Durante los primeros días de la semana, asistí un poco hastiado un poco estupefacto, a la indignación munícipe de varios "vecinos", "gentes" de Rosario, que se sintieron ofendidos por las pintadas que el espíritu colectivo del 31° Encuentro Nacional de Mujeres que se llevó a cabo en esa ciudad dejó en varios edificios.
Leí y escuché argumentos bizarros: ensuciaron "mi" ciudad, soy mujer pero no me representan, marimachos, tortas en tetas, feministas terroristas, ¡ISIS vaginal! y, como no podía ser de otra manera, todos estos republicanos sensibles justificaron la represión que desató la policía de Rosario. Hervían en su enojo, fruncían la napia, miraban para arriba con cara de impolutos ciudadanos y pedían más represión.
El día 12 de octubre nos enteramos por los medios de comunicación (en algunos, con la morbosidad a la que nos tienen acostumbrados) que apareció una joven, Lucía Pérez, asesinada en Mar del Plata.
...
...
Las características del asesinato son aberrantes. Tengo que repetirlas, no con ánimo sensacionalista sino para dejar constancia del horror: la jovencita fue drogada hasta que no pudo ofrecer resistencia y luego la violaron en reiteradas ocasiones. Murió por un paro cardíaco causado por el dolor indescriptible que le causó la violación con un objeto contundente en el ano. No sé si me explico, fue tanto el dolor que el corazón de la piba no resistió. ¿Pueden conjeturar ese dolor? ¿Pueden imaginárselo?
Luego de conocer el caso, esperé una reacción unánime de los republicanos que antes se habían puesto como locos por una pintada en un muro. Todavía la estoy esperando.
Quizás los señores no dicen "esta boca es mía" porque la piba fue a comprarles un porro a los tipos que la violaron y mataron. Y con solo esa circunstancia las bellas y prístinas almas de los republicanos ya tienen una excusa para volver a fruncir la nariz y decir "ella se lo buscó" mientras piensan "esta debe ser una putita, una yegüita" y se quedan tranquilos con sus conciencias mientras justifican un crimen aberrante.
Sin duda las almas superiores de estos cosos haran que, cuando vean las pintadas o los restos de las pintadas, vuelvan a insultar a esas minas que no merecen ser mujeres (no se preocupen, son más que eso, son más que el género y su militancia, por suerte) y sigan sin indignarse de verdad, desde la víscera, con los tipos que asesinaron a una pibita. Además, uno de los asesinos es el hijo de un conocido escribano de la ciudad de Mar del Plata, "gente decente", con lo que estarán a un paso de perdonarle "la canita al aire" porque es "gente bien".
No lograrán entender o si lo entienden, no les importa, que el Encuentro Nacional de Mujeres se organiza, entre otras cosas, para intentar evitar asesinatos como el de Lucía, para que los ciudadanos de a pata entiendan que existe el "femicidio" y que es necesario hacer algo además de buscar en el diccionario. No. Se indignan por las pintadas. El asesinato de una piba, otro femicidio, les chupa uno de sus acicalados huevos.
Siento un asco infinito. Y comprendo que los monstruos nos habitan.