domingo, 17 de enero de 2016

LA POLÍTICA HA MUERTO I

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Antes de comenzar aclaremos: yo creo que uno respira política. Elegir entre helado de limón o de chocolate o ambos contiene una buena porción de política en sentido fuerte y en todos los órdenes de la vida pasa lo mismo. De hecho, declamar que uno es "apolítico" es una de las maneras más perversas de la política.
Dicho lo anterior paso a explayarme acerca del título del post.
Desde hace no menos de doces años (y más también) los medios de comunicación hegemónicos (que representan los intereses de los grupos económicos concentrados, of course) han sembrado en la sociedad la idea de la no política como medio y fin. La no política contiene, y es imprescindible decirlo y comprenderlo, los no políticos (suena a neolengua ¿no?). O sea, un grupo de administradores "apartidarios", "sin ideología" (aunque esa sea su ideología) haciéndose cargo del estado y además la extinción de los que sí creen en la política en sentido fuerte en oposicón a esta supuesta asepsia de ideas que oculta un paradigma de exterminio.
De hecho, un no político y una opción no política debe construirse en oposición a los políticos y la política. La única posibilidad de existencia de la no política es la denuncia de la política. Para suplantar la política la no política debe postular que la política es esencialmente un problema. Y los políticos y los que adhieren a esa mirada deben ser combatidos. La no política existe en un vacío y opera en ese vacío. Ese vacío es el fruto de la extirpación de la política. Y de los políticos. Y de aquellos que sostienen que la política (en sentido fuerte) debe manejar todas las variables de una sociedad para que esa sociedad sea plausible.
Cuando la no política se propone exterminar la política también desea anular los mecanismos que la política establece para mediar entre los conflictos que atraviesan a la sociedad y que en una sociedad capitalista giran alrededor de la contradicción entre capital y trabajo, que no es más que la vieja y nunca bien ponderada lucha de clases, en tanto los poseedores del capital y los poseedores del trabajo tienen intereses contrapuestos (los siguen teniendo, a pesar de los sofismas).
Cuando la no política desestima esos canales, los vacía de contenido o recubre su esencia con formalismos vacíos, en rigor lo que ocurre es que los vasos comunicantes entre capital y trabajo se cierran, dejan de existir válvulas que permitan soltar la presión del magma que discurre bajo la estructura de una sociedad de clases.
Ahora sí, estamos en presencia de un abismo. No tanto por su profundidad sino porque marca un espacio que no se puede atravesar con negociación y diálogo dado que si la propuesta es la no política de ello se deriva la desestimación de los políticos como mediadores y de los instrumentos políticos como herramientas.
Si no existe otra mediación que la obediencia a la dominación, y no existen válvulas para que la presión acumulada no provoque un colapso, el escenario presente y futuro es al menos complicado.
Esto no significa que como resultado de este proceso de transformación del adversario político en enemigo de clase tengamos una revolución o un estallido o cosa por el estilo.
Los procesos sociales no son lineales. Son imprevisibles y azarosos (algo que los economistas deberían saber pero se niegan a comprender).
Pero hasta ahora cada vez que un adversario se transformó en enemigo y cada vez que los bandos quedaron aislados y sin posibilidades de canalizar las contradicciones latentes mediante mecanismos institucionales hubo tragedias.
Ojalá me esté equivocando feo.

2 comentarios:

Michael Madison dijo...

Cuando cesan las palabras hablan los puños. O algo así.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, salvo lo de los doce años. El intento de destrucción de la política cómo herramienta de transformación se puede rastrear claramente desde 1930. Con Notorios picos en 55, 70´s 90´s... La Nopolitica es nieta de viva el cáncer, e hija del Algo habrán hecho...
Rodolfo