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El día viene torcido, en la calle hubo suelta de boludos y entre los nombrados me debo incluir ipso facto por lo que tenemos boludo suelto cordero atado parafraseando a Los Redondos y hoy habría que tener los ojos ciegos bien abiertos.
Cansado hasta el fondo de los huesos de tanto lugar común hecho música, harto de los gorgoritos que escupen palabras previsibles en el orden esperado, que se precian de interpretar lo que "quiere la gente" confundiendo lo popular con lo masivo, el gesto contrariado de una oreja lastimada por el martilleo continuo de esos éxitos que mienten una vida que escapa en la dirección contraria para no quedar atrapada entre las frases hechas que esconden la cimitarra bajo el poncho.
"Oh I need the bathroom"
Tarareo para mi mismo, siguiendo los compases de la canción de Focus.
"Oh keep on fighting"
Repito "Oh keep on fighting" como un mantra, casi como el grito de guerra maorí Ka Ora Ka Ora, Ka Oke Ka Oke ("quizás vivamos, quizás muramos"). Allí afuera está la bestia y yo soy la bestia, soy parte de esa bestia que supimos conseguir, ese animal resbaloso, la humanidad que corre tras su cola como el perro mientras conjetura que ese desplazamiento circular es un avance.
Ladra un replicante que el mundo es así que si la vida te da limones te hagas una limonada, si te da pólvora te hagas una granada, si te da cianuro te transformes en Yiya Murano y ¿esperas la respuesta a semejante falacia?. Pero esa respuesta adquiere la misma lógica de la afirmación, uno dice que la cosa es así y el otro que si es así habría que adaptarse a eso que es así. Están tan quietos, tan inmóviles, tan piedra y cemento, que da asco. Simulan moverse, los compases remedan la alegría pero no se dejen engañar, están muertos.
"Esta es la tierra muerta" dice Thomas S. Eliot en el poema "Los hombres huecos": "Somos los hombres huecos/los hombres rellenos de aserrín" esa letanía de ritmos que agitan apenas la superficie del agua "Los ojos no están aquí/no hay ojos aquí/en este valle de estrellas moribundas/en este valle hueco". Existe la tentación de pensar que la mirada surge de esos ojos que no están, pero no, son solo pantallas que repiten la mirada, la dirección y la intensidad de la mirada sugerida y no se apartan ni un ápice de lo indicado incluso cuando creen apartarse de lo indicado.
"Oh I need the bathroom"
Repito.
"Oh keep on fighting"
Se escurre la esperanza que es la posibilidad de conjeturar un paisaje distinto en algún punto que está más allá de las narices. Huye despavorida porque se pasea vestida con un imponente traje de color rojo con lunares amarillos pero los ojos huecos prefieren remedar al bufón que viaja sobre el caballo del comisario y no la ven, y cuando la ven la ignoran, y cuando la ignoran deciden volver a morir aunque no se pueda matar lo fallecido.
"Oh I need the bathroom"
"Oh I need the bathroom"
Repito.
"Oh keep on fighting"
Es posible morir dos veces, es posible morir múltiples veces, una y otra vez morir, decidir morir hasta que la muerte sea una banalidad más, camuflada detras del horror que los saltimbanquis nos enseñan a despreciar todos los días. Hasta que pensemos que la muerte, el espanto que acontece a otros es la incomodidad del progreso, el daño colateral del confort. Hasta que esa muerte nos acontezca y la indiferencia, el mal verdadero de este mundo, nos golpee en el pecho.
Cuando se caiga la máscara y el diablo no sea más que una costumbre para asustar a los feligreses, veremos que somos el mal, así como el libre albedrío y también la excusa.
Sabremos que dios es una hipótesis de conflicto y el cielo un lugar para construir.
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1 comentarios:
esa horrible sensación que el pelpa se está acabando...una vez mas...
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