jueves, 1 de noviembre de 2012

EL RESPETO

Durante los últimos meses mucha "gente" me ha solicitado respeto por sus opiniones. Pedido que se ha hecho efectivo mediante gesticulaciones ampulosas e interjecciones rayanas en el insulto, dichas a un volumen cercano al grito, por hombres y mujeres cuyos ojos amenazan salirse de las órbitas mientras la baba ectoplasmática se desliza por las comisuras de los labios, incontrolable, en tanto contraen el rostro en un gesto de rabia furibunda.
Trepados en lo alto de una silla o una mesa, apuntándome con el dedo, como místicos en rapto idem, me interpelan al grito de "¡Tenés que respetar mis opiniones!¡qué te crees que es ésto!¡ya no estamos en una dictadura y yo tengo el derecho de decir lo que se me ocurra y ni vos ni nadie me va a negar ese derecho!". Desde el silencio y para mi coleto, dado que el monólogo de los solicitantes abarca con su histrionismo todos los espacios de habla disponibles, me digo que tienen razón, que pueden decir lo que tengan ganas y que de hecho lo están haciendo. Y me agrego, el problema es que yo no estoy diciendo lo que pienso, mitad porque no me dejan y mitad porque si quiero hablar tengo que gritar más fuerte y eso no es dialogar.
Pero afuera el espectáculo continúa con las siguientes frases que provienen de las amenazantes formas humanas que gritan en soledad desde hace varios minutos: "¡Esto es una dictadura, un país bananero, esto es Venezuela, el país lo gobierna Chávez, no podés comprar dólares, viajar a Europa, tener una casa en un countrie, nos gobiernan los montoneros, te cuentan una historia tuerta, las víctimas no tienen derechos humanos, la inseguridad ya no nos deja vivir, somos Colombia (no, Colombia no porque ahí se juntaron con gente civilizada de EE.UU., no es lo mismo), avasallan las instituciones, ya no hay democracia, todo es confrontación, lo que hacen es dividir a la sociedad alimentando el resentimiento de esos negros de mierda, carajo, la puta madre que lo reparió..!"
Ahí yo digo, me sigo diciendo porque no tengo espacio para decir nada ante la perorata interminable "-Y no, no somos Venezuela, y puedo refutar una por una las objeciones que los cosos éstos plantean, pero no puedo porque están gritando y no me dejan hablar mientras me dicen que los "KKs" no los dejan decir lo que piensan y están censurados junto con las voces de periodistas disidentes que tampoco pueden decir lo que piensan y el que no puede hablar soy yo y el irrespetado soy yo, desde el principio."
Advierto la paradoja, o parajoda como suelo decir a las apuradas: me piden respeto sin respetarme. Entonces, lo que solicitan no es respeto por sus opiniones sino adhesión instantánea a las mismas. Respeto implica aceptar que el otro es un otro, y que por éso es sujeto de derechos. Pero los que me gritan no consideran que yo sea un otro sino un enemigo. Quieren que agache la cabeza y asienta compungido, reconociendo ¿mis errores? y amparándome en toda la luz que mana de su esclarecida verba enardecida.
Pero mientras reflexiono el telón no ha bajado: "¡¿Sabés lo que son?!¡Unos violentos eso son!¡Violencia! éso es lo que han sembrado en la sociedad!¡Falta unión, consenso, dejar de provocar divisiones y resentimientos!". Yo escucho azorado, impactado por la cercanía del aliento que me invade la cara, temiendo que se arrojen sobre mi humanidad y acometan con sus justicieros puños en busca de la paz y la armonía entrenándose con mis riñones bien individuales.
Vuelvo a pensar, y ya es demasiado, que me acusan de violento violentándome. Privándome de la palabra y amenazando mi pasividad con violencia. Entonces, sospecho, no me piden armonía sino que acepte su violencia porque es justa y necesaria.
¡Amalaya con este respeto!
Me impelen a tener vergüenza por mis opiniones y conjeturas, que las refute porque si, porque a ellos se les antoja que no son buenas. Quieren guiarme porque son seres de luz iluminados por sus gurúes infalibles y yo soy apenas un pelotudo que no me doy cuenta de nada y tengo que pensar. Pero no pensar como a mi me salga, tengo que pensar como ellos porque soy un bobo al que llevan de la nariz por el choripán y la coca y si no soy éso soy un pelotudo pero de la orden de los cínicos porque apoyo a este gobierno de mierda a cambio de vaya a saber qué favores, favores que pago con mis impuestos porque soy un tipo decente de la mitad que mantiene a la otra mitad.
Así me piden respeto.
Con ese respeto.
Desde hace varios meses.
Siempre diciendo que no pueden decir lo que piensan porque no hay libertad de expresión, cuchame.

6 comentarios:

roberto dijo...

Mire don Dormi, no se caliente no dejan de ser unos pobres pelotudos sin convicciones, para respetuoso lo tenemos a Lanata, mire ése si que tiene ética.

Daniel dijo...

Para su consuelo, usted no está solo, Dormi.
Y le agrego algunas cuestiones:
-Resulta que tengo una parva de cuestiones sobre las que ahondar que encara el gobierno y no me gustan nada pero ni siquiera puedo hacerlo en esas discusiones.
Primero porque no voy a tirar algo para que me espeten sin dejar siquiera terminar (la crítica al gobierno!!!) con un: -"Y los negros te matan por unas zapatillas y estos montoneros de mierda... porque te das cuenta que la gente bien es otra, con solo mirarles la cara, y todavía me levanto escuchando a estos paraguayos de mierda de la obra, que nos sacan el laburo..."
Y lo que yo quería decir, contra la gestión oficial, en crítica al gobierno!... se diluyó. Esto me ha pasado de endeveras, Dormi!
Por eso siempre me siento en avanzada contra el medioevo conservador liberal y me digo; -"Bueno, hasta que llegue a la crítica al gobierno cuanto falta?..."

Ayer sin ir mas lejos uno me tira: -"Porque ahora transan con Irán, te das cuenta, ya está le abren las puertas al terrorismo".
A lo que tímidamente respondo: -"Si vos sugerís por el lado de la AMIA te digo que todavía estoy esperando que me expliquen porqué no sufrieron ni un rasguño las paredes de los edificios laterales habiendo -como dicen- explotado un coche bomba en la calle" y... no pude seguir.
-"Vos seguí defendiendo a los terroristas..." "Y de Bousou, que me decís?" (así de sopetón)
-"Que si lo procesan y con razón va en cana , yo no voy a ir a defenderlo"
-"Pero lo estás defendiendo, ves?: "si lo procesan""
-"Pero vos que votaste a Macri me estás increpando?".
-"Y a quien querías que vote, a Filmus? Jaja"

Fin de eso que puede parecerse quizás, con muy buena voluntad a una conversación...

José Pepe Parrot dijo...

Roberto:
Cierto. Lanata. NO he visto alguien más respetuoso que ese señor.
Pregúntele a Gabriela Cerruti. Ja.

José Pepe Parrot dijo...

Daniel:
Ahí ha puesto el dedo en la llaga. Uno quiere criticar las cosas que el gobierno no hace bien o no hace y ahí nomás le espetan los comentarios que consignó.
Es notable como las barbaridades que elaboran los medios serios articulan con los prejuicios larvados de parte de la sociedad. Notable.
Ese diálogo de sordos, por éstos días, no me interesa.

Unknown dijo...

A mi, por el contrario, me preocupa que los que pensamos diferente a lo que Uds. describen, nos contentemos con escribirnos, leernos y contestarnos entre nosotros.
Si se pegan una vuelta por los blogs, siempre somos los mismos debatiendo con los mismos.
Debido a mi trabajo voy de casa en casa, y las cosas que escucho, me sorprenden a pesar de escucharlas todos los días.
Pareciera que necesitáramos que se llegue al borde del estallido para que salgamos a defender nuestra mirada ante los otros.
Lo jodido es que basta entrar al facebook de cualquier conocido, para ver las cantidades de basura que dia a dia bombardean y multiplican las redes. Sin fundamentos ni debates. Consignas elementales y fraudulentas como "soy del 50 % que mantiene al otro 50 %" son consumidas diariamente por gran parte de la población.
Creo que deberíamos debatir, e inclusive planificar una actividad coordinada para enfrentar a esta "religión" difamadora y desmontar sus creencias sin base empírica alguna.

José Pepe Parrot dijo...

Gustavo:
No es mala idea, pero hay que tener estómago y además, paciencia.
Nosotros venimos, con Daniel y Geraldhino de No te Vayas, de los blogs de Clarín. Salimos de allí, mitad porque el encierro nos estaba matando y mitad porque el gasto de fuerza y energía era tremendo.
Quizás habría que planear algo más coordinado de forma tal de tirar para el mismo lado sin que a uno se le arda el marote.