sábado, 12 de mayo de 2012

THANK YOU FOR NOT SMOKING

¿Se acuerdan de ésta escena?
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Algunas veces, sobre todo cuando viajo en El Roca (y viajo en ese infierno sobre rieles de lunes a viernes) me encantaría transformarme en Robocop para recordarle a varios, a la manera del citado, que no se puede fumar arriba del tren. Es más, que si uno está parado en la puerta del tren con un pie afuera y otro en el anden, y está fumando, todo el humo ingresa como Francisco por su casa al interior del tren. Que si estás parado en la puerta abierta del vagón mientras el mismo cabalga los rieles (con el riesgo que eso implica) y estás fumando, todos los pasajeros inhalan ese humo. Que si apenas te bajas del tren (en el anden, en medio de la multitud) y prendés un cigarrillo, un montón de personas que no fuman se fuman el pucho que llevás en la boca.
Porque, señor fumador, no se puede fumar dentro del tren, ni en la estación de tren, ni en lugares públicos cerrados, etc. Y los carteles están ahí para recordarles lo que no parecen entender. PROHIBIDO FUMAR es una frase bastante clara al respecto ¿no es así?
Y no parece interesarles a esos señores fumadores, que haya cerca niños, embarazadas, no fumadores, etc. Les importa un pito. Están con el dedo encima del encendedor esperando la primera oportunidad que tengan de prender un cigarrillo, dando bocanadas al aire que apestan a todo el que tenga la desgracia de venir atrás de ellos tratando de escapar del humo, cosa que no es simple cuando uno viene apretujado en medio de una marabunta de pasajeros que buscan la salida.
¡Cómo me gustaría ser Robocop en esos momentos! ¡La de agujeros en las paredes que dejaría!

3 comentarios:

Cosmocosme dijo...

En esta no coincido. Los fumadores bien sabemos lo que padecemos y no nos hace ninguna gracia molestar a la gente.
El tabaquismo es una enfermedad, no un vicio.
Y estoy un poco cansado que se nos trate a los fumadores casi como si fuéramos delincuentes viciosos cuando el tabaquismo es una patología, tan patología como la adicción a las drogas, como el alcoholismo, como el juego, o como la obesidad.
Tratar al fumador (me refiero al adicto, no a quien fuma un par de puchos por día) de esta manera es análogo a putear a un obeso cuyo cuerpo no permite sentarnos en un bondi porque ocupa casi dos asientos.
Espero que no moleste mi comentario; aprecio este blog y como lo aprecio me parecería de alcahuete no intervenir cuando hay disenso.

Saludos.

H.M. dijo...

Fui fumadora, cuando se es adolescente, se suele ingresar en el vicio para hacerse notar, para "ser grande" y, de adulto cuesta un montón alejarse del pucho.
No me parece igual ser gordo que ser fumador. Parto que la gordura es una enfermedad en la cual no influimos en su aparición y, el fumador, se inicia porque quiere. Que se empieza de chico... que no se sabe lo que se quiere... pero se inicia el que quiere (aunque no sepa lo que quiere).
Como ex-fumadora soy quisquillosa con los que tienen el cigarrillo en la mano, olor en el pelo y puntos negros típicos en la piel...
En la fila del colectivo (aire libre aunque super contaminado) también va el humo a la nariz de los "vecinos" y, al llegar a mi casa tengo olor -que a mi me resulta desagradable- en la ropa.
Esto lo descubrí cuando dejé de fumar... descubrí que mi placard tenía olor, descubrí sabores, además descubrí que tenía dos manos... ya que antes, una de ellas era portadora del pucho... Es que fumaba más de 40 cigarrillos diarios... Cuando me hacían notar que fumaba mucho, prendía un cigarrillo (a veces con otro esperando en el cenicero).
Qué quiero decir??? que el fumador no entiende ningún cartel, ninguna prohibición... En ninguna adicción se entiende. No sirven. Hay que educar para el no inicio y, si ya se inició hay que esperar el "clic interno" y ayudar para que se produzca.

Cosmocosme dijo...

Con todo respeto, Hilda. Tanto en la obesidad, como en el tabaquismo, no se "ingresa porque se quiere", así, a secas.
Hay tendencias pre establecidas que hacen que unas personas sean más proclives que otras.
Según algunas teorías médicas (la mayoría, las que se utilizan para operacionalizar metodológicamente tratamientos de recuperación), la compulsión (sea para comer, o para fumar, etc) es un síntoma de una patología previa (por eso las comillas) y no la patología en sí misma. Puede tomar diferentes formas. Algunos prefieren comer a destajo. Otros fumar. Otros, hacer cosas aún más dañinas.
Por supuesto que no es lo mismo inyectarse heroína que ser obeso o fumar: Pero desde el punto de vista patológico, estamos ante la presencia de una misma estructura de comportamiento.
Coincido, no obstante, conque en ninguna adicción se terminan de comprender las prohibiciones.
Y lamentablemente, las adicciones son de por vida: Dejé de fumar tres años, y voví hace unos años, y con todo...
A la espera de poder dejar nuevamente, saludos.