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Nos vamos a poner de acuerdo. Cuando un locutor dice con toda la boca llena de dientes que el clima es muy bueno, que el día es radiante, que etc, etc., mientras afuera hay un calor de cien mil demonios ardientes, ese locutor está ejecutando una petición de principio. Una petición de principio amparada por una larga propaganda que ha definido, arbitrariamente, que el verano es buen tiempo, que el calor es sensual, alegre, colorido y benévolo y el invierno, el frío, triste, crudo, aburrido.
Noticias para todos esos pensadores que se amparan en lugares comunes.
El verano es buen tiempo para el que le gusta el verano.
Para uno como yo que adora el invierno, que odia transpirar, que detesta el olor del cuerpo humano cuando se amontonan cientos de ellos en los medios de transporte público, que aborrece los programas en vivo desde Mar del Plata, Carlos Paz y Punta del Este, que lanzaría una bomba de silencio sobre Jorge Rial y todos los que morfan de la depravación ajena, que patearía en el medio del tujes al tipo de Crónica que hace la placa de "Estalló el Verano" o " Faltan X días para el verano", para uno como yo, el verano es mal tiempo.
¿Me vas a oponer el argumento de las vacaciones? Entre nosotros: quince días en el mejor de los casos y luego a seguir transpirando bajo el sol yendo a laburar todos los días mientras aprieta la canícula. Soportando las quejas de las boludas/dos que sienten frío por el aire acondicionado y en vez de abrigarse lo hacen apagar.
No gracias.
A mi dejame temblando y con el viento del sur en la frente.
3 comentarios:
Al fin encontré "otro loco" que dice que en invierno se vive mejor... Aunque yo le encuentro algo bueno al verano: que los días son más largos... Claro que desde las 13 hs. me agarra la modorra que qué se yo cuando se me pasa... a veces a las 22...
Adhiero fervientemente...más que fervientemente, diría que desesperadamente...El maldito verano solo le sirve a quien posee una piscina, tiempo para disfrutarla, y aire acondicionado dentro de la casa...y obviamente, esclavos que hagan las compras, trámites, cocinen y otros detalles cotidianos que nos obligan a mover la nariz hacia ese exterior calcinante.
En el taller donde trabajo, cuando por estas épocas llego, transpirando ya a las 7 de la mañana, me reciben con mi propio saludo, que a esta altura es un clásico: "Yo no sé a quien mierda le puede gustar el verano"
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