la anterior, creo que la derecha por ideologia es deshonesta y no puede ser de otra manera.
Dime de que alardeas y te dire de que careces.
Saludos

ram dijo...

No sé, Dormi, pero a mí llamemé básico, elemental, simplista, como quiera pero, las razones para estar lejos, lo más lejos posible del tragabigotes son una, muy sencilla y pre ideológica; Instinto, Dormi, puro instinto de conservación, después charlamos del resto...