viernes, 3 de junio de 2011

EL CATECISMO

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Cuando era niño, purrete, gurí (allá lejos y hace tiempo) me mandaron a estudiar catecismo a los efectos de que tomara la comunión y abandonara mi condición de infante abominable. Para tal fin concurría a la casa de Doña Panchita, una buena señora que enseñaba los misterios de Dios a los niños de la barriada. La mujer, buena como el pan y con una paciencia infinita, nos machacaba los asuntos que estaban detallados en un simpático librito con tapas verdes en donde había una serie de preguntas con sus correspondientes respuestas. Era éso lo que aprendíamos, como loritos, y de vez en cuando Panchita nos aclaraba algún punto para que no hiciéramos cuestionamientos lindantes con la herejía.
De esa forma, los dogmas de la iglesia católica, a fuerza de repetición (una especie de hipnopedia menos sofisticada) quedaron grabados como una programación básica que de vez en cuando aparece ante la presencia de algún estímulo ad hoc, como axiomas que no resisten el análisis desapasionado que uno haga de ellos. En fin, un simple adoctrinamiento apenas disimulado por la bondad de la transmisora.
En la actualidad, muchos partidos, agrupaciones, rejuntes y asociaciones ilícitas con fines inconfesables,  formatean a sus adherentes mediante una técnica similar a la usada por Doña Panchita apelando a su propia versión del catecismo. En esos libros cada cosa tiene una respuesta (cerrada, infalible, válida para todo tiempo y lugar). Esas respuestas se transforman en un automatismo que los militantes utilizan para responder cuando uno les pregunta acerca de sus convicciones. Cada x tiene una correspondencia par a par con cada y. Entonces, si uno consulta su opinión sobre el Congreso dirán cosas como "Es un nido de cotorras" y el estado de la economía conseguirá un "inflación galopante", repitiendo el catecismo aprendido en largas sesiones de militancia. Cabe acotar que la misma pregunta conseguirá la misma respuesta, una y otra vez.
Como las respuestas automáticas de los niños de Doña Panchita.

9 comentarios:

Daniel dijo...

Los credos metidos a fuego. Y lo que sucede luego es que respondemos en función del credo y no por registro de la situación. Registrar; sentir y entender como nos suena la cosa adentro nuestro.

Silvina dijo...

ME HICISTE ACORDAR!!! para la comunión eran 100 preguntas y para la confirmación 200...y las sabíamos de memoria!! jaja

(hola :), como dicen todos: tengo todos tus discos recién ahora comento je)

Silvina dijo...

http://www.obracultural.org/textospdf/catecismo.pdf

Te dejo el link...pero yo creo que el que memoricé era distinto, aunque empezaba con eso de "soy cristiano por la gracia de dió" ja

roberto dijo...

Por eso no leo clarín, no quiero
repetir como loro sus dogmas. Es
el moderno catecismo ilustrado
según san bergomagnetto.

Moscón dijo...

Ja! Reflejo condicionado idelógico.
Reforzado con un"no puedo estar equivocado"de la dosis de soberbia que nos toca a cada uno.
Amón

José Pepe Parrot dijo...

Unfor:
Desconectarse de la realidad y reemplazarla con un relato que nos contenga y haga sentir cómodos.
Abandonar esa red de seguridad, en fin, pensar, es y siempre será un riesgo para todo catecismo.

José Pepe Parrot dijo...

Silvina:
Y eso que canto mal.
Si, las 100 preguntas. Que lo parió.

José Pepe Parrot dijo...

Roberto:
Yo añadiría otro par de catecismos, por lo menos.

José Pepe Parrot dijo...

Moscón:
Como perritos de Pavlov...