Los tipos que hablan de economía en los diarios ortodoxos ahuecan la voz, te miran por encima del hombro y luego expelen frases que no tienen sustento teórico ni empírico. Apenas las rascás un cachito lo que aparece son las famosas peticiones de principio. ¿Qué es una petición de principio? Es una falacia lógica que se produce cuando la proposición por ser probada se incluye implícita o explícitamente entre las premisas.
Veamos un ejemplo:
1.-Milton Friedman no miente
2.-Milton Friedman escribió este libro
3.-Este libro dice la verdad
Una cosa no se prueba por virtud de ella misma. No existe la posibilidad de que de cuenta de sí misma sin tener que acudir a otras formas de comprobación. La petición de principio argumenta de forma circular, probando algo con la cosa misma que quiere probarse.
Esto es lo que hace el pensamiento económico ortodoxo, liberal, neoliberal, neoconservador, etc. Formula peticiones de principio. Por ejemplo en
esta nota de El Cronista Comercial:
...
...
"Este dato se complementa con otro factor: en la mayoría de las
provincias hay más empleados públicos que privados (con las excepciones
de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe), lo que marca cuál es el desafío
más grande a resolver para alcanzar ese objetivo: quebrar la enorme
dependencia que la economía tiene hoy del sector público."
Puede parecer que Hernán de Goñi, editorialista de El Cronista y autor de la nota de opinión, está diciendo algo muy serio y razonado. Bueno, no es así. Es una petición de principio. Goñi establece como cierta la conclusión de que el problema central de la economía es "la enorme dependencia que la economía tiene hoy del sector público". ¿De donde deriva esta conclusión? De premisas que, según él, dicen la verdad (Milton Friedman no miente y Milton Friedman escribió este libro), por tanto, la dependencia de la economía del sector público es el problema central (este libro dice la verdad). No ve la necesidad de demostrar nada. Simplemente apela a frases remanidas sin establecer relaciones causales fuertes sino apenas un correlato sin verificar entre las premisas y su conclusión.
Pero el asunto se agrava un poco más. Dice Goñi:
"El Estado ahoga a la actividad privada con su necesidad de cobrar
gravámenes excesivos, que destina para subsidiar a las personas que no
consiguen trabajo porque las empresas que deberían contratarlas están
ahogadas por los impuestos."
La conclusión de esta petición de principio es que las personas no consiguen trabajo porque el Estado ahoga a las empresas con impuestos excesivos que destina a emplear a las personas que las empresas no pueden contratar por "la presión impositiva". Como verán, el argumento circular es evidente. Más allá de la discusión acerca de la génesis del desempleo, el supuesto razonamiento es engañoso. De la premisa "nos cobran gravámenes excesivos" no se sigue que las personas no consiguen trabajo porque las empresas están "ahogadas por los impuestos". Más que nada porque una cosa no es prueba de sí misma.
O sea, estamos frente a una petición de principio que además recurrea a un prejuicio pseudo-económico para fundar su veracidad.
Ahora ¿a dónde va Goñi con estas falacias?
"Una propuesta para empezar a abordar esta problemática presentada en el
ámbito antes mencionado apuntaba a reducir el peso de los aportes y
contribuciones patronales, creando el concepto de mínimo no imponible a
las cargas sociales."
Toda la parrafada anterior tiene como único objetivo proponer una disminución de los aportes y contribuciones patronales. Esta es la conclusión final de la nota editorial. ¿Qué elementos esgrime Goñi para dar por cierta la argumentación? Los argumentos contenidos en las premisas sin verificación alguna. De nuevo, razonamiento circular. En general, la petición de principio de Goñi indica: "esto es así porque yo lo digo". Siendo el "yo lo digo" una mezcla de mitos económicos, intereses de la Fundación Mediterránea y prejuicios contra el Estado.
Insisto: más allá del debate acerca del rol del Estado en la economía y de las causas del desempleo y el empleo en negro, lo que acá estamos señalando es la debilidad del pensamiento económico ortodoxo que, en general, no puede dar cuenta de sus principios.
O sea, estaríamos ante ideas pre-científicas, en el mejor de los casos. Incluso pseudo-científicas, si me levanto con el naranjo torcido.
En cualquiera de los dos casos, lo que no hacen Goñi, ni Friedman, ni sus acólitos, es dar cuenta de sus hipótesis sometiéndolas a cualquiera de las formas de evaluación del conocimiento científico que circulan. Incluso las de su propio paradigma epistemológico.
Así estamos país, y se lo hemos contado.