Uno de los mayores problemas que debe enfrentar un boxeador es que le cierren un ojo. Con un ojo hinchado no puede ver de dónde le llegan los sopapos y no los puede esquivar. Ergo, lo hacen sopaipilla.
Algo así puede verificarse en este muchacho que expele estas cosas:
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Uno pensaría que el citado (tapo el nombre dado que algo de pudor todavía tenemos) es un capo de una multinacional, un yuppie de zona norte, ejecutivo de una entidad financiera off-shore, qué se yo, alguien que va a ganar mucha guita con la censura que él mismo auspicia y promueve.
Veamos:
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Si si. Cajero en Carrefour. O sea, un orejón del tarro. Me animaría a decir, un orejón del tarro más orejón que varios orejones del tarro. Con un salario fijo. O sea, el blanco predilecto de las políticas que lleva adelante el candidato que sin duda votó. Al que le va a hacer falta una voz que lo defienda y no la va a tener es él mismo. Quien necesitará una voz que rompa el apagón informativo es él. Y festeja, uno no sabe porqué, que esas voces sean censuradas. Y además, agrego, aplaude de antemano cualquier represión. Supongo que cuando le pongan la vía para desangrarlo aguantará calladito y sin chistar. Porque no hay "Ks".
Otra cosa que hace con su hermoso comentario es confesar los motivos del voto PRO. Al menos éso.
Lo que te decía, un boxeador con los dos ojos fuera de servicio. O como decía el barbudo, falsa conciencia de clase (¡uy, dije clase!). En el barrio diríamos que es un pelotudo bárbaro, pero yo no puedo decir esas cosas.