"La locura no se puede encontrar en estado salvaje. La locura no existe sino en una sociedad, ella no existe por fuera de las formas de la sensibilidad que la aíslan y de las formas de repulsión que la excluyen o la capturan." Michael Foucault.
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Probablemente sea un lugar común (intelectual) hablar de la locura en términos foucaultianos, pero en mi caso es inevitable pensarla en una sociedad que es, como indicaba Norbert Elías, una compleja red de interdependencias.
Y hablando de interdependencias.
Quienes ordenaron la demolición y la represión en el Borda sabían que sus acciones traerían consecuencias en los pacientes del hospital. A menos que estemos tratando con un hato de estúpidos que no pueden medir las consecuencias de sus acciones.
Y si conocían lo que podía pasar y de todas formas siguieron adelante retumban las palabras de Paul Ricoeur (un recorte bastante arbitrario, por otra parte): "El efecto más visible de esta extraña experiencia de pasividad que yace en el corazón del obrar mal es que el hombre se siente víctima precisamente por ser culpable".
¿Alguna conclusión?
No. La verdad que no. En este caso con Miguel de Unamuno digo "Si yo vendo pan no es pan, sino levadura o fermento".
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