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viernes, 7 de agosto de 2015

¿CASARETTO O REARETTO?

No estás pidiendo "reconciliación" Casaretto. Estás pidiendo impunidad. Impunidad porque los que tienen que rendir cuentas acerca de su complicidad obscena con la dictadura de Videla, MaSSera y Agosti son los curas de "la iglesia".
Y como no quieren, como se niegan en todos los idiomas, se disfrazan de misericordiosos y se acuerdan de la justicia que no practican (porque el famoso Von Wernich está preso pero estos justicieros han tenido la misericordia de no echarlo a la mierda de su benemérita institución de idem).
Andá a cagar Casaretto.
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La única reconciliación que conozco nace de la justicia y la verdad. No del olvido. Y vos lo sabés muy bien Casaretto (parezco Hubris). Y quiero decir además, que el diálogo está sobrevalorado. Y con un asesino genocida no tengo nada que dialogar. Y con un tipo que busca la impunidad de ese tipo y de los cómplices de ese tipo mucho menos. "Verdad completa". Comprate un pequinés Casaretto.

viernes, 15 de mayo de 2015

IMPUNIDAD Y SOBERBIA

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Cada vez que el fútbol argentino propicia un muerto aparecen los sacerdotes de las vestiduras arrancadas para despotricar en contra de ésto y aquello. Como si la violencia en el fútbol hubierna nacido en ese momento y no fuera un perverso dispositivo que se alimenta de sangre, terror y asesinatos varios. Una pequeña reseña del año 2015, solo del 2015, nos muestra que el asunto peina largas canas (ups).
Cuando uno mira y revisa la lista de víctimas de la violencia en el fútbol argentino desde 1939 hasta 2013, comprende que el asunto viene de muy atrás y antes que nada, indica que poco se hizo y se hace para cortarlo de cuajo y erradicarlo de las canchas de una buena vez por todas.
Dos palabras me vienen a la cabeza: impunidad y soberbia.
Solo con impunidad pueden hacer lo que hacen. Y solo con soberbia se puede justificar lo que se hace.
La impunidad proviene de un entramado de relaciones non sanctas entre fuerzas de seguridad, barras bravas, punteros y dirigentes políticos. Porque para que un tipo o tipos tengan manos libres para hacer más o menos lo que quieren sin que nadie diga esta boca es mía es necesario que los ojos (multiplicados por cámaras hasta en el inodoro) miren para otro lado. Y además, que si alguien llega a ver lo que no tiene que ver, exista una instancia que diga que el sol no sale todos los días.
Esa articulación que proporciona impunidad se logra con negociados como éste en donde la connivencia entre el entonces presidente de Boca, Mauricio Macri y el Rafa Di Zeo permite obtener beneficios económicos varios (obsérvese en el artículo que es del 2009, el papel de Angelici que era tesorero de Boca en ese momento). O las hazañas de Angelici y la barra brava que van más allá de verse en la cancha.
O la anuencia o complicidad entre el presidente de Independiente, Hugo Moyano y la barra brava de ese club, que queda probada en esta nota.
¿Es necesaria mayor evidencia? Hay, pero sería larga de enumerar y como muestra bastan esos botones.
Y los botones pertenecen a varios clubes, no solo a Boca.
A eso me refiero cuando digo que hay un entramado complejo entre fuerzas de seguridad, dirigentes y barras bravas en donde se cocina la impunidad con la que estos tipos siguen haciendo lo que hacen.
Y la soberbia: la soberbia (que se extiende, ponele, a la resistencia a usar dispositivos electrónicos para constatar situaciones conflictivas en el juego, cosa que otros deportes hacen porque nadie es perfecto excepto que sea árbitro de fulbo y sanseacabó) que sirve para justificar con discursos vacíos lo que ocurre a la vista de todos y la paciencia de los cómplices.
Pocas veces escuché a un dirigente de fútbol practicando la autocrítica. Recurren a los lugares comunes, que vamos a trabajar para ésto o para aquello, un grupo de inadaptados, esto le hace mal al fútbol, etc., pero todo sigue como antes y empeorando.
Y en rigor de verdad, tampoco he escuchado a los hinchas de fútbol haciendo autocrítica, desmenuzando al fútbol tal como se hace con otros temas más trascendentes. Parece que el universo fulbo es impermeable al análisis. Ser "hincha" de un club implica una dosis nada despreciable de fe, de confianza ciega. Y esa confianza ciega impide la reflexión y a su vez, propicia adhesiones inexplicables a situaciones que merecen repudio, cuando menos.
Confieso mi impotencia en este punto.
Hay aquí un nudo gordiano, en donde se atan la ceguera de los hinchas y la impunidad y soberbia descriptas al comienzo. Lo que nos deja un universo que se autocomplace en su excelencia y justifica todo lo que ocurre con un gesto de displicencia o un categórico "es así" que subraya el componente conservador y reaccionario que campea en el universo fulbo.
Y los nudos gordianos, como dice la mitología griega, se cortan de un tajo.
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Bonus Track: La AFA tiene síndrome PRO. Ellos no son responsables de nada. Porque el partido suspendido se jugaba en Namibia. Y en el mismo bolso poné a Orión que objetivó la complicidad jugadores-barra brava. Que lindura ¿no?
Añado, la poca repercusión de este post y la falta de comentarios no hace más que reafirmar lo que dije acerca de la imposibilidad de pensar el fútbol por encima del dogmatismo del fanático. Espero que me desmientan.

martes, 17 de febrero de 2015

A MI NO ME TOQUÉS, PALURDO

Esas son palabras.
Lo importante es otra cosa
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"Pensando el futuro y no peleando el pasado"
Ahí está el meollo del asunto.
Y se llama impunidad.
Yo con vos no me abrazo.
Y con tus amigos menos.

miércoles, 20 de febrero de 2013

lunes, 4 de febrero de 2013

MAL VAMOS...

Si los que tienen que hacer que se cumpla la ley son los que, en la práctica, la violan sistemáticamente.
Así, el pobre tipo de a pata que es uno queda preso de dos predadores: los señores chorros (cuya excarcelación tiene precio y se negocia, cuyos servicios son requeridos por los guardianes del orden para recaudar algunos pesos mal habidos, cuyas acciones son estimuladas por cierto sector de las fuerzas de seguridad para justificar lo injustificable, cuya impunidad las más de las veces tiene que ver con zonas liberadas que responden a la distracción para nada desinteresada de las fuerzas del orden) y los señores guardianes del orden que, en realidad están a su propio servicio y al servicio de otros con más poder que también están a su propio servicio que a su vez están al servicio de otros con más poder todavía que están, of course, a su propio servicio.
Por lo tanto verán ladrones que con el mayor desparpajo y despliegue de armas roban una casa en una calle transitada a las tres de la tarde (hecho comprobado) y huyen con paso cansino por esa misma avenida sin que aparezca uno solo de los móviles policiales que recorren la zona cada diez minutos pero justo a esa hora no aparecen ni con la orden de usía. Una casualidad.
O la entrada a las nueve y media de la noche a otra casa saltando la reja, amenazando a toda una familia que cena, bebé incluído, sin que tampoco apareza uno solo de esos llamativos vehículos policiales que fatigan la cuadra todo el tiempo pero justo en ese momento no están (hecho comprobado) y cuando aparecen respondiendo al llamado del 911 ni siquiera entran a la casa para verificar el asunto, aunque fue un robo a mano armada, para ser más específico, tres manos armadas y un cretino amenazando a los gritos montado en su consumo de cocaína.
Tanta impunidad que todos los descriptos actúan a cara descubierta, dejando huellas y rastros por todas partes. Huellas y rastros que la benemérita policía ni siquiera se detiene a considerar.
Dirán los ingénuos de siempre: "-Es que no los dejan actuar, tienen las manos atadas". Yo diré que sí, que tienen las manos atadas, pero no por la ley sino por los compromisos que tienen con el delito mismo. No lo combaten, lo administran. Para lo cual tienen padrinos políticos, que no quepa la menor duda.
Ergo: ya no se sabe de qué lado está la ley, si es que está en algún lado fuera del código penal en donde duerme el sueño de los olvidados. Parece que la ley y su cumplimiento depende de unos factores que no tienen  un soto que ver con los procedimientos y normas establecidos. Normas y procedimientos que son tan violentados como los hogares amenazados por los ladrones que gozan de una sugestiva impunidad.
Unamos a tanta impunidad cómplice la reciente desaparición de armas del Renar, la creciente connivencia entre la policía y los narcotraficantes y otras delicias más, y tendremos, tenemos, un panorama desalentador, ominoso.
Agreguémosle la brutalidad policial que se ensaña con el pobrerío, la propensión a la tortura, la costumbre persistente de pedir y obtener coimas.
¿En dónde nos refugiamos entonces, ciudadanos de a pie, cuando todo está en contra, cuando somos un mercado tanto para los chorros como para la policía que recauda con mano de obra alquilada o atendida por sus propios dueños?
A mi en este punto me aparecen algunas preguntas para las que no tengo respuestas: ¿Qué se puede hacer?¿Cómo se puede solucionar este despelote? ¿Cómo se cambia este paisaje espantoso?
Me asusta no tener respuestas, porque de esas respuestas dependen muchas cosas.
Lo que sí me queda absolutamente claro es que hasta ahora, lo que se ha hecho sobre el tema ha fracasado estrepitósamente o, sospecho, el fracaso ha sido uno de los objetivos de las medidas tomadas.
Nadie se le atreve al asunto.
Y lo pagamos muy caro. Muy pero muy caro.

sábado, 17 de septiembre de 2011

LO QUE ES LA CIENCIA

Eso que la boñiga riojana llama justicia para mi es impunidad.
Pero no me hagan caso, pasa que yo a Méndez lo tengo entre ceja y ojo.
Me voy corriendo a tocarme el izquierdo mascando un ajo.
Hasta el próximo martes 12 + 1.
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miércoles, 16 de junio de 2010

¡QUE CRUELDAD! ¿TE PARECE QUE ES NECESARIO CASTIGAR DE ESA MANERA A ESOS POBRES EMPRESARIOS?, NO HAY LÍMITES SEÑOR, LA SEGURIDAD JURÍDICA SE IRÁ A LAS TIERRAS DE MANDINGA...

Enorme castigo aplicado a Union Carbide por haber matado 25.000 personas en la India. ¿No tienen miedo las autoridades de ese país que las industrias huyan a otro lugar dada la rudeza de las sanciones aplicadas? ¡Que falta de criterio!