martes, 14 de mayo de 2013

SE VIENE EL VALORATON LOGOSÓFICO


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"Existe un parentesco profundo entre el arte, por un lado, y la filosofía y la ciencia, por el otro. No solamente vemos a la imaginación creadora en acción en estos campos, sino que tanto el arte como la filosofía y la ciencia tratan de brindar una forma al caos: al caos subyacente al cosmos, el mundo, que se encuentra detrás de los sucesivos estratos de las apariencias. Existe esta indeterminación del ser en su profundidad, que es el corolario de su potencia creativa, de la cual los infinitos estratos del cosmos representan sus sucesivas determinaciones. La institución de la sociedad apunta a recubrir este caos y a crear un mundo para la sociedad, y lo lleva a cabo, pero es imposible evitar en esta creación la existencia de grandes agujeros, de grandes conductos, a través de los cuales el caos se hace evidente. Uno de estos conductos, quizás el más difícil de obturar para el ser humano, sea la muerte, a la que todas las instituciones conocidas de la sociedad trataron de dar una significación: se muere por la patria, se muere para convertirse en uno de los antepasados que vendrán a reencarnarse en el recién nacido, se muere para acceder al Reino de los cielos, y de esta manera se oculta el sin sentido intrínseco de la muerte.
El arte, por un lado, la filosofía y la ciencia, por el otro, tratan de proporcionar una forma al caos, una forma aprensible para los humanos. El arte lo lleva a cabo a su manera, la filosofía y la ciencia disponen de otra modalidad. En ambos casos, tenemos una creación de formas. La diferencia radica en que el arte, al dar una forma al caos, y para darla, crea mundos nuevos, de una manera relativamente libre. No trabaja bajo la coerción de la experiencia; las coerciones que debe enfrentar son de otro orden, de un orden interno. Pero la filosofía y la ciencia tienden a dilucidar el mundo tal como se nos presenta, lo que les impone una coerción muy fuerte, la coerción producida por la experiencia disponible. Por cierto, la ciencia lo realiza a su manera y en un dominio restringido, el de nuestra experiencia física, y se ocupa de lo que presenta una regularidad esencial en esta experiencia y puede ser explicable. Para la filosofía, no se trata de explicar, ni siquiera, en realidad, de comprender (en lo que se refiere a las disciplinas del dominio humano); se trata de dilucidar. Pero una filosofía no se sostiene si no intenta dar cuenta de la totalidad de la experiencia humana."(Cornelius Castoriadis, "Imaginario e Imaginación en la encrucijada", en "Koinonía", Figuras de lo Pensable, pag. 102 y 103.)
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Sirva esta larga y hermosa cita de uno de mis autores preferidos para dar por tierra con las barbaridades emitidas por Pablo M. Barassi, "experto en gestión de recursos humanos" y "estudiante de la Fundación Logosófica en Pro de la Superación Humana".
Esta cita, ponele:
"Más allá de los espejismos que aparentan reinar y que pretenden llevarnos fuera de nosotros mismos, los seres humanos reencontraremos trayectos que nunca deberí­amos haber olvidado"
Más allá de los lugares comunes que recorre (new age para más datos) contiene un peligroso ejercicio de pensamiento mágico, que no tiene mucho que ver con la praxis filosófica y que apunta, a pesar de la vaguedad de las palabras, a la existencia de un orden primero, un trayecto que ya existía y existe y que hemos "olvidado". Basta descubrirlo, redescubrirlo, y santo remedio. "Más allá de los espejismos".
El quietismo que expresa la afirmación de Barassi es notable. Y además sugiere adaptación. El recorrido ya está ahí, conocelo y seguilo. En eso consiste la vida.
Que lindo che.
Otro ejemplito:
"Pero en su escala de valores recuperará el valor de su propia vida y el de principios y leyes universales a las cuales están sujetas tanto esa vida como la de sus semejantes."
Volvemos a lo dado como premisa. Lo dado como una estructura de cemento en la que el sujeto debería aprender a transitar. ¿Cambios? No no. Jodete. Las cosas ya están ahí. Vos tenés que aprender a aceptarlas.
Se nota porqué se dedica a la "gestión de recursos humanos".
"La logosofí­a trae conocimientos para una nueva forma de sentir y concebir la vida, pero no en forma teórica, sino experimental. Incluso, afirma que el problema no está en el "materialismo", sino en el "oscurantismo espiritual", en nuestra ignorancia y nuestra inconsciencia. La dimensión material es más sustentable cuando hay un sentido verificable de los grandes interrogantes que portamos."
Aja.
Experimental. Tiemblan los epistemólogos. Por fin alguien resolvió ese asuntito molesto de la verificación experimental en la sociedad, cosa que aparentemente no sería ético pero quién te dice, la Logosofía por ahí lo resolvió.
"La logosofí­a es presentada como una doctrina ético-filosófica pero ofrece una posibilidad de la que los grandes pensadores del pasado no dispusieron: la de poder verificar experimentalmente sus propuestas y afirmaciones. González Pecotche, su creador, brinda como precepto metodológico ineludible la necesidad de cambiar el creer por el saber, el teorizar por el vivenciar. Esto no sólo es una garantí­a contra el engaño que tanto abunda, sino que da una base cientí­fica de comprobación donde nadie deja, por ejemplo, el concepto que tiene si no es por algo mejor."
Ahí tenés todo el paquete junto: teoría, verificación "experimental" y la garantía contra "el engaño que tanto abunda". Una mezcolanza de verificación experimental, con una base científica para comprobar vaya uno a saber qué, y por supuesto, superando a los grandes pensadores del pasado que vivían en una nube de pedos.
Repito lo que acá ya hemos dicho pero sirve volver a decirlo, en este caso: hace falta laburar bastante y bajo coerción de la experiencia, para intentar darle una forma al caos. Las soluciones mágicas son, en definitiva, un engaño, el ofrecimiento de un atajo que no es tal. Son los balbuceos pretenciosos de quienes han decidido cómo son las cosas y nada más se limitan a la descripción de lo que suponen.
El trabajo filosófico, arduo, sistemático, que nos lleva la vida en la búsqueda de sentido, bien gracias.
Menos mal que existe Castoriadis y otros como antídotos para estas cosas.
Así sea.

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