Mostrando entradas con la etiqueta Eduardo Galeano. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Eduardo Galeano. Mostrar todas las entradas

martes, 14 de abril de 2015

TRES TRISTES IDIOTAS

En 1966, Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Alvaro Vargas Llosa (hijo del señor del premio) escribieron "Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano". El libro intentaba refutar a Las Venas Abiertas de América Latina. Ellos todavía creen haberlo logrado. Ni siquiera la realidad latinoamericana los desalienta en su espejismo. 
Creen, como buenos friedmaníacos que son, haber respondido con verdades irrefutables. Pero apenas compusieron un panfleto previsible y bastante nauseabundo, por otra parte.
...
...
Las Venas tiene la fuerza de las pariciones. Cada vez que alguien lo lee se vuelve a parir. El manual aludido solo perdura en la imaginación afiebrada de estos fanáticos del libre mercado. El manual del perfecto idiota es la metáfora de sus autores, a contramano de la historia y de los hechos que son chúcaros y no caben en el monetarismo teórico. Dentro de algunos años, para ser exactos, el año que viene, el 13 de abril de 2016, Galeano volverá a nacer, digamos, seguirá naciendo durante todos los días del año y ese día Las Venas seguirá pariendo conciencias. El manual quizás sirva para afirmar la pava sin quemar la mesa.

lunes, 13 de abril de 2015

PALABRAS DE UN NADIE PARA DECIR QUE ESTE FINAL ES UN COMIENZO, COMO SIEMPRE PASA CON GALEANO, POR OTRA PARTE

...
Soy un nadie que integra la extraña legión de lectores empedernidos, lectores a toda prueba, lectores hinchalepotas, lectores que sienten un insano orgullo cada vez que pescan uno de esos libros que para qué te voy a contar, mejor leelo.
Como parte de ese colectivo de alienados una vez comprendí que hay libros que se pueden leer y si te he visto no me acuerdo (poné los de Coelho, que, como criticador con fundamento, he leyido), libros que uno recuerda por espacio de tres cafés con leche (alguno de los primeros de Vargas Llosa de cuyo estupor palabrístico me curé en tres días) y libros puerta.
Si señó, libros puerta que son aquellos que, cuando uno los abre pasa al otro lado y, como bien sabemos, dejamos de ser los mismos más que nada porque algunas cosas quedaron de aquel lado de la puerta y ahora hay este otro lado y hamacate, porque cuando pasás no hay vuelta.
Libros que uno no puede paladear impúnemente, que cuestionan al lector ahí donde le duele el callo. Libros que se proponen reventar el espejo en donde nos hemos mirado hasta ahora, buscando por lo menos multiplicar la sospecha, diversificar la mirada, revolverle la tripas satisfechas al sujeto humano que, las más de las veces, se apoltrona con soltura en los best sellers que dicen lo que uno quiere escuchar.
Pongo ahí a Cortázar, Juan Filloy, Juan Rulfo, Ciro Alegría, Liliana Bodoc, Jorge Luis Borges y un largo etc. Y por supuesto a Galeano.
Galeano que te deja sin aliento a través de los tres tomos de las Memorias del Fuego y te quedás pensando que te contaron una historia por lo menos manca de una oreja. Galeano que taladra la cosmovisión dominante haciéndote sangrar por Las Venas Abiertas de América Latina. Galeano que te muestra un hermoso juego más allá de los excesos excecrables de un Niembro o un José María Muñoz o un tantos otros en El fútbol a sol y a sombra. Galeano que destroza a palabrazos esa tendencia a la negación del propio cuerpo y el afecto en El Libro de los Abrazos. Y así podría seguir todo el calendario.
Galeano que amaba las palabras, que las cuidaba, que las afilaba para que siguieran cortando. Galeano que peleaba contra esos frascos vacíos que andan por ahí con las etiquetas de costumbre: patria, amor, revolución, tratando de restituírles la sustancia perdida.
Galeano que decía las cosas sin volutas dóricas para que las ideas -bravas y jodidas- que encerraban sus palabras pudieran hacerse carne.
A Galeano no lo voy a extrañar, porque si hay algo vivo son las palabras que escribió y en esas palabras él vive así como viven todos los nadies a los que nos dió voz y corporeidad.
No murió Galeano. Aunque haya muerto Galeano.
No mueren, nunca mueren, las cosas que siempre comienzan.
Como aquello que escribió del Che:
...
El nacedor
¿Por qué será que el Che tiene esta peligrosa costumbre de seguir naciendo? Cuanto más lo insultan, lo traicionan, más nace. Él es el más nacedor de todos. ¿No será porque el Che decía lo que pensaba, y hacía lo que decía? ¿No será que por eso sigue siendo tan extraordinario, en un mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan, porque no se reconocen?
...
También Galeano es un nacedor. Y un nacedor, por definición, nunca muere.

LA MUERTE OCURRE PARA QUE EL NACIMIENTO SEA POSIBLE

...
¿Qué es la muerte para usted ?

Depende de la hora del día. A veces me angustia. A veces le tengo miedo. A veces me resulta indiferente, y otras veces, las más frecuentes, creo que la muerte y el nacimiento son hermanos. Que la muerte ocurre para que el nacimiento sea posible. Y que hay nacimientos para confirmar que la muerte nunca mata del todo.

¿Le temió a la muerte en el momento de su enfermedad?

No. Ya habíamos tenido otros encuentros. Estamos acostumbrados, somos íntimos.
...
Evitaremos llorar.
Mejor leamos:
...
"Cuando está de veras viva, la memoria no contempla la historia, sino que invita a hacer la, más que en los museos, donde la pobre se aburre, la memoria está en el aire que respiramos. Ella, desde el aire, nos respira.
Es contradictoria, como nosotros. Nunca está quieta. Con nosotros, cambia. A medida que van pasando los años, y los años nos van cambiando, va cambiando también nuestro recuerdo de lo vivido, lo visto y lo escuchado. Y a menudo ocurre que ponemos en la memoria lo que en ella queremos encontrar, como suele hacer la policía con los allanamientos. La nostalgia, por ejemplo, que tan gustosa es, y que tan generosamente nos brinda el calorcito de su refugio, es también tramposa: ¿Cuantas veces preferimos el pasado que inventamos al presente que nos desafía y al futuro que nos da miedo?
La memoria viva no nació para ancla. Tiene, más bien, vocación de catapulta. Quiere ser puerto de partida, no de llegada. Ella no reniega de la nostalgia, pero prefiere la esperanza, su peligro, su intemperie. Creyeron los griegos que la memoria es hermana del tiempo y de la mar, y no se equivocaron.
"

miércoles, 25 de enero de 2012

SE VE CLARITA LA MUTILACIÓN

Eduardo Galeano escribió Los Nadies para defender a Los Nadies, para que Los Nadies sean menos Nadies. Moria Casán nunca lo entendió. Pero es bueno enterarnos que lee a Galeano aunque no lo entienda. Algo es algo.
...

sábado, 15 de enero de 2011

ECONOMICIDIOS

...
Quizás pueda ayudar a la discusión éste artículo que escribí para el último número de la revista Mavirock.
...
A propósito...
...
Algunas veces me pongo a pensar (no siempre, no hay que recalentar el seso) en lo que hemos hecho con nuestra sociedad. Digo "hemos" porque, dado que vivo en esta sociedad que critico, algo tengo que ver en su estado actual. O sea, el quilombo que nos atraviesa es en parte, mi culpa. Sin duda no tengo el mismo grado de responsabilidad que un tipo que deja sin trabajo a miles de personas o las manda a matar porque le conviene a sus apetencias políticas. Pero sí que tengo responsabilidad al reproducir un status quo  en donde ese tipo puede hacer lo que hace sin que a nadie se le mueva un pelo. Sin que se nos mueva un pelo. Parafraseando a la Biblia, incluso si se movieran, hasta el movimiento de nuestros pelos está previsto. Y me pregunto. ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿cómo cornos vamos a salir del embrollo? (eso si tenemos ganas de emerger de él). No lo sé. No tengo ganas de despertarme un día sintiéndome como estas personas que se tiran de un edificio, se arrojan delante de un tren o toman agrotóxicos para dejar de sufrir el dolor de ya no ser, la angustia de sentirse descartables, nadas, nadies, sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos...(Eduardo Galeano, aunque no hacía falta decirlo)