Les presento a un amigo, Claudio Loser. Pese a su apellido o gracias a el, el tipo estuvo metido hasta los sobacos en el FMI. De ahí su típica piedad friedmaníaca a prueba de pruebas. Porque de la crisis del FMI y de sus recetas monetaristas neoliberales hay evidencias en todas partes, muertas y vivas.
Pero, como es costumbre en estos funcionarios (nunca dejan de serlo, están siempre listos), la culpa debe colocarse sobre las víctimas de los experimentos neoliberales de los Chicago Pibes.
No hay que dejarse engañar por el deliberado oscurecimiento del discurso al que recurre Loser, lo que argumenta, la excusa que utiliza, es tan vieja como los fracasos del friedmanismo en el mundo: el problema es que no los dejaron aplicar con todo el rigor que deseaban las recetas del FMI.
Eso sí, no esperen autocrítica alguna. No no. Al contrario. Es como un canto de alabanza lo de Claudio.
Eso sí, no esperen autocrítica alguna. No no. Al contrario. Es como un canto de alabanza lo de Claudio.
Que lindo Loser. Una pinturita.
...
...
Nota:
Ya me extrañaba que no lo hubieran llamado a Don Loser para defender la posición del FMI. Es uno de los más indicados: estuvo adentro del tongo, fue funcionario "para el Hermisferio Occidental" y es un acérrimo neoliberal que vive dando conferencias magistrales sobre los errores del FMI. Menos mal que subsanaron el olvido al que se había sometido a esta lumbrera.
...
5 comentarios:
En nota a Colm Tóibín (periodista/novelista irlandés) publicada en The Guardian, en noviembre -cuando Irlanda y el FMI-, el artículo comienza con una interesante anécdota, que por ahí lo contradice un cachito a Loser.
Pongo el link http://alturl.com/bigse -la nota está en inglés- y traduzco -elementalmente- la primer parte:
“En la primavera de 1985 mientras realizaba un reportaje sobre el juicio de Leopoldo Galtieri y los otros generales argentinos por delitos de lesa humanidad en Buenos Aires, me pidió un amigo que vivía fuera de la ciudad si podía recoger a dos tipos de [norte] América en una mañana de sábado en un hotel centro de la ciudad e ir con ellos de San Isidro en los suburbios. Íbamos a pasar el fin de semana navegando en el Río de la Plata. En la estación de tren mientras esperábamos, descubrí que los dos estadounidenses se encontraban en la ciudad para hacer frente a la crisis económica que estaba afectando a la Argentina en las postrimerías del gobierno de los generales. Uno de ellos era del Banco Mundial y el otro del FMI. Cuando el tren se puso en marcha, yo comentó sobre lo que me parecía un servicio excepcional, con frecuencias cada media hora, incluso durante la noche, y los boletos eran increíblemente baratos. Los dos americanos se miraron, y, a continuación uno de ellos me dijo que esto no sería permanente, que no tenía sentido, que habían estado estudiando los aspectos económicos del transporte público en la ciudad, y el sistema era una locura. Sería más barato, dijo uno de ellos, pagarle a la gente para ir en este tren que mantener la actual forma de venta y control de los boletos, especialmente si se incluyen los costos de los planes de jubilaciones. Disfrutalo mientras dure, dijeron, porque no continuaría existiendo de esta manera durante mucho más tiempo.
Cuando les dije lo que estaba haciendo en Argentina, se mostraron un tanto aburridos. Cada día los testigos venían a la corte para hablar de cómo habían sido detenidos ilegalmente y torturados. La mayoría de las historias eran horribles y sobrepasaban lo increíble […] Por último, mis amigos estadounidenses dijeron que creían que era una pérdida de dinero y una pérdida de tiempo. Argentina, económicamente, dijeron, era un caso perdido, en desesperada necesidad de una reforma fundamental. El juicio fue, en el mejor de los casos, una distracción. […] Recuerdo que una noche, nos dirigimos desde el hotel hasta un restaurante en un taxi, y nos encontramos que las calles estaban bloqueadas, por un grupo de manifestantes enojados, con pancartas sobre los despidos y los recortes salariales. Uno de los tipos, con mucha rabia, apenas pudo contenerse en el taxi. Esto era lo último que Argentina necesitaba, dijo. Las protestas de este tipo no eran sólo una pérdida de tiempo, sino una irresponsabilidad. El país iba a tener atravesar años de dificultades, dijo, para llegar a una posición que le permitiera comenzar nuevamente. No había opciones. Argentina no sólo estaba en la ruina, sinó que también debía una fortuna y los costos de los servicios públicos eran extravagantes. Protestar no tendría la más mínima diferencia. Me acordé de mis amigos americanos cuando esta semana llegó la noticia de que una delegación de la UE y el FMI a Dublín el jueves.” [la nota acá continúa ya con el tema Irlanda]
Así entonces, medito, reflexiono profundamente, y para no arruinar el comentario dejando una puteada, mejor no digo nada.
Un loser, totalmente.
No sé ustedes, pero yo propongo la canonización de este loser, de singh y de la terminassian.
Hay que reconocerles de una vez su tarea evangelizadora en el óceano de salvajes que somos nosotros, los sudacas.
Publicar un comentario