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Por si la caterva de paparulos que votaron al PRO no se había enterado (cosa que dudo mucho) el Papanatas de la Casa Rosada (ahora roja de vergüenza) tiene sus equivalentes continentales que desempeñan el mismo papel que le cabe desplegar en estos días al fisurado. Esto es, ser las cabezas visibles de la restauración conservadora en marcha en todo el continente.
Para eso están Henrique Capriles en Venezuela, Jorge "Tuto" Quiroga en Bolivia, Guillermo Lasso en Ecuador (cuyo movimiento se llama "CREO") y Aécio Neves en Brasil. Todos tienen en común sus escasas dotes intelectuales, un marcado desprecio por las mayorías populares (aunque necesiten engañarlas o convencerlas para que apoyen lo que se traen abajo del poncho) y sobre todo y ante todo, una alineación más que automática con los postulados del ex-gran país del norte que intenta reconstruir su hegemonía a riesgo de llevarse puesto al mundo completo y aledaños.
Todos los nombrados son parte (la parte fungible, aunque ellos se crean porongas) de un movimiento mayor que consiste en reestructurar la dominación político-económica de EE.UU. perdida hace ya tiempo y en disolución contínua. Para poner blanco sobre negro, quien tiene el chupetín por el palito nunca lo dice. Simplemente tiene el poder y no hace falta que lo diga. Pero cuando el tipo comienza a decir que él es el más macho de la cuadra, el masculino alfa, el patrón de la vereda, es porque algo, alguien o alguienes están jaqueando esa posición.
Al cuestionado solo le queda el alarde permanente, el bluff, digamos, cantar falta envido con un cuatro e´copas. Mostrar, como hacen ciertos animales, atributos que ya no hacen juego con la situación real y concreta. Y por supuesto, sumidos en ese trance que no es agradable, atacan y arman coaliciones de ataque allí donde antes solo tenían que tirarse un pedo para provocar horror y desparramo.
No es otra cosa la alianza transpacífico o la probable alianza con la UE que propician desde el norte que no supimos conseguir. Es nada más ni nada menos que intentar ocultar el sol con la mano. Y lo que es peor, una buena porción de saramacoques cree en estos gestos ampulosos y prosopopéyicos porque, como dice el refrán oriental (de Paysandú) cuando el dedo señala la luna, el imbécil mira el dedo.
Los nombrados pertenecen a este último grupo por conveniencia, estupidéz o ambas. Piensan que el mundo aún gira en dirección a Nueva York y que Mayami resume sus sueños de triunfo. Incluso parece que los hechos les dan momentáneamente la razón. Lo que indica esa cortedad de miras que habíamos señalado antes y además, la condición de su entorno en donde parece que nadie puede comprender que incluso para ellos, aliarse con un moribundo no es un gran negocio.
Por eso se juntan a felicitarse por el desastre que están dispuestos a llevar adelante en cada uno de los países que caigan bajo sus caprichos. Y al hacer ésto, al crear una entente conservadora que se respalda en los designios del departamento de estado, nos ponen en una situación peligrosa y explosiva.
Ya lo hemos dicho: nos compran un conflicto que no necesitamos y nos ponen en la línea de fuego, no solo financiera y económica sino además y más que nada, como blanco posible y plausible de enemigos o supuestos enemigos de esa coalición neoconservadora.
Paro claro, pensar que estas reflexiones le puedan ingresar a las neuronas al paparulo que habita la Casa Rosada es mentar la existencia del unicornio transitando los campos de Clorinda. Está, están muy convencidos de que su genuflexión militante los llevará a la gloria. También habita esta certeza el grupo económico que lo sostiene, me refiero a la enervante cornetita. Tampoco han calibrado el tenor de los tiempos que corren y la condición de la historia que huye en otra dirección pese a los esfuerzos que hacen sus amanuenses.
En esta batalla estamos. También nosotros estamos peleando por algo más grande que una Ley de Medios. Es bueno que lo sepamos para no confundir el blanco.