Asqueado, como cada vez que me mandan estas porquerías, lo compartí con el socio autor de este Blog, Don Ringo.
Don Ringo, que si algo tiene es olfato periodístico, indagó acerca del origen de la información (la tabla comparativa que figura en el correo electrónico) y ¡bingo!, lo encontró.
Aunque debo decir que el descubrimiento no me dió tranquilidad alguna: la fuente de esta Tabla Comparativa era una noticia de la Subsecretaría de Medios del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Esto es grave. Muy grave. Porque indica que la salida es reprimir. Castigar desde la más temprana edad. Castigar es la respuesta. Nada más.
Pero por si faltaran indicios hay otras noticias mucho más preocupantes aún:
Y hay más.
Los culpables. ¿No era que no había que publicar los rostros de menores? Pero claro, son menores delincuentes. Apenas les pixelaron un poco la zona de los ojos. Y encima son menores que vienen de la villa. Duro con ellos.
...
El hambre es un crimen que aniquila el prodigio de la vida. Debe ser detenido. Sí o sí. Los niños y las niñas son el más noble patrimonio de la sociedad argentina. Los niños son de todos, si comen o no comen, si van a la escuela o la abandonan, si lloran más de lo que ríen. Es deber moral y político de toda la sociedad modificar este estado de cosas. La provincia de Buenos Aires -como el resto del país- tiene hoy la responsabilidad política, moral y cultural de dar a cada niño una vida que merezca ser vivida.
El Gobernador Daniel Scioli con sus políticas públicas no está nutriendo, abrigando, abrazando a nuestros niños, que son los modos de ejercer el amor y la esperanza. Por el contrario su única y publicitada acción de gobierno es penalizar a los niños más niños a través de bajar la edad de imputabilidad. Como si nuestros hijos fuesen los responsables de la pobreza, del hambre inexplicable, del desempleo, de la degradación de la escuela pública, del desmantelamiento de nuestros hospitales. Pero domicilian a nuestros niños, con obstinación furiosa, en los fríos y duros artículos del Código Penal, colocando la alegría de nuestros pibes en vías de extinción.
Deviene entonces explicable, pero perverso, no pagar las becas, ni los subsidios, a más de doscientos mil niños y niñas que se encuentran en Organizaciones Sociales como Hogares, Casas del Niño, Jardines Maternales, Centros de Día, Centros Juveniles, Centros de Atención Integral y se los condena a habitar el país del desamparo.
Nuestras Organizaciones, sin otro propósito que la dignidad de la condición humana, intiman al señor Gobernador a abonar las sumas adeudadas y cumplir los compromisos adquiridos, dentro de 10 días.
De lo contrario miles y miles de pibes y educadores, rabiosos de ternura, marcharemos a encontrarnos con su mirada a la Casa de Gobierno “por la sangre unánime de los que luchan por la vida”.
6 comentarios:
Si con lo del olfato periodístico hacés referencia encubierta a mi nariz, ya te voy a agarrar a vo...
Sabés que ayer leía una nota de Anguita en Miradas al Sur, sobre este mismo tema y haciendo referencia también a la información que tiene y da Ragendorfer. Pero lo más interesante de la nota es que Anguita dice "los mal llamados menores". Nunca me había dado cuenta del peso que puede tener esa expresión: no son chicos, son menores. Ya estan judicializados, incluso siendo inimputables.
Ringo:
Hay un artículo en Diario sobre Diarios que habla de ese tema. La forma en que los medios tratan a los pibes. Indica los términos que usan para llamarlos y las veces que se refieren a ellos de esa manera. Así aparecen términos como "pequeños delincuentes""menores", etc.
Ya están estigmatizados. Y condenados.
Ayer había tres "menores" en la puerta del Colegio. Bardeando un poco, es cierto.
Un padre que fue a pagar para que le mantengamos al chico ocupado durante 9 horas, ni bien entró a mi office, me pidió o ¿exigió? que llame al 911, ya que en la puera había tres de los futuros delincuentes, aunque quién sabe, quizás no habría que hablar en futuro, porque con esas caras...
Sonreí, le hice su factura, le cobré y le dije Gracias, vuelvan prontos.
Tres minutos después, entró la portera a pedir lo mismo que el señor.
Mariam:
Ya es costumbre a esta altura. Ya está construido el enemigo. Y es el culpable de todos los males.
Ni la portera, ni el padre que paga para que le tengan el pibe almacenado y no lo joda, ni nadie o muy pocos a esta altura, se hacen responsables. Los burgueses asustados, que son muchos.
Me acordé de lo que decía Diego Chichizola de Pelota de Trapo sobre los pibes de las "cárceles a cielo abierto": nadie te va a decir que está en contra de los derechos de los niños, pero cuando decís que derechos de los niños es que vivan una vida digna, todos huyen en otra dirección.
Meta bala, mano dura. Esto se viene aplicando desde hace mucho tiempo. Y da muy buenos resultados, tal como se ve.
Estigmatizados y condenados… y se olvidan de la fábrica de pobres, de la máquina de exclusión, dice Dormidano.
Pibes, subjetividades en vías de constitución a las que ya se le negaron todas las posibilidades. Niños que se encuentran desprotegidos, vulnerables frente a la pura y despiadada realidad sin posibilidades de un adulto (ni de un Estado) que los ayude a significarla.
¿Cómo se puede condenar a un chico sin condenarnos a nosotros mismos? ¿Cómo se puede sancionar a un sujeto al que la misma sociedad le consumió todas sus potencias, todas sus posibilidades?
Y una vez más me vuelvo a preguntar ¿Cómo se puede seguir siendo indiferente a esto? ¿Cómo puede ser que suene (cada vez con más fuerza) que la solución es bajar la edad de imputabilidad? Si no cuidamos nuestros chicos ¿Qué sociedad estamos construyendo?
“Rabiosos de ternura”. Excelente frase. Me uno a ella
Vae:
El mismo Diego Chichizola al que cito en un comentario decía que la forma en que una sociedad trataba a sus niños hablaba de esa sociedad.
Y habla bastante mal.
También decía que teníamos que cuidar a los niños y no cuidarnos de los niños.
Estamos mal y según se ve, estamos a punto de empeorar.
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