Los que esperaban que Arancedo modificara un ápice el carácter conservador y reaccionario de la Iglesia Católica argentina, que esperen sentados en un sillón cómodo, muy cómodo.
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Siempre se dedicaron a hablar, mientras ponían a buen resguardo su peculio y recibían alborozados los aportes de los gobiernos de turno. Habría, eso sí, que cortarles las provisiones. Verán lo contentos que se pondrían.
1 comentarios:
No vale, puso lo mismo que se me ocurrió a mí. ¿Cuando se dedicarán a hacer estos dilettantes de la espiritualidad?
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