lunes, 25 de junio de 2012

SUBTERFUGIOS II

Habiendo repasado los pasquines más rutilantes del universo informativo argentino he descubierto otro argumentito traicionero que engalana las páginas de esos diarios que esgrimen la independencia como estandarte: dicen, con la mayor premura, que el Mercosur y la UNASUR quieren "castigar" a Paraguay.
Como si fuera un niño que se ha portado mal. Y usando la generalización para indicar además que el "castigo" alcanzará a todos los paraguayos. De esta forma, el hilo argumental intenta hacernos creer que las sanciones al gobierno de Franco recaerán en todo el pueblo paraguayo, perjudicándolo.
Mediante esa vía el Mercosur y la UNASUR, y más que todo, los presidentes de los países involucrados, aparecen como unos tipos malévolos, sin escrúpulos, que "catigarán" a Paraguay y a todos los paraguayos.
Malos malos malos.
Otra vez: no ha lugar.
Las sanciones, si es que se concretan, afectan al gobierno de Franco (Franco, lo escribí y me acordé del otro Franco, ese que era un generalísimo) en su ilegitimidad y, en todo caso, propenden a que se reconstruya la institucionalidad que ha sido puesta en jaque (diría que Jaque Mate en cualquier momento si prospera el golpe). Eso de ninguna manera es "un castigo" a Paraguay. Al contario.
El que debe ser llamado al orden es Franco. Y todos los que lo apoyan. Ellos sí, si se recuperan los mecanismos democráticos, serán "castigados". De hecho Lugo, pese a su timidez, era para ellos un castigo.
Pero bueno, qué espero yo de los periodistas que tenemos en los medios serios.
¡Voto a chápiro!

3 comentarios:

Moscón dijo...

Son los mismos que siguen confundiendo Estado con Gobierno,o habitantes con ciudadanos,o derecho con un permiso para cagar a los demás.

Daniel dijo...

Y el asunto de la seguridad jurídica, no lo meten acá?

Luis dijo...

Es que al Evokristinachavismo que impera en nuestro ispa y el resto de los gulags latinos ya no les alcanza con una dictadura local, y quieren imponerla al Paraguay liberado de Franco. En España y el Vaticano se nos cagan de risa cuando se acuerdan que existimos.