lunes, 16 de enero de 2017

LA PILETA

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Cuando era pibe, 10 u 11 años ponele, laburé en una agroindustria, lo que en Mendoza llamamos genéricamente "un galpón de fruta". Ahí se preparaba fruta fresca para exportar, mermeladas de gustos varios y frutas desecadas para todo uso.
Era costumbre que los chicos trabajaran en esos galpones durante el receso escolar y hasta la cosecha de la uva en marzo (los que podían cargar un tacho de uva partían entonces a esa tarea). 
La mayoría de mis amigos desaparecían de los juegos cotidianos para ir a ganarse un mango en la temporada. Algunos (como yo) nos prendíamos en el asunto para obtener decadracmas extras para lujos y esas cosas (las zapatillas "adidas" que costaban un Potosí, por dar un ejemplo). Otros, la mayoría, por pura necesidad.
Una de mis primeras y elementales tareas en el galpón fue lavar las paseras. Una pasera, para los que no conocen, es una especie de elástico de cama de madera en donde se extienden las frutas que van al proceso de secado. Luego de atravesar el lavado y azufrado se colocan en las paseras que luego van al playón de secado (al sol, of course). Cuando la fruta está seca la sacan del aparato y la depositan en cajones de plástico. La pasera, que ahora tiene los restos de la desecación, tiene que ser lavada para un uso posterior. Esto se hace en un lavadero a fuerza de cepillo de alambre y agua sucia.
El lavadero y el playón de secado estaban en el fondo de la fábrica. Desde los dos lugares se podía ver la casa de los dueños del galpón. Sobre todo la pileta.
Entrábamos a trabajar a las dos de la tarde, en plena siesta mendocina con 35 grados a la sombra. Munido con guantes de goma y tapado hasta las orejas (nadie quiere pelusa de durazno en el cogote) la emprendía con la mugre. 
Mientras raspaba y raspaba las maderas rebeldes junto con un batallón de pibes veíamos cómo la pileta del dueño comenzaba a poblarse para mitigar el calor que a nosotros nos pegaba en todo el cuerpo. 
Los hijos, primos, amigos e invitados se reunían alrededor de la piscina, resguardados bajo la sombra de varios sauces llorones, y comenzaban una larga tertulia que duraba toda la tarde. Mientras nosotros transpirábamos en la humedad del lavedero o bajo los rayos impiadosos del sol, en la pileta se multiplicaban las risas.
Ninguno de nosotros decía nada, porque además de la incomodidad y el cansancio,  el encargado del galpón recorría todo el lugar y no le gustaba que los obreros charlaran. Por eso estábamos en silencio la mayor parte del tiempo, intercambiando señales como en el truco.
A medida que la tarde avanzaba y los brazos y piernas dolían por el esfuerzo, las carcajadas que provenían de la pileta dolían más en las orejas. Toda la despreocupación de quien tiene el futuro asegurado chocaba con el rostro curtido de los pequeños laburantes que necesitaban deslomarse desde pibes para no quedar fuera de cacho.
Yo iba a trabajar por elección. No lo necesitaba: no nadábamos en guita pero ese dinero era para mi exclusivo uso personal. 
Casi todos mis amigos del galpón laburaban obligados por la necesidad. Si no trabajaban no comían, no tenían ropa o no iban a poder comprarse lo necesario para ir a la escuela. 
Muy rápido aprendí en qué consistía la libertad de mercado: si yo no tenía ganas de soportar el energúmeno que controlaba la fábrica (era un sorete importante, un pobre con ínfulas de rico) lo mandaba a la mierda y chau, a otra cosa. Podía volver a mi casa tan campante y seguir con mi vida. 
Pero la mayoría de mis amigos no podía hacer lo mismo. Porque la necesidad los empujaba a la obediencia y acataban la arbitrariedad del capataz en silencio. No porque no quisieran mandarlo al diablo, sino porque no podían darse ese lujo.
Y soportaban la humillación agachando la cabeza. Niños de 10 y 11 años maltratados por un adulto que profundizaba la explotación. Y como telón de fondo las risas que venían de la pileta.
En todo eso pensaba cuando veía las piletas de la Tupac Amaru destrozadas en Jujuy, en Alto Comedero. En la humillación. 
Hoy se cumple un año de la detención ilegal de Milagro Sala.
Presa por conjurar, al menos por un tiempo, esa humillación.

9 comentarios:

ram dijo...

Dormi. si uno es del norte argentino, si algo sabe es que hace calor, calor que va desde mucho a insoportable y se nota más por la bruta humedad y, simplemente por pasar en la ruta puede verse que lo único que alivia es "la pileta". sea una propiamente dicha, una pelopincho o una acequia entre el asfalto y el campo cultivado. sí, es medio mugrosa esa agüita pero, con el calor....¿quién se hace el delicado? y si sos chico....
Por laburo supe hacer ese "ramal", Perico, Ledesma, Caimancito, Urundel, Fraile Pintado, San Pedro, Calilegua..... y no es dificil sacar algunas conclusiones, primerto. la más obvia, que gerardín 1 es mierda de la peor, peor, sin vueltas.... romper (por el asqueroso disfrute de romper) esas piletas de la Tupac lo pinta de cuerpo entero y queda yapa para esa mezcla de idiota e hijo de puta que es SU público, sería ridículo si no fuera detestable que pretendan "limpiar" de coyas una provincia en la que una cómoda mayoría es coya, o casi coya.... o pariente de coya.
Rata asquerosa, el simpático führer subtropical, ya va a enterarse que no por hijo de puta te vas a salvar cuando la taba te caiga de culo.... todo llega.

José Pepe Parrot dijo...

Ram:
Ojalá

Comandante Cansado dijo...

Lo compartí.

Anónimo dijo...

Pensar que en mi niñez me pase escuchando hablar contra el peronismo a las maestras de escuela que daban clases en unas escuela muy bien hechas de los primeros gobiernos de Peron.

Ahora va ha pasar lo mismo se la van ha pasar dando clase en las escuelas y universidades de los gobiernos k y hablando pelotudeces.

casi pusimos un hombre en la luna los otros nos quieren hacer agrarios y colonia.
y el peronismo siempre atrazando esta patria.

Tienen ojos y no ven tienen orejas y no oyen tienen plunas pelos y madera.

y si, son un caballo muerto con un plumero no hay vuelta que darle al asunto.

José Pepe Parrot dijo...

Comandante:
Comparta tranquilo. Espero que sirva de algo.

José Pepe Parrot dijo...

Anónimo:
No hay peor ciego que el que no quiere escuchar, ni peor sordo que el que no quiere ver.

Anónimo dijo...

Amigos, por favor, miren esta galería de fotos.
http://hd.clarin.com/tagged/barrio-alto-comedero
Son del enero de 2016. Por favor, miren la segunda foto. El sol está alto. La pileta está vacía. Hay por ahí una tela, a modo de cartel, que hay que leer al revés.
La pileta estaba ahí, solo que cerrada. ¿Se imaginan los pibes?

Anónimo dijo...

La Milagro desmanteló (""era un estado paralelo"") muchos negocios sin querer queriendo y eso ni acá ni allá, se lo "pueden" perdonar...
Muy por encima del paisaje pintado, de la experiencia revivida por ud, don experto, los negocios de varios no pueden ser tocados ni expuestos. san se acabó. por lo menos por ahora, y desde hace un poco mas de un año.
Veremos el 19 cómo le va al movimiento de Rafael Correa, dicen q desde aquí le han enviado, a los opositores a ese K ecuatoriano, al emblemático fumón del periodismo podrido transnacional.
Esperemos q no siga el derrame de mala onda continental. Quizás una alegría en el tercer semestre de nuestra peor pesadilla. Cruzo los dedos , toco madera, y repensemos lo del amarillo.

Comandante Cansado dijo...

Dormi: y sí. Uno nunca sabe qué sirve. En un punto hay que hacer lo que a uno le salga, sin pensar que con eso alcanza (me quedan algunos restos de positivismo y ética anarquista, vio :) ).