Mostrando entradas con la etiqueta exotismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta exotismo. Mostrar todas las entradas

jueves, 21 de marzo de 2013

SIGUEN LOS EXITOS

No sé quién dijo ni donde que "no es lo mismo un pobre en España que en Argentina, no me va a comparar Doña Rosa". Seguro, alguno de los lectores podrá refrescarme la memoria que a mi, por viejo y salame, me falla y bastante:
Hoy me acordé de esa petición de principio (que comparte mucha "gente" por ahí) al leer este artículo. Y pensé que podría refutar con solvencia esos dichos. Pero luego pensé que, en realidad, los que dicen "este país de mierda" son a prueba de pruebas, impermeables a las evidencias, inmunizados por su anhelo de extranjería.
Asi que mejor, no me gasto las dos únicas neuronas que este fin de año me está dejando en discutir con irreductibles.

jueves, 16 de junio de 2011

OSHO Y EL ORNITORRINCO

...
El exotismo es una actitud cultural de gusto por lo extranjero que nos invade por todas partes. Los estereotipos elaborados por la visión romantizada de lo otro, extraño, lejano, son establecidos como objetos de deseo por amplias capas de la sociedad.
Seguimos escuchando (aún ahora en tiempos tan globalizados) "-Este país es una mierda, en cambio en Europa/EE.UU./Australia, etc. las cosas funcionan bien". Quien emite esta sentencia por lo general no conoce los países aludidos, no ha vivido en ellos, no ha disfrutado de sus beneficios ni padecido sus problemas. Simplemente conjetura que, como son lugares presentados como del primer mundo, necesariamente son mejores. Y la verdad de la milanesa es que son distintos. En algunos casos mejores, en algunos casos peores, pero ante todo diferentes. Y como son diferentes, las comparaciones deben hacerse, si se hacen, con muchas precaución. Hay una variante novedosa de esta forma de exotismo: las personas que viajan a los países aludidos que vuelven de su travesía maravilladas por los lugares visitados y refuerzan su exotismo: ahora hablan con un supuesto conocimiento de causa. Nótese que las personas que han vivido en el extranjero por lo general son más ecuánimes, y quizás sostengan su exotismo (como actitud cultural residual) pero el conocimiento de primera mano lo atempera.
Otra variante del exotismo es la permanente alusión (new age) a civilizaciones extinguidas como fuente de toda sabiduría. Por ejemplo, los mayas, los incas, los chibchas, los "celtas", los pueblos nórdicos, etc. Sin conocer demasiados detalles, munidos con los dudosos argumentos presentados por gurúes de todo tipo, el sujeto exotista se lanza a proclamar virtudes no comprobadas de esos pueblos: que vivían en armonía con la naturaleza, que eran muy avanzados científicamente hablando, que usaban una forma de comunicación mental que en nuestros días se ha perdido, que conocían y ejercían la magia, y un interminable rosario de características que tienen una sola cosa en común: son conjeturas que en muchos casos rozan el absurdo. Esto no desalienta al exotista que insiste en ingresar en una u otra cosmogonía sin solución de continuidad alentado por su fe irredenta.
Otro tipo de exotismo es el que usa como referencia la religiosidad de otros pueblos para desparramar una postura al menos errada. En este caso las miradas por lo general se vuelven hacia el Oriente: China, Japón, La India, etc. En esta modalidad, la espiritualidad de aquellos pueblos vendría siendo superior por motivos varios (basta recorrer una librería en el sector de "autoayuda" para elaborar una lista de justificaciones que no tendría fin) y por tanto no queda más que adherir a ella. No interesa el detalle de que no son territorios iguales, que cada uno tiene una historia distinta a la propia, que su espiritualidad es además un aprendizaje de cientos de años que da por resultado un sujeto que la mayoría de las veces no se parece a lo que el exotista conjetura. En absoluto. Importa señalar que "hemos perdido el rumbo" y que deberíamos abrazar la fuente de la sabiduría, que como todos saben, está "allá" (la deslocalización de una doctrina de un pueblo a otro implica el desconocimiento y la supresión de la historia misma de esa religiosidad que está impresa en el ADN del pueblo aludido, eso que hacen que sean como son y no como nosotros).
Y hay otro exotismo de cuño reciente, que no se conforma con las referencias temporo-espaciales lejanas pero al menos localizadas en el planeta La Tierra. Este exotismo apela a la sabiduría de las civilizaciones extraterrestres (que nos visitan desde hace años) y la usa como referencia para indicarnos que "hemos perdido el rumbo" y que deberíamos abrazar la fuente de la sabiduría, que como todos saben está "allá".
La frutilla de la torta tiene lugar cuando todos los exotismos antes citados (y otros que a este escriba no se le han ocurrido) se mezclan. Ahí, agarrate que vamos a subirnos al toro mecánico de la historia.
Hay más exotismos dando vueltas por ahí. Y cada uno cosecha legiones de adeptos.
Porque todo es mejor allá lejos y hace tiempo, como cualquiera sabe.