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No es una novedad, pero siempre duele: a Mauricio Awada y a sus funcionarios les importa un huevo la cultura. Aunque posen de otra cosa. La única cosa que consideran cultura es Tinelli o Violetta. Nada que signifique un esfuerzo para la mente, no sea cosa.
Por eso, la negligencia que produjo la inundación de la mítica librería Helena de Buenos Aires no les importó una mierda. Y el tipo que dice dedicarse a la cultura se enteró por facebook de que la persistente desidia de Mauricio Macri había conseguido destruir una parte irremplazable del patrimonio cultural del país.
No debería sorprenderme, pero cada vez que estas cosas pasan quiero agarrar el bastón sanitario y poner las cosas en orden en la cabeza neoliberal papa en la boca de Awada.
Si, me enojé.
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Y este palurdo quiere ser presidente. Y quizás alguien lo vote, así como lo votaron en Buenos Aires. Y ya que estamos, los que optaron por Mauricio Awada dos veces seguidas también son responsables por lo que ocurrió en esta librería. No culpables, pero si responsables, porque comparten la mirada que tiene Macri de la cosa pública, la cultura y la ciudad. Dejen de hacerse los boludos.
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