Esa maldita memoria que se nos escapa.
Cuando la perdemos
vuelven los monstruos.
Una y otra vez, una y otra vez.
De tanto olvidarlos
nos convertimos en ellos
y no hay nadie en el mundo
que pueda advertir la diferencia
entre un monstruo y su disculpador.
...
...
Y los monstruos se están relamiendo
amagando desde la oscuridad:
acechando,
esperando.
...
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