viernes, 8 de junio de 2012

EL RELATO

Pensando en sonsonetes adoptados como catecismo por la mentada "opinión pública" aparece la palabra "relato". Dicen los que cuentan (que también "relatan") que el relato es distinto de la realidad. O sea, lo que se dice no es contingente punto a punto con las condiciones concretas de existencia. Y lo dicen con un aire de triunfo tal que uno piensa: "-Éstos tipos han dicho algo muy profundo".
Tengo noticias para los tipos y para los que asienten moviendo las cabezas: lo dicho es otra verdad de perogrullo. Pero como con todo lugar común (incluso éste) es necesario desmontar el sofisma.
Resulta ser que nuestra vida es un relato. ¿Cómo? ¿No vivimos entonces? En absoluto. Significa que somos seres simbólicos, esto es, reconstruimos nuestra existencia a través del lenguaje. No es sólo que vivamos, además nos representamos nuestra vida a través de símbolos. ¿Qué es eso alumno Empaminondas? Un "relato" señorita. O sea, todo lo que aparece como nuestra vida, biografía sincrónica (o sea lo que ocurre en paralelo a nuestra existencia singular) y diacrónica (lo que nos ocurre sucesivamente, a nosotros y a la sociedad en la que vivimos) es un relato. De esa forma los otros, los "demás" pueden comprender por ejemplo, cuando uno cuenta que al mediodía comió milanesas con papas fritas (afirmación ésta que parece trivial pero contiene una tal cantidad de encrucijadas que agarrate Catalina).
Volvamos al relato. El relato entonces es nuestra forma de comprender el mundo. O al menos de intentar comprenderlo. No puede no haber "relato". Y por ende, si hay relato, la contingencia punto a punto con las condiciones concretas de existencia (nótese que no uso la palabra "realidad" porque ahí se armaría la gorda) contiene la impronta del sujeto o sujetos que relatan. ¿Acaso les cagué eso de la objetividad? Bueno, era hora de que se desengañaran. Nadie puede "relatar" sino desde su propia mirada, que incluye su construcción como sujeto. Nobody.
¿Entonces? ¿Cómo accedemos al conocimiento con una carga tal de subjetividad? (carga que por otra parte no puede evitarse). En en campo de la ciencia el conocimiento asume una forma especial, es conocimiento científico que tiene como característica central poder dar cuenta de sí mismo. Y ésa condición lo diferencia de la "doxa", de la opinión. La opinión por definición no está sometida a la vigilancia rigurosa ejercida sobre el conocimiento científico (desde cualquiera de las perspectivas epistemológicas a la que uno adhiera).
¿Entonces? ¿Cómo sabemos cuánto se aproxima el relato de la opinión a las condiciones concretas de existencia? Porque podremos inferir que habrá tantos relatos como relatantes.
En el campo del periodismo, terreno de lucha en estos días y en otros también, es en donde estas preguntas son críticas.
La primera condición que otorga consistencia al relato periodístico es la investigación que le precede. Si esta investigación es sólida se habrá cumplido uno de los parámetros requeridos para que el relato periodístico tenga un sólido cimiento. Acá habría que poner el chequeo de las fuentes, la búsqueda de fuentes primarias, la triangulación de los datos, la certeza de las cifras que se exponen, el relevamiento de los escenarios investigados, etc.
Pero, aún con todas esas precauciones, el relato será un relato. O sea, seguirá presente el inevitable componente subjetivo del que relata, del periodista en este caso. Que toma los datos, los interpreta y los comunica.
¿Cómo hacer entonces para regular ese relato?
La forma, al menos la más honesta inelectualmente hablando, es que el relator de cuenta del tenor de su mirada. Que blanquee cuál es el lugar desde donde relata, desde qué biografía relata y cuáles son los presupuestos ideológicos desde los que relata (uy, dije "ideológicos" o sea "ideologia", otra mala palabra por estos días). Y ya que estamos, quién hace posible su relato, o sea, dar cuenta del contexto de producción del relato. ¿Para qué? Para que el que escucha ese relato sepa qué otra cosa aparte de la investigación influye en el análisis que se efectúa.
¿Acaso eso le quita méritos al periodista y a la investigación? En aboluto. Ejercer tal vigilancia (que en ciencia sería vigilancia epistemológica y remite más o menos a lo mismo) refuerza el carácter riguroso y serio de un informe periodístico.
Y para terminar, y ya que hoy es el día en que se recuerdan los fusilamientos de José León Suárez en 1956, hechos "relatados" con magistral pluma por Rodolfo Walsh en "Operación Masacre", tomemos dos ejemplos del escritor y periodista para que se pueda apreciar de qué estoy hablando:
1.-Al comienzo de Operación Masacre Walsh se describe a sí mismo en el momento en que se interesa por la investigación de los fusilamientos. Dice quién es y cuál es su postura. ¿Alguien piensa que "Operación Masacre" pierde rigor periodístico por esto?
2.-En el prólogo de la Carta Abierta que escribió y publicó un día antes de ser asesinado y luego desaparecido, el 24 de marzo de 1977, Walsh también indica claramente cuáles son los motivos que lo llevan a escribir tal carta. ¿Pierde certeza el análisis realizado por esta toma de posición?
De ésto es más o menos de lo que hablo.
Justo hoy, 9 de junio, un día como tantos otros pero tan distinto.
...
Nota:
Ya que estamos, Louis Althusser indica que la ideología interpela diréctamente al sujeto. Por tanto es la manera en que el sujeto se representa que vive. O sea, develar qué elementos juegan en esa representación sería indispensable. Y se me aparece otros franchutes, Barthes y Bourdieu, alertando sobre el análisis de los medios técnidos de producción del discurso audiovisual. Que sería también otra forma de vigilancia básica para comprender quién cuernos habla y desde donde. Y mi cabeza loca se viene andando para estas pampas y me acuerdo de un ensayo de Christian Ferrer "Mal de Ojo" en donde el señor postula que los medios audiovisuales formatean la mirada. Y mejor paro acá o no paro más.

9 comentarios:

Daniel dijo...

Sencillamente magnífico, Dormi. Y le daré difusión en cualquier momento.

José Pepe Parrot dijo...

Daniel:
Chas gracias.
Haga nomàs, haga.

Luis dijo...

Una joya, Dormi y un placer leerte como siempre.
PD: Recuerdo la fascinación de mi pareja con Bachelard, Bordieu y la vigilancia epistemológica, al descubrirlo en la facu hace ya ratazo; y de como trataba de explicárselo al pobre papanatas que tiene por fainá. Ojos abiertos y abrazo.

edu, desde el barrio, dijo...

Muy bueno..Debería invitar a cenar a Sandra Russo. Si quiere lo acompaño.

edu, desde el barrio, dijo...

Luis: eso es lo grandioso de la UBA., te sacude el cerebro...y muchos no lo aguantan. Yo leí las mismas cosas, Foucault incluído. Mamita!!! Y hoy las repito en mis clases (en un terciario privado, y hay que ver las caruchas!)
ABZ a todos.

nilda dijo...

a mi me fue muy facil entender esto desde el manualcito o (manualsito, no me decido) de Berger y Luckman "La construcción social de la realidad" ¿como, que la realidad es una construcciòn? Si, papà. La realidad esta perdida y nos queda su relato. Hay un tipo que se llama Lakoff y hablaba hace 30 años de las metaforas: Segun las metaforas que usamos se configura el relato. Si pensamos al matrimonio como un par de boxeadores en un ring, las consecuencias van a ser muy distintas que si la visualizamos como unos bailarines de tango

H.M. dijo...

Impecable!!!!!
Un abrazo

Julián Otal Landi dijo...

Impresionante compañero! Un muy buen laburo!

Ricardo dijo...

Un post genial.
Gracias.