miércoles, 29 de agosto de 2012

AL PASO

Un par de cosas que llevo atragantadas desde hace un tiempo. Una tras otra sin orden ni coherencia para respetar la costumbre.
1.-Sin autocrítica no hay proyecto que funcione. ¿Por qué? Porque la autocrítica es la retroalimentación necesaria para ratificar, rectificar, modificar, corregir, abandonar, etc. Sin ese movimiento de la razón, sin esa reflexión todo se reduce a acertarle a un blanco a ciegas, un blanco que esperamos que esté ahí a fuerza de fe. Y la fe sirve muy bien a los fines religiosos, pero la construcción de una sociedad mejor, requiere otras herramientas.
2.-¿Asi que la política no tiene que entrar a la escuela según Rodríguez Larreta? Bien, entonces habrá que cerrarlas a todas. Porque sin política no hay escuela. Así de fácil.
3.-Estoy un poco cansado de las amenazas publicitarias. No caerá sobre mi ni sobre el mundo alguna maldición bliblica si me niego rotúndamente a comprar las chucherías que ofrecen a los gritos. Prefiero a los vendedores de Constitución vendiendo panchos. Porque nada más venden panchos. Y uno si quiere compra panchos, no futuros venturosos.
4.-Hablando de estar cansado, me tiene la paciencia al límite el coso ése, DT del Real Madrid. Mourinho creo que es su apellido (no tendría porqué conocerlo pero resulta que los medios serios reproducen las pavadas que dice hasta la náusea misma). No es un vanguardista, ni un transgresor, ni un tipo que va delante de sus pares, ni aportó nada nuevo al remanido mundo del fóbal. El tipo es un flor de pelotudo que cuando abre la boca demuestra su condición de estúpido. No se puede calificar de otra forma a alguien que se postula a sí mismo como el mejor. Pero ¡ay! los que analizan estas absurdas declaraciones casi son tan absurdos como el mismo Mourinho y se hacen llamar periodistas deportivos. Es una pena que no haya más Bonadeos y menos Walter Quijeiros. Y encima Pelé anda suelto...
5.-El periodismo del espectáculo sigue en la lista de mis causas perdidas. De lo único que no escucho hablar es de la calidad artística de uno u otro espectáculo: digamos, apreciaciones estéticas, formales, de contenido, etc. O sea, todo aquello que uno espera sea el sustrato del laburo de un periodista que se dedica al espectáculo (no digo el arte, porque uno dice arte y la "gente" arruga la napia como si olfateara mierda fresca). Lo que sí hay es una muestra a todo color de las miserias humanas de los ¿protagonistas? de éste o aquel espectáculo. Con profusión de culos en 3D y chusmerío barato. Todo ello tratado con una tal profundidad que parecen estar hablando de la proliferación nuclear que nos aqueja. Ya ni siquiera funciona aquello de primero lo urgente. Ahora es, primero lo superficial, que a fuerza de repetición se transforma en una profunda deformación que nos duele por todas partes.
Dicho todo lo anterior, se finish. 

0 comentarios: